🍃(EL ARTE DE LA TRAICIÓN)🍂
Me encontraba en el castillo del Rey Siron, había acompañado a mi padre a su trabajo. Ser el Guardia Real demostraba demasiada lealtad de parte de mi padre, mejor conocido como "Sindal el Justo". Podía sentirme orgullosa de él al saber que, a pesar de servir a un Rey nada misericordioso mi padre era lo contrario a nuestro Rey.
Vi a mi padre ir a los aposentos del Rey. Se volvió a mi y puede leer sus labios.
—Regreso en unas horas—habló sin pronunciar sonido alguno.
Asentí para luego acercarme a una de las ventanas de gran tamaño del castillo. Pude ver el patio y la gran belleza de este. Recargué mis manos en ella, y el aire llegaba a mi como una oleada.
—Incluso después de las clases sigues siendo tan extraña—Escuché decir en forma de burla a alguien cuya voz sentía reconocer.
Me volví hacia él y al mirarlo me percaté de inmediato de quien era. Bajé la mirada y no por intimidación, si no, por obligación.
—Qué puedo decirle, así es como soy, su majestad—Él rió de inmediato.
—Tranquila Alení, sabes perfectamente que no me gusta que lo hagas. Son otros tiempos, no estamos en la edad antigua, donde te mandaban a asesinar cuando llegabas a mirar a la realeza a los ojos.
—Antes no sucedía eso, lastimosamente seguimos en oscuridad—Me di cuenta de lo que había dicho y mantuve la mirada hacia el suelo.
—No sé cuántas veces deba disculparme por mi familia, y quizá jamás puedan perdonarme, sin embargo espero poder cumplir con tus expectativas Alení. Te veo mañana en clase—Vi sus pies moverse lejos de mi.
Me sentí mal por haber ofendido al Príncipe, a pesar de saber que él es el único de la realeza que tiene cualidades que el Rey Naron tenía. Pero me hervía la sangre saber que él legado de la realeza original había sido traicionada, obligando a su familia a ocultarse y morir en silencio. Sin justicia y a manos de un traidor.
Caminé intentando olvidar lo que había hecho, tenía la libertad de poder caminar por el palacio, a excepción de algunas habitaciones. Iba demasiadas veces a la cocina para poder deleitarme con la deliciosa comida que las cocineras preparaban.
Caminé por un pasillo enorme hasta llegar a la cocina. Una de las cocineras me miró y fue hacia mí.
—Alení querida, tanto tiempo a que no te veía. Él Príncipe no está pero, podemos hacer que venga—dijo aquella mujer de cincuenta años tomándome por los hombros.
—N-no, acabo de toparmelo hace unos minutos, de verdad que no es necesario—fui directo a dónde había fruta tomé una manzana roja y comencé a comerla.
Ellas se miraron entre todas y rieron un poco.
—Alení, todos en el reino sabemos que tarde o temprano terminarán enamorándose, podemos verlo en tu futuro—Dijo Marissa mientras mantenía la mirada fija a lo que cortaba.
—Tengo 17 años, además el Príncipe ni siquiera se me hace una persona interesante, mucho menos guapo.—Me volví hacia la puerta y la manzana se me calló de las manos al darme cuenta que él se encontraba parado, escuchando cada palabra.
—Vine por algo de fruta—Caminó hacia a mi lado y pasó ignorandome—Podrías llevar a mi habitación algo de fruta, iré a practicar un poco.
—Claro Joven—respondió Marissa mientras sacaba más fruta de unas cajas.
Él salió y fui detrás de él. Me acerqué lo más que pude y al ver que se quedó de pie observando un libro aproveché para hablarle.
—Sé que hoy lo he ofendido más de una vez, quisiera ofrecerle una disculpa.—El continuó caminando.
Lo seguí aún así, intentando no enojarme.
—Por favor, he sido bastante mala. ¡Podrías escucharme al menos!—Grité mientras el hacia caso omiso.
Él salió al patio cruzando una de las puertas. Salí de la misma manera y lo vi sentado leyendo con la mirada en aquel libro viejo.
—Blake de verdad eres difícil—Él me miró y sonrió—¿No puedo simplemente disculparme?.
—Hace tanto tiempo que no pronuncias mi nombre—Habló mientras dirigía su mirada al libro.
—Solo quería que escucharas mis disculpas—Él dejó el libro en aquella banca y me prestó atención—Lamento haber dicho esas cosas. Sabes que aprecio mucho la persona que eres.
—Lo sé Alení, estás disculpada—tomó el libro nuevamente—Pero deberías estar estudiando y practicando, hoy en la prueba te fue terrible.
—No hablemos de eso—Me senté a su lado y dirigí mi mirada a los árboles que estaban justo enfrente—No he podido manejar bien mis poderes, pareciera que no quieren salir.
Vi al Blake ponerse de pie y comenzar a estirarse.
—Vamos, ven pelearás contra mí—me hizo una seña con su mano para que fuera hacia a él—¿O te da miedo?.
Aquello último fue lo que desató mi poca tolerancia.
Abrí la palama de mi mano haciendo que de esta brotara fuego; fui hacia él y le comencé a lanzar bolas de fuego, las cuales evitaba agilmente. Ambos corrimos uno contra otro, intentaba darle golpes pero él era más fuerte.
Iba hacia él nuevamente cuando extendió una cortina de fuego entre nosotros evitando que pudiera pasar. Después hizo que esa misma cortina me encerrara en un círculo.
—Eso es trampa, aún no puedo manejarla así.—dije cruzándome de brazos.
Él desapareció el fuego, como si el aire se lo llevara y al mismo tiempo se incorporara a la atmósfera.
—Tienes que respirar un poco, colocas la manos a la altura de tu pecho y sueltas aquel aire—Mientras me explicaba lo hacía con sus manos—Necesitas relajarte, no pienses que debes hacerlo, más bien dilo como si ya lo estuvieras haciendo. La práctica ayuda Alení.
—Es fácil decirlo cuando eres más ágil y no se te dificulta—Regresé a la banca y me senté—Vi el libro y lo tomé—Este libro...es el que mi madre solía leerme—Abrí el libro—El Rey Naron siempre fue un ejemplo a seguir.
—Estaba en la biblioteca, mi madre también solía leerme el libro antes de que falleciera—Se sentó a mi lado y continúo hablando—Siempre quiso que siguiera sus pasos e inspirarme en lo bueno.
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Editado: 22.04.2024