El búnker siempre ha sido mi casa; nací y crecí aquí. Nadie ha querido hablar conmigo con respecto a mi origen y de dónde vengo. Pero, eso me importa lo más mínimo. Lo único que quiero es ser lo que todos en casa esperan que sea. Un milagro de la ciencia. Bajé el libro de tapa negra el cual ya tenía varias horas leyendo. "Lo peor del horror" decía en la portada. Regularmente me traían libros de la biblioteca ya que era lo que yo pedía como único capricho. Podría pasar horas sumergida en un libro y no me molestaría en absoluto.
La puerta de metal dividida en dos la cual funciona por energía eléctrica y dividía mi habitación del pasillo se abrió mostrando a Wyatt. Llevaba su característica bata blanca, la cual me hacía recordar a doctores de algunos libros que habían pasado por mis manos; en sus manos traía un portapapeles con algunas hojas en él y en la otra mano llevaba un bolígrafo de tinta negra.
— Buenos días Ela — habló el doctor con la sonrisa más blanca que nunca antes había visto. Ese era uno de sus encantos.
Con la mirada lentamente recorrió mi habitación y poco a poco caminó hasta llegar al frente mío.
— Las pruebas salieron positivas — una sonrisa se dibujó en mi rostro — Ela, me es un honor decirte que has desarrollado una nueva habilidad.
No podía hacer otra cosa más que sonreir era una gran y buena noticia.
— ¿Eso significa que aparte de la telekinesis y la Psicokinesis tengo otra? — Wyatt asintió con una ligera sonrisa - ¿Cuál?
— No podremos darte el nombre. Por ahora — odiaba lo misterioso que podía ser aquel sitio. Siempre tenían un cierto misterio con respecto a mis habilidades. Pero tarde o temprano me enteraré. Mi sonrisa se borró y Wyatt lo notó de inmediato.
— No te pongas triste — su mano se posó en mi hombro a manera de consolación — tienes que estar lista en diez minutos. Nelly vendrá por ti.
— ¿Ya es martes? - en mi habitación, donde había una cama, una cajonera, una librería y un pequeño cuarto de baño no me dejaban tener una de esas cosas que usa la gente para contar los días. Pero si me permitían tener un reloj en el cual sabia la hora de la siesta y la hora de la comida — ¿Qué haremos hoy?
— Ambas — mi mandíbula cayó al suelo ante esa palabra.
Casi nunca me daban llamado para ambas habilidades; y cuando lo hacían era horrible e insoportable. Usar cualquiera de las dos me quitaba demasiada energía y usar ambas en un pequeño lapso de tiempo hacia que mi vida peligrara.
— Está bien — a lo largo de los años aprendí a tener que convivir con las malas noticias que circulan en el búnker — veo porque hoy sirvieron carne y espinacas en la comida. La esperaré aquí, no me moveré.
Wyatt asintió y salió haciendo que la puerta de metal hiciera un sonido deslizante. Me levanté de la cama la cual estaba cubierta por una sábana blanca y una cobija del gris oscuro. Frente a mi cama colgaba un pequeño espejo más grande que mi mano, así que solo lo utilizaba para arreglar mi cabello y mi rostro por las mañanas. En el espejo se veía reflejada una hermosa chica, de ojos azules y cabello negro. Pasé mi mano por mi rostro y acomodé mi largo cabello por delante de mis hombros. De igual manera pasé la mano por mi pantalón gris quitando todo tipo de pelusa que se pudiera haber colado en algún momento del día. Regularmente, cuando me daban llamado lo hacían para que cuando terminara pudiera irme a dormir tranquilamente; en este caso era mucho más temprano que en mis llamado anteriores, lo que quería decir que estaría mucho más tiempo ocupada y probablemente termine casi muerta. (Literalmente).
Regresé a la cama pero esta vez solo me senté en la orilla para poder seguir leyendo mientras esperaba a Nelly. No pasó mucho tiempo cuando llegó la mujer que estaba esperando. Yo la consideraba mi mejor amiga, ya que era la única mujer con la que yo convivía desde que tengo memoria. Hubo un tiempo donde pensaba llamarle mamá, pero después de que pasara un incidente con respecto a esa palabra mejor deseché la idea.
Di un pequeño brinco para salir de la cama.
— ¿Lista? — preguntó extendiendo su mano en dirección a mí.
Tenía prohibido salir de mi habitación sin que Nelly o Wyatt me acompañara. Caminamos por el largo pasillo haciendo resonar los zapatos negros de Nelly y mis botas del mismo color en el metal del suelo. A lo largo del pasillo había varias puertas, muy cerca de la otra como para ser algún laboratorio o algún área de entrenamiento. Y cada que preguntaba la gente evadía el tema. Llegamos al ascensor y no tuve que ver para saber que íbamos al piso -3, unos segundos después de que sintiera que mi estómago se salía por mi boca, se detuvo y las puertas se abrieron y mostraron un pasillo igual al que habíamos dejado antes de subir al ascensor, pero si ya había pasado por estos pasillos por lo menos dos veces, son fáciles de reconocer. Seguimos caminando por el pasillo hasta llegar a la puerta más grande de todas en el piso.
Editado: 28.10.2018