Legado

IX

Navarro no podía apartar la vista del colgante que le habían entregado. Le parecía completamente inverosímil que Amelie le hubiera pedido a la nieta de la reina que le encomendara esa misión.

«Un jabalí blanco, el video, la invitación...»

Aunque Navarro no tenía ni la más remota idea de lo que eso significaba, entendía que, al saber que su colega había involucrado a un miembro de la familia real, debía participar en todo aquello. Pesaba sobre él no solo una orden real, sino, sobre todo, una obligación moral.

—¿Alguna idea de lo que quiso decir su colega, profesor? —Preguntó Jhonson.

Navarro escondió el colgante con sutileza en su bolsillo, asumiendo que Danika no les había dicho toda la verdad ni a su tío ni al jefe del MI5.

—Creí que partiría junto con el príncipe y la reina a resguardarlos.

—En principio así estaba previsto, pero el príncipe Alfred no estuvo de acuerdo en dejarla sola, y lo comprendo. Por eso estoy aquí, profesor, para ayudarlo a terminar con esto.

Navarro había pasado gran parte de su vida en soledad. Apenas tenía una amiga en el mundo, o al menos eso pensaba. Por ello, la idea de tener un acompañante le resultaba incómoda.

—Los medios aún no nos han seguido, profesor, pero lo harán pronto, mejor apresurémonos.

—¿El laboratorio ha descubierto algo sobre el colgante? —Cuestionó Navarro—. Con tanta prisa no pude verlo bien.

Jhonson desbloqueó su teléfono y le mostró las fotos de la evidencia antes de que se la llevaran para su análisis. Tras suspirar un momento, Navarro comenzó a relacionar el lugar en el que se encontraban con el significado del colgante.

—¿Sí? —Preguntó Jhonson—. ¿Tiene algún significado para usted?

Navarro volvió a observar los enormes muros que se alzaban a su alrededor, con la sensación de que tardaría horas en aventurar una respuesta precisa. «Amelie es científica, no es de su naturaleza dejar pistas, siempre ha sido muy directa con sus puntos de vista. No entiendo cómo me involucró en esto sin decirme una palabra».

—¿Profesor? —Interrumpió Jhonson— ¿Los actos de Amelie Williams en este castillo podrían ser un intento de enviar algún mensaje?

—Ricardo III, el jabalí blanco, la Torre de Londres... No es coincidencia estar en este lugar, pero...

—Profesor, lo noto algo dubitativo. ¿Cree saber cómo se relacionan el rapto de los cuervos, el video de su colega y este broche?

—De hecho, tengo una teoría —dijo Navarro mientras pensaba en las palabras exactas para evitar que Jhonson lo confundiera con un cómplice—. Las insignias fueron símbolos importantes de afiliación política en las Guerras de las Rosas, entre 1455 y 1487, cuando las familias Lancaster y York luchaban por el trono de Inglaterra, ambas descendientes de la Casa de Plantagenet, de Eduardo III.

—No estamos aquí para aprender historia, profesor —interrumpió Jhonson, enfadado—, eso es una pérdida de tiempo. Vaya al grano.

Navarro estaba bastante seguro de que el jabalí blanco y la Torre de Londres tenían algo en común. La relación entre Ricardo III y el trono inglés había sido debatida durante siglos.

—Durante la Guerra de las Rosas, la Casa York coronó a Eduardo IV como rey de Inglaterra, hasta su muerte en 1483. Luego, Ricardo III fue nombrado Lord Protector del reino de su sobrino, Eduardo V, un niño de doce años. En junio de 1483 se planeaba la coronación de Eduardo, pero antes de la ceremonia, el matrimonio de sus padres fue anulado por bigamia, lo que invalidó su descendencia y les impidió heredar el trono. El 25 de junio, una asamblea de señores y plebeyos proclamó a Ricardo como rey legítimo. Su coronación fue el 6 de julio de 1483. Poco después, los jóvenes príncipes Eduardo y Ricardo, Duque de York, desaparecieron misteriosamente, y se rumoreaba que Ricardo III, el jabalí blanco, los había asesinado en este mismo lugar.

Navarro dudaba que Jhonson comprendiera su argumento.

—¿Sugiere que lo que Amelie Williams pretende... —dijo finalmente— ¿Es coronarse reina de Inglaterra? ¿Por eso asesinó al príncipe Jacob y ahora planea lo mismo con la princesa Danika?

—Se equivoca —cortó Jhonson, tajante.

El director sacó su teléfono.

—Necesito que todas las unidades disponibles escolten a la reina. No la pierdan de vista.

Navarro sabía que Amelie tenía un conocimiento profundo de la historia inglesa, pero el motivo detrás de su amenaza a la corona británica escapaba a su comprensión. Se encogió de hombros.

Jhonson, mientras tanto, le pasó a Navarro los resultados del laboratorio.

—Es una insignia común, bañada en plata, con algún tipo de marca que puede servir para seguir una pista, pero no tiene huellas más que las de su majestad, la reina Danika.

Navarro sintió la necesidad de examinar el broche más de cerca. Sacó el objeto de su bolsillo y, al tocarlo, notó un símbolo en relieve, pero no podía verlo con claridad.

—¿Sabía que existe un grupo que defiende la inocencia de Ricardo III respecto al asesinato de los herederos al trono? —preguntó.

—¿Qué quiere decir con eso? —respondió Jhonson, sin comprender.

—La última vez que se vio a los hijos de Eduardo IV fue dentro de este castillo, sin embargo, fue Shakespeare quien, a través de sus obras, difundió la idea de que Ricardo III era un rey despiadado, hambriento de poder. Poco después de la desaparición de los niños, se encontraron dos cadáveres calcinados.

Jhonson se detuvo un momento, procesando lo que le acababa de decir Navarro.

—No entiendo lo que quiere decir, profesor —susurró el director—. Esta no es una clase de historia. ¿Sabe o no las intenciones de su colega?

—Si tuviera las respuestas a sus preguntas, director, hace tiempo que nos habríamos ido de aquí —respondió Navarro, un poco frustrado.

El nombre «Ricardo III» recorrió su mente, y un escalofrío le recorrió la espalda. Sabía que las personas que se habían adentrado demasiado en el misterio sobre el antiguo rey de Inglaterra, con frecuencia, terminaban mal.



#2370 en Thriller
#1105 en Detective

En el texto hay: thriller, londres, familia real

Editado: 26.02.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.