No sabía qué esperar detrás de la puerta de la oficina del superior Eric ya que tratándose de Claudia pocas eran las cosas que se me ocurrían de lo que podía haber sucedido, ya que por lo general ella era una persona que solucionaba su vida sin ayuda de los demás. Tenía el corazón encogido en un puño, no iba a mentir. Después de haberla dejado aquel día en urgencias después del combate lo único que podía imaginar es que había cometido un atentado contra su vida.
Llamé a la puerta una vez. Cuando Eric decidió que era conveniente que pase, le ordenó a uno de los dos guardias que habían en su puerta que me dejara pasar. Al hacerlo, vi que estaba sentado en su cómodo sillón de cuero. Su escritorio estaba lleno de papeles y documentos, el espacio que le rodeaba estaba repleto de muebles de madera que daban un aspecto a elegancia clásica. El superior me concedió asiento, al tomarlo exhalé con fuerza sin saber qué esperarme mientras él me miraba con ojos interrogantes.
—Buenas noches superior Eric. —Dije en un tono respetuoso mientras él me asentía devolviéndome el gesto.
Aclaró su garganta mientras acomodaba unos papeles que tenía en frente suya, después colocó ambos brazos sobre la mesa mientras juntaba su cuerpo aún más al escritorio sin dejar de observarme.
—Supongo que Juan te ha puesto al corriente antes de venir aquí ¿verdad? —Sus ojos estaban analizando mi rostro sediento en busca de respuestas. Bueno, supongo que lo habrá hecho, últimamente no es su fuerte.
—Sí, por lo que sé, se trata de Claudia. —Alzó las cejas desganado.
—Día treinta de enero, el primer día que habéis ido a realizar la misión. —Comenzó. — Claudia se escapó de urgencias, al parecer se arrancó la vía con sedante que llevaba puesto en el brazo e hirió a dos de nuestros empleados, un guardia y una enfermera. Al parecer por lo que se rumorea entre la gente, varias personas la vieron semidesnuda, llevaba solo una bata y su ropa interior. —Entre los papeles que tenía sobre la mesa, sacó una foto de una cámara grabando a Claudia subir las escaleras. — Consiguió llegar a su cuarto y por lo que nos contaron sus compañeras parecía desorbitada y bastante débil moralmente. Ordenó que recogieran todas sus pertenencias en tres maletas de Louis Vuitton antes de veinticuatro horas. —Fruncí el ceño ¿por qué iba a pedir eso? Aunque la duda me mataba decidí mantenerme callado. —Se curó las heridas que tenía abiertas en menos de quince minutos y se presentó en mi puerta, exigía un traslado inmediato, sonaba algo tan urgente para ella que cuando me negué a hacerlo se atrevió a apuntarme con una pistola en la cabeza. Me dijo que si no se efectuaba el traslado antes de veinticuatro horas iba a matarme en ese mismo instante, así que no tuve más opción que acceder. Al salir de mi despacho fue directa a un único lugar y ese fue a vuestro cuarto. —Sacó otra foto mostrando como entraba en nuestro cuarto. Cerré los ojos intentando no perder los nervios ¿qué cojones pasaba? —Ahí fue que hizo una llamada a un número irrastreable durante dos minutos y treinta segundos, nuestro equipo hizo todo lo que estuvo en sus manos para conseguir una localización, pero no obtuvieron nada. —Estaba desconcertado. —El dos de febrero, hoy, nos han dado un comunicado a los directivos de que aparentemente atentaron contra la furgoneta que llevaba a Claudia a la otra base, dejaron a todos los guardias muertos menos a ella, la secuestraron. ¿Sabes qué tienen en común la fuga de Ryan y el secuestro de Claudia? Que ambos eran planificados. Sinceramente no creo que a Claudia la hayan secuestrado, es una mujer fuerte, es de esas que aunque la estés apuntando con una pistola no le da miedo meterte una patada en los huevos como distracción.—Me sorprendió la percepción que tenía sobre Claudia.—Creemos que ella estaba involucrada con la base R.A.I.N.E.R y también que tenía su fuga planeada. Tenía cada mínimo detalle planificado en su cabeza y todo lo que hizo fue por esa misma causa, la fuga. —El mundo fue haciéndose pedazos a mi alrededor. Ella no, no podía hacerlo. —Claudia... Estaba en las listas de traslado en la otra base pero me suplicó que no la trasladara, así que el comité decidió no hacerlo. Cuando le pregunté por qué hacía lo imposible por quedarse en una base donde nadie la quería, me respondió que ella solamente se quedaba por una persona ¿adivinas quién es? —Sus ojos me analizaron de pies a cabeza. —Dijo que se quedaba aquí por ti, porque aún no estabas preparado para lo que venía. Ahora lo que me pregunto... —Sus codos se anclaron sobre la mesa con una mirada oscura. —¿Por qué Claudia visitó vuestro cuarto sin dejar nada? Ni un mensaje de despedida, sin nada que pudiera ayudarte a estar más preparado. —La mirada fría y sin remordimientos de Eric me decía lo sediento que estaba de venganza. —Pero ahora viene la mejor parte, cuando interrogamos a Juan sobre lo sucedido en la misión, me respondió que él fue el encargado de matar a Ryan, la pregunta es, tengo los dos millones ¿pero donde están la cabeza de ese traidor? —Mierda. Tragué saliva intentando mostrar una faceta inexpresiva, algo que no delatara el no tener ni puta idea de lo que Juan pudo contarle. Sus manos se apoyaron sobre su escritorio mientras abalanzaba su cuerpo hacia el mío juntando su rostro a pocos centímetros. —¿Por qué no me das tú también la versión de los hechos?
—¿Está dudando de nuestro trabajo señor superior? —En estos instantes me encontraba entre la espada y la pared, no tenía ni idea de cómo darle la vuelta a la tortilla por la falta de comunicación que tuvo Juan con nosotros estos días. Quisiera matarlo a golpes.
—Tengo que dudarlo cuando dos de los mejores criminales de esta base deciden irse por su propia cuenta y que curiosamente ambos pertenecen a un mismo bando, al vuestro. No me gustaría suponer que después de la fuga de Claudia os iréis uno por uno, porque en ese caso no me importaría que los cinco acabaseis con una bala del calibre 38 en medio de vuestro entrecejo. —Tragué saliva intentando mantener la calma, no quería que el superior se diese cuenta de que estaba nervioso.