Lectura interrumpida

11

Anteriormente, Erick y los demás fueron informados de que Emma había sido molestada y ahora estaban en el salón de clases, esperando su regreso.

-No puede ser, por distraerme fue demasiado tarde.- dijo el pelirrojo, viéndose impaciente y frustrado.

Lo que tanto temía, sucedió cuando menos se lo esperaba.

-No te culpes, debés mantener la calma.- dijo Maya, intentando que su amigo se calme, antes de que...

-¡La calma! ¡¿Cómo podemos mantener la calma cuando mi mejor amiga está sufriendo en este momento y no la podemos ver!- gritó Wendy, al borde de la locura.

Sólo se distrajo un segundo y ahora su mejor amiga estaba aterrada, en la oficina del director.

Seguramente en ése momento Emma debe estar mirando hacía la entrada, esperando por ella para que la consuele como toda buena amiga.

-Por éso debés mantener la calma, por que la loca enloquece más.- dijo la morena, evitando mirar a Wendy.

La que no hace mucho era una diva problemática, ahora es una rara obsesionada con la amistad de alguien que difícilmente recuerda su propio nombre.

-Emma es una chica más asombrosa de lo que te imaginas, así que no debes preocuparte tanto.
Seguro lo tiene todo bajo control.- dijo Conan, manteniendo una gran sonrisa para animar a su amigo.

También estaba preocupado, pero alterarse no serviría de nada.

-¡Acaban de hacerle bullying a mi mejor amiga! ¡¿Cómo quieren que mantenga la calma?!- gritó Wendy, con sus ojos llorosos.

Conan y Maya la miraron con cierto disgusto.

¿Ésa chica tenía algún problema o normalmente era así?

-¿Lo ves?
Ya enloqueció.- susurro Maya.

Conan apoyo una mano sobre el hombro de su mejor amigo que se veía muy preocupado, hasta el punto de ni siquiera mirarlos.

-No tienes que estar tan nervioso, amigo, todo se va a solucionar.- exclamó, intentando ser positivo.

-Sí mi hermana descubre que no cuide a Emma y la molestaron por mi culpa, me va a dar una paliza.- dijo Erick, sudando de tantos nervios.

Su hermana en verdad, quería mucho a Emma y sí descubría que le pasó algo y él no la cuidó... le doleria físicamente a él.

Extraña aquel tiempo en el que era más fuerte que su hermana.

-Prioriza mejor tus cosas, por favor.- pidió Maya, al entender la preocupación de su amigo.

¿Desde cuándo los hermanos le tenían miedo a sus hermanas menores?

-¿Quién fue el inútil que se atrevió a meterse con mi mejor amiga? ¡¿Quién?!- gritó Wendy, mirando a todos sus compañeros pero nadie le daba atención.

Seguro en este momento estaba muy asustada y sus padres debían estar enfadados con el director, ya teniendo planes de cambiarla de escuela.

¡No quería que su mejor amiga se cambié de escuela!
.

.
Mientras que en la oficina del director.

El director veía como madre e hija se veían fijamente y otra niña pequeña se cubría el rostro y negaba con la cabeza.

-Tonta, no puedo creer que crié una tonta tan fácil de molestar.- dijo la mujer, negando con decepción.

-Un hijo aprende lo que sus padres le enseñan.- dijo Emma, con su ceño fruncido.

No era nada tan serio como para llamar a su madre.

-¿Crees qué no te pondré disciplina por estar delante del director?
La respuesta es no, pero ya iremos a casa, jovencita.- dijo la mujer.

El director que veía ésa escena tan particular, aclaró su garganta para llamar la atención y lo hizo.

-Señora, esto es algo serio.- dijo el hombre, mirando a la madre de familia.

No había padre y mucho menos, madre, que no se preocupe por su hija sí es molestada.

-Lo sé, me disculpo por lo inepta que resultó ser Emma al no poder lidiar con sus propios problemas.
Siempre le enseñé que no debe depender de los demás a la hora de solucionar sus problemas, pero al parecer no me hizo caso.- dijo la mujer mientras negaba con preocupación.

Tanto esfuerzo enseñándole a su hija y no sirvió para nada.

Seguro se parecía al debilucho de su padre.

-No... yo... ¿y el padre?- pregunto el director.

En ése momento, quería hablar con alguien más fácil de lidiar.

-No le avisé, esta en su trabajo.- respondió la señora.

Sí le llegaba a decir algo a su marido, seguramente iba a terminar llorando de la preocupación.

-Señora, su hija acaba de ser molestada al punto en que rompieron sus libros de estudio.- recordó el director con seriedad.

-Quiero creer que puedo tener algo de esperanzas en ti.
¿Sabes quiénes fueron los culpables?- pregunto la mujer, mirando a su hija.

Además de la belleza, deseaba que su hija se le parezca en algo más.

-No, no lo sé pero tengo todo grabado para que el director los identifique.- respondió Emma, sacando y mostrando su celular.

No tenía ni idea de quiénes eran, pero las grabó cometiendo sus delitos...

Debía admitirlo, se sentía como un personaje de uno de sus libros de detective, revelando ella al culpable de un crimen.

-¿Grabó la escena en lugar de detener tal acto?- pregunto el hombre con el ceño fruncido.

-¿De qué me iba a servir?
Sólo le dirían algo como que me dejen de molestar o me iban a dar consejos para que yo cambié y me abra más con niñas sin cerebro, así que para acabar todo de una sola vez, grabé todo desde la entrada.- respondió Emma, dejando al director con la boca cerrada y algo molestó.

¿Era normal enojarse con una estudiante modelo, por decirle la verdad y no poder decirle nada por estar su madre presente?

-Esa es mi hija.- dijo la madre de la muchacha, con orgullo.

-¿Qué puedo decir? Me parezco a mi padre en algo.- exclamó Emma mientras sonreía de costado.

-No lo creó, él no es tan tonto para intentar hacerme enojar.- dijo la mujer, mirando a su hija mayor con enojó.

Ya la iba a conocer en casa.

-Por favor, perdone a mi madre y a mi hermana, siempre son así.- pidió la menor en la habitación, apenada por su madre y hermana.



#16376 en Otros
#2560 en Humor
#26292 en Novela romántica

En el texto hay: humor, amistad, posibles giros inesperados

Editado: 13.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.