Adara
Tome mi chaqueta y salí de casa, ya casi no me despierto estaba muy cansada, pase desayunando algo rápido, luego me dirigí a la fábrica. Como dijo Santa el entrenamiento lo tomaría antes de hacer la revisión diaria de la fábrica, así que no solo yo sino Ossian también llegó más temprano.
-¿Sabes que no es necesario que tú entrenes? -le digo a Ossian al terminar el calentamiento- Yo soy la que si lo tiene obligatorio, ve a descansar -empiezo a empujarlo, pero él se resiste.
-Lo sé, pero quiero hacerlo, quiero acompañarte -se da la vuelta provocando que casi me caiga, le sonrío y seguimos con los ejercicios.
Hoy se me hicieron más fácil los ejercicios, pero aun así terminé muy agotada, ni hablar de Ossian, él casi ni se podía parar, lo regañé, pero igual no quiso descansar más ni abandonar los ejercicios.
Al terminar comenzamos la rutina nada más abrieron la fábrica. No han estado fallando, de hecho hemos logrado recuperar ya la cantidad que se debe llevar para hoy. Terminamos y fuimos a almorzar con Dulce.
-¿Segura que no te tiene amenazada? -dice Dulce cuando Ossian va por su comida- parpadea dos veces si lo es.
-Tranquila, no me tiene amenazada ni nada, tampoco es que seamos los mejores amigos del mundo.
-De acuerdo, te creo, pero no me fiaré de él hasta que pasen unos mil años.
-No es tan malo, ya verás que él ha cambiado.
Asiente con la cabeza y continúa comiendo, Ossian se sienta y comienza a intentar hablar con Dulce, no tan convencida, le habla aunque he visto que tal vez ya no le caiga tan mal. Casi terminando de comer llega un duende, al verlo casi hundo la cabeza en la comida de desesperación, Ossian me acarició la espalda de consuelo.
-¿Qué sucede? -Ossian habla.
-Se le solicita a la señorita Sorní y a usted joven Solana a la oficina de Santa Claus.
-Claro, ahora vamos -el duende se va y me quejo entre dientes- vamos -Ossian se dirige a mi- termina de comer y podemos ir con Santa.
-No, estoy bien así, vamos ahora -me comienzo a levantar.
-Si tu lo dices -me imita.
Caminamos juntos, en las escaleras logré ver de reojo que Ossian me vigilaba para que no me cayera ya que mis piernas me temblaban al subir por el ejercicio. Sonreí sin que él me viera.
-Permiso -decimos al entrar a la oficina.
-Que bien que llegaron, necesito que revises está lista -me entrega un gran rollo- sé que tenemos este registro en las pantallas, pero es tradición repasar la lista de los niños.
-De acuerdo, ahora la reviso.
-Bien, les dejaré la oficina para que estén cómodos.
-Gracias -se retira Santa y yo me dejo caer el su sillón detrás del escritorio.
-¡Si! Algo cómodo.
-Parece que si tienes bastante trabajo, son muchos niños.
-Por eso empecemos ahora para poder terminar para final de jornada -deshago un poco del rollo y Ossian se acerca con la silla a mí.
Los nombres estaban en color negro, tan solo los primeros tres tenían color, dos verdes y uno rojo.
-¿Se supone que ponga todo al azar? -comienzo a buscar una respuesta en el rollo.
-No creo, eso es injusto, debe de haber algo por ahí.
Dejo el rollo sobre la mesa y estiro mi mano para limpiar uno de los nombres que tenía con polvo, al hacerlo se alumbra el nombre y comienza a salir un brillo fuerte haciendo que deje el rollo sobre la mesa tapando mis ojos,
-¿Qué pasó? -quito mis manos.
-Mira -dice sorprendido Ossian.
Esa luz se ha transformado a una tipo proyección en donde puedo ver al niño perfectamente, pasan diferentes escenas de él, tanto buenas como malas, pero las malas son cosas no intencionales.
-¿Qué se supone que haga ahora? -me acerco un poco más- ¿qué debo decir? ¿Qué es un niño bueno? -el nombre se transforma automáticamente en verde.
-¡Wow! -se acerca Ossian- esa es magia ¿no?
-Exactamente -los dos nos quedamos viendo estupefactos al rollo.
-Parece que esto no será tan aburrido.
La magia no es que sea algo nuevo, los renos la tienen, pero nosotros como personas ya no la tenemos, ya no existe. Tan solo se cuenta como los anteriores duendes y Santas, poseían de ella. Así es como construyeron cada una de las cosas que habían, como era que no dependíamos de los humanos ni de sus artefactos.
Nos quedamos viendo a cada niño, fue más rápido de lo que creí, aunque de vez en cuando le pedía a Ossian que consultara a control de niños, para revisar cómo habían puesto a algún niño o le consultaba a él como consideraba que lo pusiera.
Terminamos a la hora de la salida de los demás duendes. Estábamos agotados, pero aun así debíamos terminar con la rutina y tocaba entrenamiento con los renos. Al llegar los duendes no habían preparado nada.
-Hoy entrenamos más tarde -se acerca Santa mientras estábamos a avanzar por el pueblo cuando llegamos a la entrada.
-¿Por qué? -Me acerco a Santa.
-Quiero que ahora entrenes de forma diferente, para eso necesitamos mínimo que salga la luna.
Le hicimos caso a Santa y fuimos mejor a cenar algo antes del entrenamiento. Traté de convencer a Ossian que podía ir a descansar, pero nuevamente se negó y me amenazó que si se lo volvía a repetir él se quedaría aún más tiempo conmigo.
Al llegar la noche nos dirigimos de nuevo a la fábrica, en donde encontramos ahora sí, a los renos listos.
-¿Debe ser tan tarde? -Me dirijo a Santa.
-A partir de ahora nos podemos coordinar con algunos países, a esta hora podemos darle la vuelta al mundo sin que nadie se de cuenta.
-¡¿La vuelta al mundo?!
-Debes atravesarlo, por lo menos necesitas conocerlo para saber tu camino, ahora este será tu entrenamiento, te estaré acompañando al igual que el coordinador de viajes, así no te perderás, luego tendrás que hacerlo sola.
-Muy bien… -digo no tan convencida.
Editado: 24.11.2023