Legado : Trilogía Fuego Blanco( Libro 1)

CAPÍTULO 11

《BLAKE》

Después de haberme despedido de Alení, fui hacia mi habitación, tomé una de mis espadas y la guardé.
 

Coloqué mi celular en uno de los burós y fui hacia el sanitario.

 

Me lavé el rostro para después secarlo con una toalla.
 

—Acabo de escuchar algo—Miré de inmediato era Eira—Al parecer encontraron rastros de magia en el palacio.

 

—¿Magia?—Pregunté rápidamente dejando la toalla en su lugar.

—Exacto, se supone que la magia dejó de existir hacer mucho tiempo, el mismo Rey de fuego lo declaró cuando sus antepasados subieron al trono. Creo que pasa algo aquí, el hecho de que la magia de hechiceros regrese será una muy mala noticia para ti y tu reino.
 

—La magia únicamente persiste en los herederos.—Respondí.

 

—Eso quiere decir que aún hay herederos a tu trono, ¿Eso sería un problema? ¿A caso vas a dejar que todo esto—Miró al rededor—¿Se vaya?.

 

—Jamás fue mío—Hablé seguro.

 

—Blake, ahora el reino te pertenece, ya es un legado para toda tu familia y para tus futuros hijos, si los demás planetas se enteran harán lo posible para traer de vuelta al heredero original y tu familia pagará las consecuencias.—Eira se veía preocupada.

 

—Ya lo dije, el reino que se supone es mi legado fue tomado a traición, no me interesa perder esto.

 

Eira se puso frente a mi.

 

—Tu padre deberá morir, perderás lo único que te queda, es el precio por tomar el trono a cuestas de la vida de alguien más. Así hayan sido tus antepasados, él lo tendrá que pagar.

 

Aquello que escuché me preocupó, debía asegurarme de que nadie más supiera de dicha magia.

 

—Debo irme—Respondí.

 

Salí de mi habitación y cerré la puerta dejando a Eira dentro de esta.

 

Llegué con mi padre anunciando mi llegada, el Rey dio la orden de que pasara.

 

—Necesito que comiences la búsqueda—Le habló a una persona que no había visto antes.

 

—Claro su majestad—Dio una reverencia y salió de los aposentos del Rey.

 

Caminé hacia mi padre quien parecía estar molesto, y al mismo tiempo preocupado.

 

—Hijo, necesito que estés muy alerta. Acaban de encontrar rastros de magia, se suponía que los herederos habían sido asesinados hace mucho tiempo, con la traición de nuestros ancestros. No me enorgullece claramente, pero de ser así, lo más probable es que ambos perdamos todo e incluso la vida misma.
 

—¿Qué es lo que harán?—Inquirí de inmediato.

 

—Vamos a mantenerlo oculto, hasta que encontremos a la persona.

 

—¿Qué es lo que harán con esa persona?—Miré a mi padre, quien reflejó culpa en su rostro.

 

—¿Debo decirlo?
 

Me quedé callado.

 

—Majestad, no seamos como nuestros ancestros, somos mejores que eso.

 

—La magia es muy peligrosa, no sabemos si es una persona de fiar, no sabemos si quiera lo que planea hacer.

 

—Busquemos otra solución.

 

—Necesito que te mantengas a salvo, mis guardias van a estar visitándote a menudo.
 

—Está bien su majestad, haré lo que me pide, aunque deseo que pueda encontrar la manera de evitar el hecho de tener que quitar vida.
 

Hice una reverencia y salí de los aposentos de mi padre.

 

Quise sacar mi celular de uno de mis bolsillos pero no estaba hasta que recordé donde lo había dejado.

 

Regresé a mi habitación busqué cerca de mi cama y lo vi, lo tomé de uno de los buró y oí que llamaron a la puerta.
 

Abrí casi inmediato guardando mi celular nuevamente.

 

—Hola Príncipe, perdón que lo moleste pero necesito que me acompañe.

 

Parecía ser uno de los guardias.

Asentí y lo seguí.

 

《ALENÍ》

 

Estaba en problemas, si Eira hablaba todo se arruinaría.

Mi familia todo, estaría en riesgo.

 

—¿Por qué tienes que estar en todo esto?—Inquirí de inmediato.

 

—No se, realmente disfruto molestarte. Pero esto no lo puedo dejar pasar, claramente Blake no se lo merece, él es bastante bueno.
 

—Tú no sabes por qué lo hago, y aunque te lo dijera no cambiaría tu forma de verlo.—Estaba molesta pero no sabía como arreglaría todo esto.

 

Vi a Eira sonreír.
 

—Amo la expresión en tu rostro.—Habló luego de unos segundos.

 

Esto hizo que mi enojo aumentara, mis manos comenzaron sentirse calientes.
 

—Siempre me has caído mal, pero ahora no te soporto.—Respondí.

 

Vi que ella se molestó, su rostro cambió de manera inmediata. Creó una daga de hielo, y la lanzó hacia a mi.

 

—Por lo visto tenías que ser la primera en lanzar un pequeño ataque.—Sonreí mientras descongelaba aquella daga.
 

—Veamos que piensa Blake sobre esta pequeña cámara.—Sostuvo la cámara frente a ella.

 

Vi que caminaba hacia la puerta.

 

—No lo harás—Hablé fuerte—Porque esto jamás pasó.

 

Ella me miró confundida, y en un segundo calló al suelo, le había hecho lo mismo que a Blake.

 

Tomé una foto al libro que había dejado en la caja con el hechizo de protección, para después buscar rápidamente un hechizo para que ella pudiera olvidar lo que acababa de pasar.

Revisé todas las hojas hasta que encontré uno.

 

Toqué su frente y dejé salir un poco de mi energía.

 

Pensé una y otra vez en todo lo que pasó, borrandose poco a poco como si jamás hubiese pasado.

 

Quité mi mano de su frente para luego llevar a Eira al sanitario, tomé la cámara la guardé y devolví todo a su lugar.

 

Una vez hecho todo esto salí de la habitación de manera inmediata.

 

Al estar completamente afuera me dirigí a la entrada del castillo debía salir de ahí de inmediato.

 

Oí a algunos guardias discutiendo sobre algo, aunque no lograba escuchar bien.




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