Le Dije Adiós A Las Citas Amorosas

Seis

¿Qué si quiero volver a amar? Claro que quiero, pero antes debo sanar.
D. Senzano


 

TURQUÍA - ESTAMBUL
 

 

ATESH ÖZDEMIR

—Esta sonriendo como tonto.

—Quizá un alien lo secuestro y lavo su cerebro.

—Yo creo que una bruja le dio agua de calzón.

El último comentario me sacó de mis pensamientos y mire a mis hermanos que me observaban como si fuese su próximo experimento, sobre todo Athena.

Debería pensar muy bien como responder a las preguntas que me harían, en especial las de Athena y Sinam, ambos tenían una rara conexión a la hora de investigar o hacer una travesura juntos.

—Ni agua de calzón, ni alien, según mis investigaciones es una chica de ojos verdes. —apareció mamá de algún lugar como un espíritu— Esa sonrisa boba la tiene tu papá cada que me ve.

—Y que decir de ti, te atontas con sólo mi presencia, Cassidy —apareció papá detrás de mamá, ella se cruzó de brazos— Deja a tus hijos hablar tranquilos, luego puedes hostigar sola a Atesh.

—Sólo quiero cuidar de mi hijo Hades.

—Son adultos, confía en ellos Persefone —papá beso a mamá en la curvatura de su cuello y hombro.

—Eww... Vayan a su cuarto papá —dijo Thea cubriendo su rostro con ambas manos fingiendo asco.

Las sonrisas de mis hermanos se hicieron presentes por ese cometario causando un leve sonrojo en mamá.

Antes de dejarnos a solas en el balcón de nuestra casa escuche a papá murmurar algunas cosas mientras nos dejaban, siendo yo la presa de muchas preguntas sin respuesta.
 

—Se supone que él que tiene toda la atención soy yo, por que es mi cumpleaños pero como buen hermano que soy concedo en el día del Rey Sinam, que te maten con preguntas.
 

Las cuatro personas presentes me rodean haciendo una media luna  frente a mi.
 

—Eres cruel, no seré torturado por ustedes. —me cruzo de brazos tal cual niño pequeño. 

Mis hermanas copian mi gesto alzando una ceja en mi dirección y se que que si no hablo mi estadía será alterada que me volveré loco, no quieren imaginar cuando se unen por una causa y ponen a todos de su lado.

Todos los presentes ya hemos sufrido sus bromas así que no estoy dispuesto de volver mal herido a Londres.

Claro que no.

—Yo pregunto —miro a mi hermano Alev agradecido por su intervención aunque al ver su sonrisa, me arrepiento— Mamá ya adelanto un poco los rasgos de la chica que da vueltas por la cabeza de nuestro hermano y genera ese brillo en sus ojos.

Se crea un corto silencio que es interrumpido por Elif que entra corriendo como si fuese perseguida por la policía.

Si supieran cuantas veces han sido detenidas mi prima y mi hermana.

—¿Reunión familiar? —pregunta tomando asiento a lado de Athena, por detrás de ella a paso lento llega Ozem en silencio y se sienta junto a Gamze.

Esto es de otras ligas, estoy comenzando a querer estrangular a mi hermano.

Sólo faltan que lleguen las gemelas de tío Egan y el club de tortura está listo, mis otros primos son más tranquilos pero cuando este grupo los convence en serio que uno no puede escapar, solo queda pelear hasta no dar más.

Estoy siendo dramático, lo sé, esto me pasa por tener dos hermanos que actúan en telenovelas, además no debería estar tan ¿Paranoico?, ¿Verdad? Sólo son preguntas sobre una chica que apenas conocí y la veo como la nieta de mi paciente, todo profesional.

Es hora de enfrentar este tribunal.

—¿Quieres un abogado? —pregunta mi tomate.

—Hablaré por mi cuenta sin interrupciones —pido lo más serio posible viendo a cada uno— Su nombre es Mical, la vi por casualidad en la cafetería de la Universidad, luego en la librería y por último en el hospital cuando su abuela se puso mal. ¿Qué si me gusta? Lo hace y lo admito aquí frente a ustedes, por que si le cuento hoy a uno de ustedes algo que no diga aquí, al día siguiente todos lo saben.

Se miran entre ellos como queriendo parecer inocentes, pero los conozco tan bien que a mi no me engañan.

—Y no intenten decir que no, se que lo hacemos por querer cuidar nuestras espaldas y me incluyo por que suelo actuar así también con ustedes en ciertas ocasiones pero somos adultos y como tales debemos resolver  cada uno nuestros problemas —detengo mi palabrería y veo una sombra de dos chicas detrás de la cortina de la puerta del balcón— Özge y Özgü salgan de ahí por favor, como seguía diciendo, me gusta Mical, se que tiene un leve parecido a Tugce por el color de cabello y quizá en sus ojos, pero en lo físico y emocional son una muy diferente una a la otra.

—Yo doy fe de ello, la he visto y es una chica opuesta a la bruja teñida. —opina Gamze.

—Si te gusta debes intentar algo, no te quedes con las ganas primito —secunda Özge sentada a lado de su hermana.

—Puedo pero no debo... —murmuro pasando una mano por mi cabello frustrado.

—Estuviste hablando con Tugce, verdad —más que un cometario dudoso, Athena afirma algo que me atormenta desde el hace un tiempo— ¿Por qué? ¿Por qué Atesh?

—La primera semana después de aquella noche comenzó a llenarme de mensajes y llamarme —comencé a contar, si quería sanar este corazón herido debería ser sincero con ellos y conmigo mismo, hablarles con la verdad de lo que sentía y sucedió durante mis siete meses en Londres, Inglaterra.

Cuando amas eres ciego, solo ves hermoso o perfecto a aquello que puede ser imperfecto para otros.

Yo estaba así, ciego, queriendo aferrarme a un amor que no era para mi.

Cuando termine de contar todo lo que sentía, lo que había pasado, cada momento de inseguridad que sentí se los transmití tanto que tenía a las chicas de la familia con un cúmulo de sentimientos que reflejaban en sus ojos cristalizados por lágrimas que retenian y algunas las dejaban caer por sus mejillas.




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