Lealtad

Capítulo 38: La misión parte dos.

Elisabeth

Le solté la mano a Leo antes de dejarle atrás, subiendo rápidamente las inmensas escaleras hacia el primer piso junto a David. Al llegar arriba las múltiples habitaciones y pasillos hacían la búsqueda de la habitación de Braylon un completo laberinto difícil de encontrar.

—Bien, nos dividiremos. —Se detuvo David ante dos pasillos que nos llevaban a dos direcciones opuestas.

—Está bien. —Dije observando el pasillo rodeado de oscuridad.

—¿Podrás hacerlo? —La pregunta me pilló por sorpresa, una parte de mí sabía que el temor y la inseguridad invadiría mi cuerpo en cuanto nos separásemos pero por otro lado sabía perfectamente lo importante que era esta misión para ellos.

—Sí, podré hacerlo. —Dije intentando ocultar la inseguridad.

—Bien, cuídate. —Dijo antes de sentir un breve toque en el hombro antes de marcharse.

Entonces me adentré en el oscuro pasillo, a medida que avanzaba sentía el latido de mi corazón con más fuerza. Sentía que en cualquier momento me podría encontrar a alguien y entonces lo que parecía un camino sin salida, dos inmensas puertas de madera oscura hicieron presencia delante de mis ojos entonces supe casi de inmediato que aquellas puertas llevaban a la habitación de Braylon Rehan.

Abrí una de las puertas y entonces me encontré con el silencio y la oscuridad invadiendo toda la habitación. Supe de inmediato que no me encontraba en su habitación si no en su despacho. El mármol beige brillaba en plena oscuridad, había una serie de cuadros sobre el romanticismo colgados, los grandes ventanales dejaban entrar y salir las cortinas blancas dejando entrar la luz de la luna. Al final de la habitación había una gran réplica sobre el cuadro La balsa de la Medusa de Théodore Géricault al rededor de ese impresionante cuadro lo rodeaba una biblioteca con libros antiguos acompañado con un enorme escritorio de madera con varios archivos y carpetas sobre la mesa.

—¿Jay, me recibes? —Dije comenzando a mirar varios de los archivos. —Estoy en el despacho de Braylon, cambio.

Te recibo. —Comunicó en cuestión de segundos. —Debes buscar cualquier cosa que te lleve a una caja fuerte, cambio.

Comencé a buscar algo que me podría llevar a la caja fuerte. Abrí varios cajones del escritorio buscando algo pero solo me encontraba con más y más archivos. Entonces antes de poder levantarme escuché la puerta abrirse sintiendo mi cuerpo paralizarse en cuestión de segundos. Escuché varios pasos sigilosos acercarse lentamente, cerré los ojos al escuchar cómo uno de ellos recargaba el arma, estaba jodida. Antes de poder enfrentarme a ellos comencé a buscar debajo del escritorio algo que podría ayudarme a encontrar la llave que me llevaría a la caja fuerte, pero noté un significante vacío al tocar varias veces la madera que había bajo el escritorio. Entonces le hice un poco más de presión mientras escuchaba como los pasos se acercaban cada vez más a mí.

Joder ábrete.

Con el lateral de mi puño le volví a dar provocando un pequeño ruido viendo como una pequeña parte del escritorio se abría ligeramente. Fruncí el ceño metiendo la mano en aquella ligera abertura y entonces lo que siempre pensé que lo que me conduciría a una caja fuerte sería una llave, me topé con un botón anclado bajo el escritorio. Antes de poder apretarlo vi el zapato del guardia a la par del escritorio y vi la oportunidad perfecta empujando con todas mis fuerzas la silla ejecutiva de cuero hacia él. Enseguida el otro guardia se percató de mi existencia sacando la porra para golpearme, hice el primer esquive agachándome y después le di un puñetazo al que le lancé la silla, luego volví al otro para darle una patada en el abdomen y cuando quise rematar al otro con un puñetazo más me lo detuvo siendo yo la que lo recibía apoyándome de inmediato contra el escritorio para no caerme. Entonces lo vi claro, cogí una de esas carpetas pesadas del escritorio y no dudé en empezar a golpear a los guardias con ella dejando a uno de ellos aturdidos en el suelo mientras el otro me cogía por el abdomen para tirarme sobre el escritorio sintiendo el impacto.

—¡Zorra! ¡Pagaréis por lo que habéis hecho!

Mientras estaba forcejeando con el guardia vi por la raja de mi vestido la navaja que me había dado Juan sacándola de su soporte y entonces hice algo que jamas pensé que iba a hacer, fue algo tan rápido, tan automático que ni siquiera me di cuenta con la fuerza que le clavé la navaja en el cuello sacándola con frialdad para volvérsela a clavar para asegurarme que estaría muerto. Sentí las gotas de sangre cubrir mi cuerpo y cara. Aparté al guardia con los ojos salidos de sus cuencas dejándole en el suelo y de seguido saqué mi arma y no dudé ni un segundo en apuntar al otro guardia con mi arma, apuntándole con frivolidad.

—¡No te muevas! —Advertí.

El guardia se quedó quieto sin saber que hacer.

—Si te mueves dispararé. —Amenacé.

Antes de poder hacer nada más, el guardia hizo el intento de agarrar su arma y dispararme. El sonido del disparo hizo eco en aquella habitación, la sangre volvió a salpicarme viendo cómo el guardia caía sobre sus rodillas muerto por una bala en la cabeza.
Aún sujetaba el arma, mis manos comenzaron a temblar viendo gotas de sangre en ellas, la sangre recubría mi vestido y mi piel, mientras la crisis comenzaba a atacar de forma violenta mi cuerpo. Tiré el arma al suelo viendo cómo aún temblaban mis manos, me limpié la sangre de la cara e intenté recobrar el aliento.

Me volví hacia ese siniestro cuadro, ahí estaba el dinero. Fui debajo del escritorio algo alterada buscando aquel botón y cuando di con el, lo pulsé sin pensarlo dos veces. Un click fue lo que se escuchó, el cuadro que estaba anclado a la pared se había abierto. Me levanté y fui directa a abrirlo lentamente, era impresionante, una caja fuerte negra que requería un código y una llave.



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En el texto hay: traicion, amor, juego

Editado: 20.07.2025

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