Capítulo 7

Los pies de Aidan se movían por si solos, y aunque él no quería enfrentarla, no quiera ni verla todavía, era como si mágicamente su cuerpo solo siguiera el camino que lo conducían a ella ¿Qué le diría? ¿Qué todo en un segundo había cambiado? ¿Qué nada de lo que habían planeado podía hacerse ya? Sentía que le había fallado, porque si bien, el no la amaba de la misma manera que ella lo hacía, él deseaba ayudarla, deseaba salvarla.

Ahí estaba ella, como él lo suponía, en el desierto escarlata, jugando con un par de niños a los cuales les enseñaba a leer y escribir. Aidan sabia que Elena amaba ese lugar, siempre mencionaba lo hermosas que le parecían las dunas de arena rojiza de aquel lugar.

El Dios del Fuego la observó por unos instantes, su piel, estaba tostada por tanta exposición al sol y al calor constante de las tierras ardientes, su cabello, parecía una cascada de rizos largos que le llegaban hasta sus caderas, en un tono castaño oscuro, con unos destellos apenas apreciables de cabellos dorados. Pero, lo que más le gustaba a Aidan de ella, eran sus ojos color ámbar, eran como brasas apagadas, no ardían con violencia, pero si conservaban un brillo latente. Una sola chispa bastaba para encenderlos.

ꟷ¿Vas a mirarme desde lejos por mucho más tiempo? ꟷSoltó ella, de una forma bastante coqueta. ꟷTe he visto a penas llegaste al lugar, tienes que saber que mis ojos son expertos en encontrarte a ti, siempre. ꟷAidan rascó su cabeza con nerviosismo, ella siempre lograba ponerlo en esa posición.

ꟷTe vi tan entretenida, que no quise interrumpirte. ꟷSoltó el joven Dios, señalando a los niños que corrían en el lugar, ya alejándose bastante de ellos. ꟷ¿Cómo has estado? Te ves muy bien el día de hoy.

ꟷYo bien, ya sabes, un poco de esto, un poco de aquello, pero siempre trabajando y esforzándome al máximo. ꟷElena sonrió, orgullosa de si misma. ꟷ¿Tú? ¿Qué haces por aquí? No pensaba verte hoy, ni estos días, ya sabes, se está corriendo el rumor por el pueblo de que la reina Agnes tiene prisionera a una joven diosa, y aunque me muero de curiosidad, no quiero saber sobre eso, me genera un poco de angustia, pobrecita.

ꟷVaya, si que te enteras rápido de las cosas, no ha pasado nada de tiempo desde que Agnes volvió. ꟷAidan se sintió incomodo, el todavía no sabia como decirle a Elena los planes que su madre tenia para él. ꟷEs mejor que no vayas por ahí hablando de esos temas, sabes que a ella no le gusta que hablen a sus espaldas, y yo también prefiero que no te involucres, por favor.

ꟷTranquilo, no lo hare, te prometí que iba a mantener un perfil bajo y eso es lo que hago siempre. ꟷElena se acercó a él, pero Aidan retrocedió antes de que pudiera tocarlo, sorprendiéndola por completo. ꟷEscuche a dos señoras hablar sobre eso cuando venia hacia aquí. ꟷLo observó curiosa. ꟷ¿Seguro que te encuentras bien? Acabas de rechazarme. ꟷSoltó una risita nerviosa, con un toque de incomodidad.

ꟷYo sí. ꟷRespondió Aidan, pero no sonaba muy seguro de lo que estaba diciendo.ꟷ Pero mira, seré sincero contigo, Agnes tiene planes…ꟷBuscó en su mente las palabras adecuadas, pero ningunas parecían funcionar. ꟷ Ella tiene planes un poco caóticos, y peligrosos, y sabes que eso planes me incluyen a mí, para mi desgracia, y a los demás reinos. ꟷSuspiró. ꟷNo me gustaría que algo te pasara a ti por estar cerca mío, así que, lo mejor es que finjamos no conocernos, al menos por un tiempo, porque en verdad me gustaría mantenerte a salvo.

ꟷEsta bien. ꟷElena lo miró con tristeza, dentro de ella existía el deseo de que él solo fuera un simple mortal. Todos los días se cuestionaba el porque de enamorarse de alguien así. De todos los seres que habitaban el mundo, ella tenia que ir y enamorarse del Dios del Fuego. ꟷ Sigo creyendo que lo mejor seria que huyamos de aquí Aidan, con tu poder, podrías sacarnos rápido a ambos de aquí, y podemos escondernos hasta que ya nadie nos busque, estoy dispuesta a correr el riesgo por ti.

ꟷElena. ꟷAidan le regaló una sonrisa triste.ꟷ Agnes es capaz de buscarnos una eternidad entera si es que se lo proponer, y yo, yo puedo esconderme, pero tú no tienes tanto tiempo, ya te lo he dicho ¿Qué haré el día en que ya no estes mas aquí?

Los ojos de Elena comenzaron a humedecerse. ꟷNo puedo amarte y estar contigo una eternidad Aidan, pero puedo prometerte que te voy a amar hasta el último día de mi vida en esta tierra ¿Eso no es suficiente?ꟷ Preguntó, dando un paso hacia él, Aidan esta vez no se alejó.

ꟷQuisiera decirte que sí, porque odiaría romper tu corazón, pero sabes que no lo es. ꟷ El Dios del Fuego deseo arrancarse el corazón y dárselo por completo a la joven que lo miraba con esos ojos llenos de tristeza y amor, pero de nada servía ya.

ꟷEntonces ¿Dónde quedaron todas esas promesas que nos hicimos? ꟷ La joven parecía bastante afectada con la respuesta del Dios. ꟷ Dijiste que algún día saldríamos de este maldito lugar, porque preferias unos años viviendo en libertad conmigo, a toda una eternidad aquí encerrado. ꟷElena miró en dirección a los niños que aun jugaban en el lugar, muy cerca de ellos. ꟷHasta hablamos de lo divertido que sería tener una familia, un hogar al fin.

ꟷLo sé, no olvido todo lo que dijimos. ꟷAidan sintió lastima por ella ¿Por qué le había dicho todas esas cosas? Si nunca había estado seguro de sentirlas verdaderamente. ꟷ Pero entiende, que las cosas solo cambiaron de un momento a otro, y ya no puedo prometerte nada de eso, al menos, no hasta que todo se solucione.

ꟷ¿Y que se supone que debo hacer ahora?ꟷ Preguntó ella, sin quitarle los ojos de encima. ꟷ¿Me quedo a esperar por ti? O ¿Solo tengo que retomar mi vida y olvidarte por completo? ꟷ Buscaba en los ojos de él alguna respuesta.

ꟷMira Elena… ꟷAidan iba a responderle, pero Elena continúo hablando.

ꟷSiento que de nuevo soy la tonta que se queda con todo el amor en las manos. ꟷ Finalizó.

ꟷMi madre sabe de lo nuestro. ꟷ Ella pareció sorprenderse por completo, no se esperaba en absoluto algo así. ꟷ Me amenazó con acabar contigo si no cumplo con un par de cosas que me han sido encomendadas, no quería decírtelo, porque no quiero que vivas con un miedo constante, pero viendo cómo te has puesto, no me queda de otra que decirte la verdad.