Le Dije Adiós A Las Citas Amorosas

Catorce

 

 

 

ATESH ÖZDEMIR

—¿Qué piensas hacer ahora? —preguntaron mis hermanos a través de la pantalla de la computadora. 

Esa misma pregunta me hacía yo ¿Qué voy a hacer?.

Hace media hora había terminado de hablar con mamá y me dejó con los chicos que poco o nada ayudaban en una solución, justo hoy ninguna de mis hermanas está presente en esta reunión, ellas si sabrían que hacer, hasta donde sabía Gamze como cada año viajo en vacaciones viajó a Italia y Athena, bueno de ella nadie sabía nada.

Todos estábamos preocupados ya le había llenado el celular de mensajes y llamadas pero en ningún momento me contestó, tenía la leve sospecha de que Sinam ocultaba algo pero él dijo que ayer Elif y nuestra hermana habían salido de la casa como locas y una más pálida que la otra, cuando intento preguntar qué sucedía la puerta fue cerrada en sus narices.

—Pensemos como lo harían nuestras hermanas quizá eso nos ayude a ayudarte ¿No crees? —argumento Sinam de brazos cruzados. 

—Puede ser, pero la última vez que intentamos eso terminamos muy mal —enfatizó la última palabra mirando con seriedad a ambos que comienzan a reír como si les hubiesen contado el mejor chiste.

—Cuando Defne este más grande le contaré como su papá terminó bailando en una tarima a lado de un tubo, no pudo hacer un baile sensual y quitarse la ropa frente a la cámara. 

Irritado terminó la videollamada cerrando la laptop, con una sonrisa en mis labios que estoy seguro que toda la palabrería de esos dos fue para quitar un poco del peso de no saber qué hacer con respecto a Dafne. 

Alce mi celular que estaba en la mesa pequeña del centro de la sala, y comencé a escribir un mensaje.

Mañana nos vemos en mi casa, te estaré esperando a las 16:00, tenemos mucho de qué hablar.
 


 

Ven con Defne.
 


Releí el mensaje un par de veces  y lo envíe adjuntando la dirección de mi apartamento, minutos después recibí una respuesta afirmativa. 

Entre los mensajes de mi bandeja de entrada apareció otro. 

Apareció un mensaje de Mical preguntando si quería cenar en su casa ya que la abuela estaba ansiosa por verme, la próxima semana comenzaban las vacaciones y probablemente me vaya a Turquía para resolver mi problema de paternidad. Aún no tomaba una decisión final así que esperaba mañana estar seguro luego de hablar con Tugce con respecto a nuestra hija. 

Una hija que soñé tener junto a ella  en el pasado cuando creí que sería perfecta para ser la madre de mis hijos, ahora, ahora solo me arrepiento  de  no haber sido más cuidadoso y no dejarme cegar por un amor que una vez creí sentir.

Escribo un corto mensaje aceptando su invitación para luego ir al baño a darme una ducha rápida y salir a la casa de aquellas mujeres que le hacían mucho bien a mis días después de meses de estar en medio de una neblina donde no encontraba salida. La señora Graciela que aún estos días estando mal no perdía su picardía y diversión por incomodar los momentos juntos que pasamos con Mical en el hospital.

Por ciertas cuestiones de su complicación deje de ser su doctor de cabecera y ya que eran casos más complicados el de otros pacientes así que el doctor Warner volvió a poner orden.

—Esta vez estoy seguro que usted no cocino, señora Graciela —comenté mientras limpiaba mis labios con la servilleta. 

—¿Por qué lo  dices muchacho? 

—Por que estaba… 

—Ni se te ocurra decir que estaba más rico de lo que yo cocino, por que no te vuelves a acercar a mi nieta —me amenazó apuntandome con una cuchara— Y ya deja de llamarme señora, cuando tú le quieres meter mano a mi nieta sólo me dices abuela ¿No?

La miro intentando refutar a su comentario que me tomó desprevenido y boqueando como pez en el agua.

—Estas mal abuela —es Mical la que logra hablar con las mejillas levemente coloradas— Atesh y yo aún no somos novios así que no puede pasar el límite. 

—¿En qué era viven ustedes? —nos mira a ambos sin dejar de apuntaros con su cuchara— Si los jóvenes de ahora no necesitan ser novios para meterse manos. 

—Es verdad —afirmó divertido por la manera de insinuar que Mical y yo tengamos un bebé a como dé lugar— Pero como dije antes respeto a Mical y estos últimos días he estado pasando por problemas familiares un poco complicados. 

—Problemas que ya se y no por ustedes muchachos —su semblante divertido cambio por uno serio en cuestión de segundos— Se que me quieren cuidar y no he estado bien, sin embargo no por ello me van a ocultar que tienes una hija y que en ciertos términos viene a ser mi bisnieta, Atesh, en casi dos meses te has hecho parte de nuestra pequeña familia. Yo no sé cuánto tiempo más siga con vida, te estimo mucho y sé que suelo ser muy chinchosa con ustedes más los comentarios picantes, pero soy una abuela preocupada por su nieta que no tiene aparte de mí a quien a aferrarse.

—Abuela creo que te estás adelantando —cortó su discurso agarrando sus manos entre las mías— Tú conocerás a tus bisnietos. 

—Muchacho impertinente déjame terminar, quiero que la cuides muy por encima de los que sientan quiero que me prometan que estarán el uno para el otro y tú Atesh, quiero que la ayudes mucho cuando me vaya. 

—Mami, estas diciendo cosas sin sentido, tu estarás bien, podemos decirle a Atesh que traiga a su hija así se te sube el ánimo, debemos estar felices por el ahora y…

—Y vamos a brindar porque aún no nos golpeaste con tu bastón por ocultar a Defne. 

Bromee para aligerar el momento, cosa que funcionó muy bien ya que la abuela volvió a hacer sus bromas con su ti que personal, Mical dejó de tener los hombros rectos y tensos para estar más relajada. Mientras yo contaba las horas, minutos y segundos para juntarme con Tugce y terminar de una vez el tema de nuestra hija.

***
 


El día de ayer esperaba que llegue hoy, quería ver á  Defne y llegar a un acuerdo sin necesidad de ir a tribunales por la custodia o pensione, por que yo le daría todo a mi hija.




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