Le Dije Adiós A Las Citas Amorosas

Quince

 

 

MICAL ETHRIDGE 

Estar molesta con Atesh no era lo mejor, pero me molestaba el simple hecho de que piense en Tugce estando conmigo. Sabía que no pensaba en fines amorosos si no más por su hija la pequeña Defne que no había hecho más  que existir de una amor que no fue real.

Durante la tarde limpie mesas, serví a muchos comensales y ya casi entrando la tarde me estaba despidiendo de mis compañeros de trabajo para darle lugar a los del siguiente turno. 

—¿Dónde vas Dulzura? —ese tono de voz con un toque de advertencia detuvo mi huida. 

Mordí mi labio inferior y le di la cara nerviosa, después de como lo trate hoy en el almuerzo no me sentía bien, había sido muy dura al ignorarlo por completo sobre todo no dejarlo que me toque, cuando él amaba abrazarme, eso me lo hizo saber el día que fuimos a aquella boda de unos desconocidos. 

Mi vista bajo de su rostro a lo que tenía en sus brazos sosteniendo con protección y amor, todo el enojo que sentía fue reemplazado por unos llenos de ternura y pensamientos que no estaba segura que se lleguen a cumplir.

—Ven acércate —extendió una de sus manos en mi dirección y no me pude negar coloqué mi mano sobre la suya, con ese simple gesto me jalo hacia él en un abrazo para luego dejar un beso en mi cabello y decir unas palabras en turco. 

—Traducción, por favor —pedí apoyando mi cabeza temerosa sobre su pecho para ver a la niña. 

—Pronto lo sabrás —vuelve a darme otro beso en la frente— Subamos al auto no quiero que la bebé se enferme, la cargas no me gusta  tenerla sola en la parte trasera, porfavor aşkim. 

—Está bien —aceptó un poco nerviosa por cargar a la bebé. 

Al ser un todoterreno de dos puertas debo subir primero para acomodarme en la parte trasera del auto, cuando estoy cómoda me pasa a la bebé la cual miro con cariño por ser una parte de Atesh además Defne no tiene la culpa de nada, la pequeña se despierta en mis brazos me observa por un momento así como yo lo hago con ella, no llora, sólo balbucea queriendo agarrar mi cabello. Levantó la cabeza al escuchar el click de una cámara y es Atesh quien mira su celular con una sonrisa. 

—Esta foto la tendré de mi fondo de pantalla, benim güzel kadınım. (Mis amores)

Aunque no entiendo lo último que dice en turco mis mejillas adquieren un tono rojizo por la intensa mirada que me da. 

 

***
 


—Mira si es una nena preciosa, estoy seguro que mis otros bisnietos también lo serán, Defne necesita hermanitos con quien jugar —comenta pícara abuela con la bebé en los brazos.

Desde que llegamos hace una hora a mi casa mi abuela no ha querido soltar a la bebé, la misma que se encuentra muy feliz de estar en brazos siendo mimada con muchos besos y cariñitos. 

Atesh y yo la miramos con una sonrisa, mi abuela no parecía la mujer que hace tres días se la pasaba sentada acariciando la cabeza de blanco mientras miraba el jardín, no tenía casi ánimos de ver sus novelas turcas y ni la llamada de Alev junto a otro actor famoso de novela hizo que sonriera de la forma que lo hacía justo ahora con la bebé en brazos, era lindo de ver que no había preocupación en su mirada sólo felicidad en su esplendor. 

—Podemos subir a tu habitación para hablar —susurro Atesh con la cabeza apoyada en mi hombro para luego dejar un pequeño beso en mi cuello que pasó desapercibido para mi abuela— No creo que se de cuenta si nos vamos por un momento quiero hablarte sobre lo que hable con Tugce, por favor.

—Está bien pero no debemos tardar mucho. 

Atesh asiente y le informa a mi abuela que iremos a mi habitación mientras yo voy a la cocina un momento en busca de unos chocolates para calmar la ansiedad que me da con respecto a lo que me va a decir con respecto a esa mujer, que no me agrada y no se como pudo tener una bebé tan hermosa como Defne.

—Bien, soy todo oídos —declaró sentándome sobre la cama apoyándome en el espaldar y el se acuesta en la misma poniendo sus manos debajo de su cabeza como si fuese una almohada para poder mirarme.

—Resumiré lo que me dijo Tugce, quiere dinero para su suegro a cambio de que yo me quedé con Defne, si no hago lo que pide el viajó enviará a mi hija a un orfanato en algún lugar del mundo, acepte el trato.

La barra de chocolate se queda a medio camino de ida a mi boca causando que Aetsh sonría y me quite la barra para darle una mordida considerable  que termina con la barra, me causa un poco de molestia, nadie come mis chocolates sin mi permiso, era mío. 

—Me debes una caja de chocolate —lo golpeo con mi almohada en forma de fresa en su pecho— Con respecto a lo de Tugce es una tonta, que no puede huir y dejar en la ruina a eso idiotas, la persona que quiere lo mejor para sus hijos  busca una mejor manera de proteger a su bebés sin la necesidad de usarla como moneda de cambio ¿Que tiene por cerebro? ¿Un maní?, ¿y tú, por qué aceptas? ¿Por qué eres tan dócil? ¿Eh? 

—Respira Dulzura.

—¿Cómo quieres que respire? En serio serás parte de lo que hará esa mujer, está vendiendo a su hija por unos millones y que su familia no caiga en la ruina. 

—¿Investigaste lo que pasa con ella y su familia? —pregunta Atesh alzando una ceja curioso. 

—Lo hice busque en periódicos turcos y algunos programas de televisión, debo saber quien es la que ha lastimado a mi chi… al chico que me gusta.

Arreglo lo que estaba por pronunciar mientras me cruzo de brazos a la defensiva esperando lo que vaya a decir, por fuera puedo tener una coraza de valentía sin embargo por dentro me da miedo que actúe como él, que cuando me metía en algo que no debía sólo decía que eso no era de  mi incumbencia y se retiraba azotando la puerta. 

—No soy dócil Mical, Tugce puede creer que me vio la cara de idiota pero no es así —se sienta sobre la cama y me mira fijamente llevando una mano sobre mi pierna— Ya hablé con mi papá y mis hermanos para que busquen a alguien y hagan una investigación en cuanto a la familia Yildirim, como también para que comiencen con el papeleo para tener la custodia completa de Defne que se gano el corazón de todos. 




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