Legalmente mío

PRÓLOGO

— ¡No te vayas por favor! — Suplicaba mi madre desde los escalones, mientras mi padre llevaba en las manos una maleta. Yo tenía diecisiete años y estaba escondida detrás de una pared y veía como mi madre se humillaba, rogando a mi padre para que no nos abandonara — Yo te amo, piensa en tu hija, no puedes dejarnos abandonadas.

— ¡Ya basta! te he dicho que no soporto estar ni un minuto más en esta casa. ¡Me voy! ¡He encontrado el amor en otra parte! ¡Ya no me importas tú y menos Julie! — Esas palabras de mi padre eran como cuchillos atravesando por completo mi corazón. 

— ¡No puedes irte y dejar la empresa! ¡Tu eres el único que puede dirigirla!

— Nadie es indispensable en esta vida y yo no soy la excepción. No te humilles más y déjame ir — mi padre tomó nuevamente su maleta y llegó hasta la puerta principal — Algún día entenderás que el amor es más importante que el dinero 

¿Amor? ¿Cómo podía hablar de amor, cuando nos estaba abandonando? 

Ese día que mi padre salió por aquella puerta, no solo se llevó sus cosas. Junto con él se fueron las ganas de vivir de mi madre. 

Desde ese instante mi madre se convirtió en una alcohólica, Intentó reanudar su vida con otro hombres, pero su vicio fue su destrucción, nunca superó el hecho que mi padre nos abandonara. Supuestamente por amor. 

Entonces comprendí que el amor es el arma más poderosa del mundo, así es, te provoca una muerte lenta y dolorosa. Por eso decidí nunca entregar mi corazón a ningún hombre, el amor solo era sinónimo de debilidad, dolor y destrucción. 

Mi abuela una mujer fuerte, tenaz y poderosa. Tomó las riendas de la empresa. La vida le enseñó de manera dolorosa lo que es perder el amor. Mi abuelo solo estuvo a su lado por siempre años, murió en un accidente. Dejando a mi abuela a cargo de una empresa y dos hijos, mi tío Mike y mi mamá. Lamentablemente mi tío falleció diez años atrás, dejando a mi madre como su única hija. Se casó a los dieciocho años creyendo que lo hacía con el amor de su vida.

Dejó que mi padre se hiciera cargo de la empresa y ella se desligó totalmente de sus obligaciones.

Por eso durante muchos años me preparé para ese momento. Mi abuela me dejó el puesto de la presidencia. Un puesto anhelado por cualquier socio, pero la única que se lo merecía era yo. 

Trabajé duro durante años y le demostré a mi abuela, que era la mujer ideal para el puesto. Iba a demostrar que una mujer podía triunfar, sin necesidad de tener un macho a mi lado, sin amor, sin matri…

— ¡Necesito herederos Julie! — Mi abuela entró a mi oficina — ¡No quiero una nieta solterona! ¡Quiero nietos! ¡Muchos nietos! 

— ¡Abuela no puedes hacerme eso! Si tengo hijos no podré seguir siendo la presidenta de la empresa, negocios, socios, cuentas… no tengo tiempo para ser madre 

— ¡Yo fui madre, esposa y presidenta! ¡No tienes excusa! ¡Tienes seis meses! 

— ¿Seis meses para quedar embarazada?

— No, seis meses para conseguir un esposo y quedar embarazada 

— ¿¡¡¡Que!!!? ¿Quieres que me case? 

— ¡Claro! No voy a tener un nieto bastardo. Seis meses Julie, sino dejaré a alguien más en la presidencia

— ¡No puedes hacer eso! ¡Tu mejor que nadie conoces mi trabajo y lo que he luchado por este puesto! 

— ¡Seis meses! No cambiaré de opinión 

Salió de la oficina, dejándome en shock ¡Seis meses! ¿Adonde iba a conseguir un hombre que se convirtiera en mi esposo? Todos los hombres huían de mí.

¡Maldita sea! ¿Que iba hacer? 

 




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