El hombre salió de la habitación, dejando a Nelly y Byron solos en la penumbra de aquel lugar. Ella se deslizó en uno de los sillones tratando de contener el llanto, y él solo estaba estático ante la orden del encargado supremo.
— ¿No tiene un búnker propio que dirigir? — se cuestionó Nelly pasando sus manos por la cara con frustración — Cambiaron la orden, los mataran si es necesario.
Byron parpadeó unas cuantas veces antes de volver en sí.
— Puede hacer lo que se le plazca — comenzó el hombre — y tiene motivos.
— ¿Motivos? — preguntó Nelly molesta — solamente ve a su beneficio. Podemos atraparlos y tú hacer que olviden todo...
— No es tan fácil. — la frenó en seco — Hace años que no hago nada de eso. La ultima vez fue cuando Ela cumplió los 4 años. No creo ser capaz de hacer eso.
Nelly se levantó del sillón, caminó despacio en dirección a Byron para tomarlo con ambas manos de las mejillas — ¿Por qué piensas eso?
— No es fácil manejarlo, Nelly. — comenzó — Puedo hacerlo pero no con la misma intensidad.
— Practica conmigo, — soltó la mujer — así sabrán que aún eres capaz de hacerlo.
Byron analizó lentamente el rostro de Nelly, cada detalle, uno a uno pasando por todos los rincones de su rostro. Pero su análisis fue detenido en los ojos miel de la mujer. Se quedó estático en ellos. Aunque no fuesen del mismo color, le recordaban muchísimo a la primera mujer a la que había amado. Pero el sentimiento hacia ella era muy distinto. No la amaba como lo hizo con aquella mujer.
Ella lo besó.
Pero él la alejó de inmediato.
— Hazme olvidar tu rechazo. — imploró la mujer con las lágrimas asomándose por sus ojos — Hazme olvidar hasta el momento en el que Hart salió por esa puerta; — dijo puntando al final de la sala — te lo imploro.
— No puedo hacerlo, — las lágrimas comenzaban a asomarse también por los ojos de él — quisiera hacerme olvidar.
— Intentalo.
Ella soltó el rostro de Byron, se alejó dos pasos y suspiró fuertemente.
— Hazlo. Por favor.
La mirada de Byron volvió a ella. Sus ojos comenzaron a tornarse de un tono azul mas intenso al habitual, para comenzar a adentrase en el cerebro de Nelly. Arrancando los recuerdos como hojas de cuadernos sin dejar algún rastro. Los ojos de Byron volvieron poco a poco a su color original.
Nelly se soltó a llorar en el pecho de Byron, repitiendo una y otra vez "Es injusto, son solo niños"
— ¡Nelly cálmate! — suplicó el hombre al verla atacada — Los encontraremos antes que ellos. Tampoco dejaré que les hagan daño
* * *
Habían decidido dormir. Primero, la idea de hacer guardia mientras algunos dormían llegó a ellos, pero fue descartada al darse cuenta del gran sueño que todo llevaban encima. Eso y que si hubiese indicios de movimiento fuera se despertaría gracias a la paranoia.
Ela descansaba como nunca lo había hecho con la frente recargada en el hombro de la rubia. Los demás, yacían de maneras aleatorias unos sobre otros tratando se ocupar el mayor espacio posible, para mayor comodidad.
El frío intenso que sintió la psíquica en la planta de los pies la despertó de golpe. Se levantó parpadeando como una loca para que la imagen de una mujer se posara frente a ella. La miraba fijamente, tanto que por un segundo pensó que solo se trataba de una pintura. Pero no era así.
Aquel espectro comenzó a caminar a la derecha de la chica, a lado opuesto de la puerta de salida, yendo a aquel lugar con más oscuridad de toda la habitación. Ela se levantó cuidadosamente de no despertar a Chloe y Piper que dormían plácidamente a sus costados. Caminó con sigilo a espaldas de la mujer, hasta adentrarse en la oscuridad con ella.
Caminó a ciegas durante muchos segundos, solo con la baja temperatura de la mujer como indicio de donde estaba. Hasta que una gran habitación, apareció frente a ella.
* * *
— Hart cambió la norma. — Avisó Mateo — La violencia está admitida.
— ¿Hart está aquí? — cuestionó Leila en voz alta
Dakota trató de levantarse de la camilla al igual que Milo, pero fueron detenidos por Corinne y una enfermera.
— Sino te quedas quieta tendré que sedarte. — Le advirtió Corinne a Dakota y esta automáticamente se calmó — No se emocionen, primero deben encontrarlos.
— Es un gran avance, — declaró Adir — podremos defendernos si ellos nos atacan.
Editado: 28.10.2018