Legado : Trilogía Fuego Blanco( Libro 1)

CAPÍTULO 4

🍃SENTIMIENTOS 🍂


《ALENÍ 

Llegué al patio y solté un pequeño suspiro. 
Las clases se daban dentro del palacio pero solo aquellos hijos que servían al Rey, el resto las tomaba en otro lugar, ese era uno de los privilegios que teníamos por ser hijos de quienes ayudaban al Rey. 

Llegué al lugar donde daban las clases, este era de gran tamaño, al aire libre, resultaba tedioso tener que estudiar, pero necesitábamos saber de nuestro poder antes de usarlo. 

—Muy bien, chicos vengan acérquese—Hacía ademanes con sus manos—Necesito que recuerden lo peligroso que a veces puede ser su poder. 

Todos nos acercábamos a él e intentamos poner atención a lo que decía. 
Escuchaba o por lo menos eso pensaba que hacía, mientras hablaba no dejaba de pensar en él y en ella. 
Debía hacer algo, ella no podía mantenerse más aquí, debía regresar a su planeta. 

—Alení, ¿Entonces qué vamos hacer?—Oí preguntar al profesor. 

Me quedé muda a la pregunta  pues no había puesto nada de atención. 

—Perdón, no me siento muy bien, ¿Podría ir un momento al sanitario?—Coloqué mi mano en la cabeza para simular que esta me dolía. 

—Sí por supuesto, ve y cuando te sientas un poco mejor puedes regresar. 

Asentí de inmediato y salí del lugar. 
Solté un suspiro mientras caminaba hacia el palacio. 
Vi al Príncipe salir junto a Eira, ambos hablaban y sobre todo ella reía mientras lo miraba algunos segundos. 

Hice una reverencia al momento de llegar a ellos. 

Comencé a sentir dolor en mi cabeza nuevamente. Y traté de disimular, aunque sentía que no lo hacía bien. 

Solo vi como asintió y no dijo palabra alguna. Blake continuó caminando dejándome de lado. 

Caminé hacia la puerta y una vez que llegué entré y fui directo hacia los sanitarios. 

Me vi en el espejo y noté lo pálida que me veía. 
Comencé a sentir mucho calor y me quité el suéter que tenía puesto. Lo coloqué junto al lavabo para después colocar ambas manos recargadas sobre este mismo. 

—¿Qué me pasa?— Respiré profundo para luego abrir la llave de agua, cuando esta salió tomé un poco y la esparcí por mi rostro. 

Intenté tomar aquel suéter que había dejado, cuando lo hice salí lentamente por la puerta, salí del sanitario dejando la puerta cerrada me recargué en ella para luego lentamente sentarme. 

Comencé a cerrar los ojos poco a poco, sintiendo frío de un momento a otro. 
Comencé a temblar pero no tenía fuerza para poder colocarme nuevamente el suéter. 

Sentí como alguien me cargó y me llevaba,  no podía siquiera mirar, sentía todo mi cuerpo cansando, no sabía la razón pero era demasiado doloroso. 
El sueño pudo vencerme haciendo que no supiera nada más. 

《LUCA》 

Caminaba por el palacio, estaba haciendo lo que casi a diario hacía. 
Caminaba por el pasillo que lleva a los sanitarios cuando noté que alguien estaba sentado en la puerta. 

Me acerqué lo más que pude para ver con claridad. 
Cuando llegué me percaté de que era Alení, se veía bastante pálida y mantenía sus ojos cerrados. 

Decidí tomarla y llevarla a un lugar donde pudiera estar bien. 
Caminé nuevamente por el pasillo para luego subir las escaleras, su padre me había dicho que se estaba quedando en su antigua habitación. 

Continúe  caminado hasta que llegué a su habitación. 
Noté que su padre venía hacia a mi, su rostro se puso serio y llegó lo más pronto hacia mi. 

—¿Qué le ocurrió?—Preguntó preocupado mientras tocaba su rostro. 

—La encontré en los sanitarios, está pálida y parece tener bastante frío, es por eso que decidí traerla—Respondí de inmediato mientras él habría su habitación. 

—Vamos recuestala sobre la cama—Acomodó las almohadas. 

La recosté sobre la cama para luego taparla. 

—Iré por el médico— Hablé para Sindal. 

—¡No!—Oí decir rápidamente a Sindal—Solo necesito ir por unas cosas, confía en mi. 

Asentí y lo vi salir de la habitación. 
Me quedé a su lado mientras colocaba su cabello hacia a un lado. 
Noté que se quejaba y traté de hablarle. 

—Alení ¿Me escuchas?—Toqué su rostro. 

Su boca no pronunció palabra alguna. Eso hizo que me preocupara. 

—Eso está mal—Oí decir a Alení mientras mantenía los ojos cerrados. 

—¿Cómo?—Inquirí de inmediato. 

—Ella debe salir de este planeta—Respondió  lentamente—No quiero—Paró un poco—Que te hagan daño, porque—Volvió a parar—Te quiero. 

Me quedé callado unos segundos tratando de entender lo que estaba diciendo. 

Oí la puerta abrirse. Entró Sindal con medicamentos y una infusión que parecía tener varias plantas. 

—Toma intenta darle esto—Me dio la taza que aún permanecía caliente. 

Se lo di poco a poco y ella parecía tomarlo. 
Noté minutos después que se veía mejor. Pero aún permanecía durmiendo. 

Decidí quedarme un tiempo cuidándola. Mientras que Sindal había ido con el Rey, me pidió que pudiera estar con ella hasta que se sintiera mejor. 

《ALENÍ》 

Moví los dedos de mis manos y pude sentir sábanas lisas, estaban frías. 
Abrí mis ojos poco a poco hasta acostumbrarme a la luz, me di cuenta que estaba en la habitación que anteriormente había usado. 

Me di cuenta que Luca se encontraba a mi lado parecía haberse quedado dormido. 
Decidí moverlo un poco y él despertó de inmediato. 

—Perdón, me quedé dormido—Sonrió un poco—Me alegra que estés mejor. 

—Perdón por molestarte, no debiste quedarte. 

—Tú padre vino, dejó estos medicamentos. Debes tomarlos y además de eso, sabes que soy tú amigo me gusta poder ayudarte—tomó mi mano. 

—Gracias, pero ahora me siento mejor, creí que este día no podía empeorar y me sentí mal—Reí un poco—Estaré mejor lo que me quede del día. 

Tocaron la puerta, Luca y yo nos miramos. 

—Adelante—Hablé unos segundos después. 

Vimos entrar al Príncipe Blake, Luca de inmediato se levantó y le hizo una pequeña reverencia. 

—Estaré afuera por si necesita algo—Comentó Luca mientras salía de mi habitación. 

Blake caminó hacia a mi y se sentó a mi lado. 

—Oí que te sientes mal—Bajó la mirada—Es por eso que vine. 

—Por un momento pensé que tu princesa vendría también—decidí desviar la mirada. 

—Sabes que me importas, pero ahora... 

—Ahora debes poner tu vida en peligro por alguien a quien apenas y conoces—Lo interrumpí—Ni siquiera sabemos si dice la verdad, en cuanto la descubran todo irá sobre ti, ¿No piensas en eso?. 

Él tomó mi mano de repente, su mirada fue realmente seria. 

—Solo quiero ayudarla, estoy seguro de que tu habrías hecho lo mismo que yo. Y sé que me ayudarás como cuando éramos pequeños. 

—Él hecho de que en el pasado lo haya hecho no quiere decir que deba hacerlo ahora. Ni siquiera me has dicho más, me lo ocultas y me has estado evadiendo todo el día. ¿Y solo porque estoy mal vienes a verme?, eso solo me confirma que cuando necesitas algo es cuando me buscas. 

—No, no es así. Te estimo mucho y ahora nos hemos acercado más. También me preocupas, pero debo hacer esto. 

Me quedé callada un momento; me puse de pie y lentamente iba hacia la puerta. 

—Lo siento Príncipe, no puedo atenderlo más. 

Él se puso de pie y caminaba hacia a mi. 
Sentí un dolor en mi cabeza nuevamente y casi caía al suelo.
Él logró tomarme y me acompañó a la cama. 

—¿Qué es lo que no me has dicho Alení?—Preguntó serio mientras me dejaba en la cama. 

Me preocupaba que supiera de los síntomas. Si el sabía de los herederos correría peligro, aún cuando quisiera confiar en él, es imposible que pueda decírselo. 

Él acomodaba mi almohada pero aun no respondía a aquella pregunta. 

—¿Me dirás?—inquirió nuevamente. 

—¿Tú me dirás por qué razón está aquí?—Respondí haciendo otra pregunta. 

—Creo que es mejor que seas honesta conmigo, estos síntomas, los dolores de cabeza, tú nunca te enfermabas de esta manera. ¿Hay algo que deba saber?. 

Tomó la sábana y la acomodó hasta la altura de mi pecho, y teniéndolo cerca hice lo único que se me pudo ocurrir. 

Tomando su rostro con ambas manos lo acerqué a mi y lo besé de manera rápida. 

—¿Tal vez todo sea por quererte?—Hablé luego de besarlo. 

Miré hacia otro lado intentando no mirarlo. 
Sentí como me volvió hacia él y me besó. 
Sentí sus labios junto a los míos, sus manos se encontraban en mis mejillas, cerré los ojos y me dejé llevar. 
Ese beso se extendió más y más hasta que no nos quedó aire, tuvimos que parar y fue cuando mi padre entró. 

Ambos nos miramos y nos quedamos callados. 
 




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