Legado elemental

Capítulo 4

Cordelia confiaba en Nami, claro que lo hacía, estaba segura de todo lo que le había enseñado, estaba segura de que podía confiar en su hija, siempre había demostrado ser una jovencita sensata, había siempre seguido todas las indicaciones que ella le había dado al pie de la letra. Sí, era verdad que no imaginaba que Nami hubiese estado en contacto con Rebel todo este tiempo, como había confesado, y eso, la había sorprendido para mal, pero, aunque sabía que Rebel no era la persona más confiable del mundo para guardar un secreto, no la consideraba una amenaza. Simplemente Rebel era así, las cosas se le escapaban de la boca sin pensar, no medía nunca las consecuencias, pero, si de algo estaba segura, es que cada vez que ella necesitó ayuda de la Diosa del Viento, ella no dudó en estar de su lado, ni una sola vez.

Todos en los reinos fueron avisados, todos ya sabían lo que iba a pasar, todos tenían bien en claro que debían estar preparados para cualquier escenario. Muchos se sorprendieron al saber que la reina Cordelia tenía una hija la cual había mantenido oculta todo este tiempo, pero, lo comprendieron porque ella era su Diosa, porque ellos la adoraban, porque ellos confiaban ciegamente en Cordelia, y Cordelia siempre había demostrado estar para ellos, siempre había hecho de su reino un lugar seguro para todo aquel que quisiera vivir en él.

La media noche se acercaba, y Nami no podía estar más nerviosa de lo que ya estaba, era la primera vez que saldría, era la primera vez que conocería a Agnes, era la primera vez que saldría del reino, y lo haría sola, porque Cordelia no iba a estar ahí para ayudarla, su creadora iba a estar muy lejos de ella, y eso debería admitir que la asustaba un poco, pero no podía negar que la emoción del momento era aún más fuerte. Siempre imaginó cómo sería su salida al mundo, siempre imaginó cómo era que conocería lo que había fuera de su templo, montañas, lagos, bosques oscuros y tenebrosos, hasta el campo de tulipanes más bello que sus ojos iban a poder ver algún día, pero sin duda, lo que nunca imaginó, era que la primera vez que saldría sería para ir al reino de fuego, no sabía qué esperar de eso, no tenía ni idea ante qué tipo de obstáculos se iba a tener que enfrentar.

—Te pido por favor, que nuestro secreto siga haciendo eso, un secreto Nami. —Soltó Cordelia mientras su hija caminaba muy lento por los pasillos de un castillo que muy pocas veces había visitado. Su creadora había dicho que ese era su hogar, pero ¿No se supone que un hogar es algo que conoces a la perfección? Y ella no lo conocía, las pocas veces que había estado ahí no fueron suficientes para memorizarlo, su templo era su hogar, ese pequeño lugar de cuarzo que Cordelia había creado para ella, en ese pequeño santuario que pocas personas sabían que existía, ese era su hogar.

—No tienes que preocuparte por eso. —Soltó Nami, regalándole una dulce sonrisa. —Sé muy bien que esto es peligroso, sé muy bien lo que Agnes podría querer hacer conmigo si se enterará de la verdad, no voy a decir nada, ganaré tiempo hasta que tú puedas resolverlo madre.

—Muy bien, te prometo que encontraré la forma de sacarte de ahí lo antes posible, solo debes darme un poco de tiempo para saber cómo hacerlo, sin que esto termine en una gran guerra. —Cordelia se detuvo. —Yo no quería que esto pasara, y si fuera por mí, te mantendría aquí, eres mi hija, eres mi creación, no sabes cuánto me duele tener que dejarte ir, no sabes cuánto me duele ponerte en peligro, pero soy una Diosa y soy una reina, se supone que tengo que reinar para todos, y no dejar que las emociones me ganen.

—Lo sé madre. —Nami no la culpaba, ni le recriminaba, ni siquiera le molestaba tener que ir con Agnes. Por primera vez en su vida se sentía emocionada, sentía que servía de algo. Su madre se había cansado de decirle, una y otra vez cuán poderosa y única era en el universo, le había hablado muchísimas veces de su propósito, de todo lo que ella valía ¿Pero de qué servía eso si solo estaba encerrada en un pequeño santuario? Había llegado a creer que su madre solo exageraba, que solo hablaba desde eso, desde el amor de madre, pero ahora por primera vez, sentía que ella realmente importaba para algo, sentía que podía hacer algo por la humanidad, incluso por ella misma. —Todo saldrá bien, no te preocupes.

A medianoche, llegaron al monte de los elementos como Agnes lo había pedido, y ella ya se encontraba ahí, sonriente. Nami notó que no era de esas sonrisas qué expresan felicidad o algo bueno, si no, de esas sonrisas de triunfo, esas que un rival te muestra después de saber que ganó, que te humilló, que te fastidió.

—Pero ¿Qué tenemos aquí? — Agnes se acercó hacia ellas, y Nami por instinto dio un paso hacia atrás. —Parece que le has hecho igual a ti. ꟷLa Diosa del Fuego miró con atención cada parte del rostro de Nami. ꟷ Mira realmente es idéntica a ti Cordelia, muy bonita debo admitir.

—Gracias. —Fue lo único que respondió Nami. Ella no se veía igual a su madre, su madre entraba al lugar y todos voltean a verla, cada paso que daba era como si estuviera danzando sobre un mar inmenso, era dulce, inteligente, hermosa, claro que no se parecía en nada a ella. —Usted también es muy bonita. —Añadió, y no mentía.

—Bien vamos. — Agnes miró a Cordelia a los ojos y luego giró sobre sus propios pies para comenzar a alejarse del lugar. —Vamos Nami, mi hijo nos está esperando.

—¿Estás segura de que no hay nada más que quieras? — Preguntó Cordelia esperanzada, las emociones les estaban ganando y sentía que en cualquier momento iba a perder la compostura. —Porque si esto se trata de ti y de mí, podemos solucionarlo de una vez y no meter a terceros.

—No se trata de ti y de mí, no tengo otras intenciones más que un matrimonio arreglado para mi hijo. —Sonrío. —Mi hijo va a ser el Dios de este mundo, y necesito una esposa que esté a la altura de la situación. — Agnes volvió a mirarlas. —No se si ya lo sabes, pero Astor ha tenido una hija con una simple mortal, primero no puedo permitir que mi hijo esté con alguien así, y además todavía es muy pequeña no tengo tiempo para esperar ¿qué es una eternidad realmente? No hay tiempo que perder. —Soltó una carcajada, sabía que lo que acababa de soltar sería un baldazo de agua fría para Cordelia. — y Rebel, esa chiquilla, realmente no sirve para nada ¿No te parece que está malgastando el poder de ese elemento?




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