Legado elemental

Capítulo 12

—¿Entonces dices que no podemos usar nuestros poderes para reunir esos materiales que tanto necesitas? ¿Estas completamente segura de eso? — Volvió a preguntar Astor, porque todavía no había entendido muy bien todo lo que Cordelia había estado explicándole. Por momentos había deseado salir huyendo del lugar, y dejar que sus dos hermanas resolvieran esto por si solas, pero, sabía que algo así no era posible, todo iba a terminar en un completo caos, así que, a él le tocaba estar presente para mediar. — No entiendo las razones que habrá tenido nuestro padre para hacer algo así.

De repente, un sin fin de pasos comenzaron a oírse, llenando todo el lugar y tomando por sorpresa a Astor, quien justo en ese momento entendió, que su hermana no se iba a dejar ganar tan fácilmente, ella iba a dar pelea, pero, debía admitir que, un poco le asustaba saber hasta dónde estaba dispuesta a llegar.

—La respuesta es muy simple Astor, nuestro padre no quería que fuera tan fácil, se quería asegurar de que, si en algún momento alguien quisiera crearla, fuera porque realmente era necesario, y no por algún arranque de locura de alguno de sus hijos. —Explicó la Diosa, viendo como todos sus soldados entraban al gran salón de su palacio, y comenzaban a formarse de manera ordenada delante de ellos. —Si me lo preguntas, estoy segura de que él temía lo que Agnes pudiera llegar a hacer, y no se equivocaba.

—Comprendo, tiene mucho sentido si lo explicas así, ahora dime ¿Enviaras a todos tus soldados? — Quiso saber, observando como humanos de todas las edades entraban, uno tras otro, todos bien ordenados, como si aquello lo hubiesen ensayado ya un sin fin de veces. — ¿Arriesgaras a tantas personas? ¿Estás dispuesta a tanto?

—No están en peligro realmente, mientras tengan cuidado, nada les pasará, esto aún no es una guerra, y haré lo que sea para que no lleguemos a ese punto, confía en mi por favor. — O al menos, eso esperaba Cordelia, porque, si bien no tenían que enfrentarse a ningún otro ejército, ella sabía que de todas maneras estarían expuestos a climas y situaciones complicadas.

Cordelia se levantó de su asiento, y todos los soldados se inclinaron, como muestra de respeto hacia la que era su reina. Y, ante los ojos de todos los presentes, incluso de su hermano Astor, habló:

—Atención por favor. — Todos los presentes volvieron a su posición firme cuando la Diosa comenzó a hablar, incluso muchos de ellos, nunca habían estado en presencia de Cordelia, así que, no podían evitar sentirse maravillados. — Como todos saben, la Diosa Nami, mi hija, ha sido llevada por Agnes al reino de fuego, esto no ha sido en contra de nuestra voluntad, sino, que ella ha ido para tratar de averiguar qué es lo que trama mi hermana, arriesgando su vida por este reino, y por este mundo, porque para eso la he creado. —Cordelia dio un paso hacia el frente, con el pecho lleno de orgullo. — Hoy, tengo una misión que encomendarles, para terminar con esto de una vez por todas, para que al fin la paz reine en este mundo, para que ya nunca más se pierdan vidas injustamente, pero para eso, voy a necesitar que todos cooperen conmigo, necesito la ayuda de todos ustedes.

—Su majestad. —El soldado de mayor rango presente dio un paso al frente. —Lo que usted ordene.

—Bien, la misión no es fácil, se van a enfrentar a climas extremos, y situaciones apremiantes, pero confío en que todos ustedes podrán lograrlo. — Uno de los sirvientes del palacio, se acercó apresuradamente a Cordelia y le ofreció un pergamino, en dónde la Diosa había detallado los materiales que su padre le había dicho en el pasado. —Primero, necesitaremos metal estrella, es un metal muy raro, y se puede obtener en las profundidades de la tierra o en meteoritos, pero tranquilos, no les pediré algo tan desalmado, no los haré ir a las profundidades de este mundo, en cambio, en el reino de Rebel, en la cima de la montaña más alta, al norte del país, quedaron los restos de un meteorito que cayó el día que mi padre creo este mundo. —Todos escuchaban a la Diosa hablar, y, aunque nadie la cuestiono, a ella le pareció necesario darles una explicación. — Puede que se pregunten por qué no vamos nosotros mismos a buscar estos materiales, es que, el creador de este mundo decidió que, nuestra magia desaparezca cuando estemos en estos puntos. — Astor escuchaba atento, porque, aunque él también era un Dios, no tenía ni idea de lo que su hermana decía, su padre nunca le había confiado cosas así a él. — En segundo lugar, necesitaremos madera de árbol sagrado, este lo encontrarán en lo más profundo del bosque que se encuentra en el reino de Tierra, donde ni siquiera la luz del sol se atreve a ingresar, mi hermano, el Dios Astor, les indicará la entrada. — El dios se removió inquieto en su asiento, él no recordaba haber dicho algo así, además, sabía cuan peligroso era meterse en ese lugar para un simple humano. — En tercer lugar, necesitaremos una piedra preciosa que se forma en rocas que han sido sometidas a altas presiones, a estos yacimientos van a poder encontrarlos en el último valle de nuestro reino, se darán cuenta de que están ante ella por su color marrón rojizo, pero por favor, tengan cuidado con las lluvias intensas. —Nadie emitía ni un solo sonido, solo la voz de Cordelia se oía en la sala. — Y, por último, necesitaremos lava, del volcán más antiguo, el primero que fue creado, sé que será difícil, ya que solo se encuentra en el reino de Agnes, pero confío en ustedes, y sus capacidades. —Ante los ojos de todos, Cordelia enrolló el pequeño pergamino, dando por finalizada las instrucciones.

—Ya mismo comenzaremos su majestad. — Volvió a hablar el mismo soldado, y sin que nadie dijera nada más, todos se retiraron de la sala, dejando a los dos dioses completamente solos.

—Cordelia hay niños allí. —Fue lo primero que salió de la boca de Astor cuando se aseguró que nadie más pudiera oírlos. —¿Estás segura de que estás pensando las cosas con claridad?




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