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Amar se ha vuelto un privilegio, un eterno anhelo una gran búsqueda llena

de obstáculos con falsos amores, mentiras y traiciones para que finalmente

algunos terminan por rendirse y muy pocos alcanzan el objetivo.

Leigh.

Llegó al hospital dos horas antes de la acordada para relevar a mi padre, quien se quedó toda la noche con mi madre.

—Buenos días papá. —lo llamó, él sostiene la mano de mi madre, y mi corazón se estruja al verlos, yo en el futuro quiero algo así, no espero nada menos que eso.

—Hija, Buenos días. —mira su reloj y se sorprende. —Es muy temprano ¿No deberías venir más tarde hoy?

—Hoy libre en el trabajo. —le explico. —Ayer me han informado lo de los pagos y hoy tengo una reunión para hablar del financiamiento, mi mamá seguirá con su tratamiento.

—¿Y estás aquí para tener una reunión con ellos? A mí no se me ha informado nada de eso. —dice mi padre poniéndose de pie.

—Con que yo vaya ya está bien, además tu también deber ir a trabajar y sabes que no es bueno en esta situación que estés faltando al trabajo, todo dinero lo necesitamos.

—De igual forma deberían haberme informado, podría haber pedido un cambio de turno para poder asistir a la reunión.

—Tranquilo yo te contaré todo lo que pase y buscaré el mejor acuerdo porque yo tampoco quiero que esto no se solucione, tengo muy en claro lo que está en juego.

—Cuéntame qué sucedió, tú sabes bien que yo estoy dispuesto a vender todo por tí y por tu madre.

Él se marchó a trabajar minutos después.

Mientras tanto yo ordeno todas las facturas médicas por fecha, y las guardo en orden dentro de una carpeta, marcando cuáles son las pagar y las que pagaremos luego.

Además ordenó la lista de medicamentos.

—Vuelvo enseguida.

Le aviso a mi madre, y salgo cuando ya casi es hora de la reunión, fue todo muy deprisa pero creo estar bien preparada para la reunión.

Subo un par de pisos hasta llegar al lugar acordado, llama mi atención que no hay nadie esperando, imaginé que sería algo así como un día común para aquellos que llevamos algunos pagos sin cumplir y francamente no creo ser la única que se encuentra en esta situación.

Espero unos minutos hasta ver un señor un poco mayor que se acerca a mí.

—¿Leigh Castell? — pregunta una vez que llega al lugar donde me encuentro.

—Si, buen día. —lo saludo estrechando nuestras manos.

—Acompáñame a mi oficina.

Lo sigo aún sin saber como se llama ni nada de él, pero él conoce mi nombre así que pienso que se trata de alguien de contabilidad o algo por el estilo.

—Siéntate, mi hijo ya está por subir, estaba en una cirugía.

«”Mi hijo”», pensó Leigh.

En eso alguien toca la puerta y entra a la oficina, encontrándose con el señor Williams.

—Señorita Leigh, que bueno ver que la puntualidad aún vive en los jóvenes. —menciona el médico tratante de mi madre sentándose junto al señor que aun no se presenta, pero solo la observa en silencio.

—Buenos días doctor Williams, siempre intento ser puntual más si es algo tan importante como el tratamiento de mi madre, y se que para ustedes su importancia esta en los pagos y la deuda, pero mi centro de interés realmente pasa por otro lado, pero quiero que sepan que nosotros junto a mi padre queremos cubrir cada uno de los gastos, solo hemos tenido unos problemas debido a que no teníamos contemplado que algo así pudiera pasar y pronto nuestros ahorros se consumieron con las primeras cirugías.

—Según tengo entendido, en este momento están debiendo alrededor de un millón y medio de libras esterlinas, lo cual es una gran suma teniendo en cuenta a que se dedican, se nos hace casi imposible pensar que ustedes en menos de cuatro dìas, es por esto que solicite esta reunión con usted, teniendo en cuenta que tenemos una propuesta para hacerle que sería muy favorable para usted teniendo en cuenta su dificultad económica, e incluso podría incrementar su patrimonio y su madre podrá tener una calidad de excelencia de atención. —comienza hablando el doctor Williams

—¿A que se refiere con esa propuesta? no lo entiendo.

—Vemos difícil que usted pueda solucionar su problema económico así como nosotros vemos difícil de solucionar un problema de nuestro ámbito familiar, pero mi hijo vio una posible solución. —habla el señor desconocido.

Es cuando finalmente caigo en cuenta que estoy ante el dueño del hospital memorial, Vladimir Williams.

—Para no darle tantas vueltas al asunto la propuesta es la siguiente, nosotros te daremos el servicio médico que tenemos cada uno de los Williams, el cual es mucho más amplio que el que tiene cualquier paciente, además de ser gratuito para nosotros, perdonaremos tu deuda por lo cual no tendrías que abonar ni lo que deben en este momento, ni lo que están generando ahora mismo y por supuesto tampoco lo que abonarán en caso de no aceptar esta propuesta, con la sola condición de que aceptes casarte con mi nieto Anthony Williams. —habla el señor Vladimir.

—¿Qué? ¿Me están ofreciendo venderme a cambio de la salud de mi madre?

—Si se podría decir que es algo por el estilo, de igual forma no es una propuesta que reciben cada uno de los familiares de nuestros hospitalizados, es una gran oportunidad, única en sí misma, simplemente porque he visto tu dedicacion a tus padres, el respeto y amor que les tienes, he pensado que merecen esta oportunidad. —Menciona el doctor.

—Se ha equivocado al pensar que yo aceptaré algo así.

—Pues si considera que mejor es hipotecar todo y terminar nadando entre deudas, es su decisiòn, yo tampoco estoy buscando salvar a alguien que no quiere ser salvado, pero le hemos hecho esta propuesta para que lo piense, en la noche mi hijo estará aquí a la espera de una resoluciòn, pero para ser honesto se lo he comunicado a usted de antemano porque la veo como la mejor opción pero tampoco es la única, mientras que para usted si esta es su unica opcion es esto o la posibilidad de perder a su madre. —sentencia el médico. —Puede retirarse, tiene hasta las ocho de la noche para enviar su respuesta, piénsalo con calma y sepa que si no hay una respuesta por su parte se tomará como una negativa.