Le Dije Adiós A Las Citas Amorosas

Dieciséis

AETSH ÖZDEMIR

Distraerme no era nada bueno, no cuando tenía una hormonal hermana viviendo conmigo hace dos días y absorbiendo mi atención.

Hasta ahora no sabía el por que estaba aquí y había dejado Estambul si razón alguna. Quería sacarle las respuestas a mis preguntas como de lugar sin embrago escucharla llorar  por las noches  o verla pintar en su habitación hasta altas horas me estaba desquiciando y cortaría el cuello del idiota o los idiotas que le hicieron daño.

Ya que por su culpa tenía a una novia un poco desatendida y una hermana que no me quería soltar ni para ir al baño, ademas yo tampoco la queria soltar temía lo que podía hacer en su estado.

Hace mucho no la veía así de triste y pensativa.

—¡Athena! —gruñi más divertido  que molesto, al menos ahora no andaba con alma en pena.

Ahora me andaba lanzando harina después de hacer reventado un huevo en mi cabellera.

—¿Qué? —pregunta fingiendo inocencia moviendo sus pestañas repetidas veces— Sólo te estoy poniendo un poco más bello.

—Sí tu lo haces conmigo, yo también puedo hacerlo contigo.

Tome un puñado de harina entre mis manos mientras la miraba de la misma manera que ella lo hizo antes de estampar un huevo en mi cabeza y luego bañarme en harina.

—No puedes, si lo haces le diré a mamá.

—Mamá no está aquí, somo adultos Athena. —la regañe a lo que ella me mostró su lengua y salió corriendo la cocina al mismo tiempo que gritaba ¡Mami!.

¡Yo voy! —grita corriendo está vez a la entrada de la casa, mientras yo me acerco a ella con pasos silenciosos para bañarla con harina mientras abre la puerta.

Thea comienza a renegar en todos los idiomas que sabe mientras golpea mi pecho desnudo y yo me rio a carcajadas al ver su cabello y parte de su rostro con harina.

Alguien se aclara la garganta frente a nosotros deteniendo nuestro pequeña demostración de afecto, ambos nos separamos para mirar a la persona que detuvo muestra pequeña guerra.

—¿Tú eres? —pregunta Athena con un seriedad tan actuada rodeando mi cintura con sus brazos, si no supiera que es actriz hasta yo caigo en creer que esta enojada. 

Mical pasa su mirada de mi hermana a mi, cualquiera que nos viese diría que somos una joven pareja aparte que Thea tiene la mitad del pijama de Alev, es decir, solo la camisa que le llega ni a la mitad de los muslos y yo estoy con mi pantalón de pijama.

Su semblante rígido y sus ojos llorosos me hacen pensar un montón de cosas, como también me aterra pensar que este imaginando cosas que no son.

Déjame hablar a solas con ella, Tomatito. —pedí en turco a mi hermana acariciando su mejilla a lo que ella accedió diciendo que tendría a su puños preparados para cualquier cosa, algo que me hizo sonreír.

—¿Estás bien Dulzura? —pregunte dando un paso más para estar cerca de ella y acariciar su mejilla algo que evitó.

—Te estuve llamado toda la mañana y no contestabas por eso vine a verte, hasta que te encuentro con...

—Es mi hermana, Mical —la interrumpo antes de que diga algo que no quiero escuchar de sus labios, ya había dejado una vez que insulten a mi hermana otra vez no pasaría— La chica que acabas de ver es mi trilliza y estoy seguro que cuando investigaste sobre Tugce o de mi viste más allá ¿no?

—Perdón, yo no se...   —toma un poco de aire y agacha la mirada— Mi abuela ha sido internada en la madrugada de urgencia, está mañana intente contactarte pero no contestabas ninguna de mis llamadas por eso vine hasta aquí y te veo con ella, creo que el no haber dormido me está haciendo pensar las cosas muy mal.

—¿Pero qué manera de tratar a tu novia es está, Tarzan? —reprocha mi hermana apareciendo con un nuevo atuendo y con el cabello aún con harina— Pasa, pasa que estas en tu casa y tu ve a limpiarte, antes que el olor a huevo no salga de tu cabello.

—Cuando salga de la ducha iremos al hospital —beso la mejilla de Mical y mi hermana la mira con buenos ojos o al menos eso creo— Y tu tomate andante hablaremos luego por silenciar el celular.

Mi hermana me da su mejor mirada inocente que me causa gracia.

—Lavate bien, que hasta aquí huelen mal tus huevos.

Le doy mi mirada mas seria posible por su comentario con doble sentido, estoy seguro que se llevaría bien con la abuela y con Mical no se, lo que si se es que mi novia tiene las mejillas un poco sonrojadas. Antes de entrar a mi habitación me escondo detrás de una pared para escuchar lo que Thea tiene por decir a Mical.

—¿Ah así que dulzura?, te tengo envidia de la buena a mi me llama Tomatito —comienzan una charla sin ningún sentido sobre los apodos hasta que mi hermana crea un silencio y vuelve a hablar. —De los tres soy la menor y por ahí dicen que cuando la ley es pareja nadie se queja. Como me hubiera gustado que mis hermanos le hayan dado está charla al idiota, pero los hubiera no existe. Te diré una cosa Mical amo a mi hermanos y daría la vida por ellos, son seres que aunque estén medio idiotas tienen un buen corazón en especial Atesh, así que si le rompes el corazón o haces algo que me lo tenga encerrado durante los próximos días, semanas y espero que no llegue a meses donde estara con la barba y el cabello largo pareciendo un vagabundo, te golpeo... donde más te duele se que amas los libros Gamze me lo contó, por tu seguridad mantén feliz a Atesh y nada pasará.

Okey, eso fue raro y la vez me dio una pista del por que vino a para conmigo, un hombre tiene la culpa.

—¡Atesh ve a bañarte y deja de andar como vieja chismosa tras la pared!

Las risas de ambas chicas no se hicieron de esperar al igual que la mía mientras entraba a mi habitación.

 

*** 
 

Luego del almuerzo que fue preparado por mi hermana salí de la casa dejándo Mical que estaba demasiado cansada y quedó dormida apenas puso la cabeza sobre la almohada, tenía la intención de despertarla pero Athena dijo que era mejor dejarla descansar y después irían juntas al hospital.




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