Legalmente Suya

3

El poder que se desprende de ti, activa algo

desconocido para mi, como si se tratara de una especie de

rafaga que soy incapaz de detener, eso es lo que generas en mi.

Leigh

Me siento fuera de la habitación de mi madre a esperar instrucciones, ni siquiera pienso mucho en lo que acabo de aceptar, porque es para salvarla a ella, en lo que a mi respecta, cuando ella esté a salvo me encargare de salvarme a mí misma, porque se que esto tampoco es algo definitivo, es solo un mientras tanto.

Recibo un correo.

“Sabíamos que elegirías lo mejor para tu madre, sube a la oficina donde en la mañana te hemos entrevistados, te daremos las instrucciones que debes de seguir para pronto ser presentada oficialmente en nuestra familia como una Williams.”

Una Williams, como si eso fuera algo que me interese, solo he aceptado para darle una mejor calidad de vida a mi madre, nada me importa lo que ellos realmente quieran.

Una vez terminó de leer el correo hago lo que me piden.

Ni siquiera estoy segura que es lo que estoy haciendo y cómo debería de sentirme con esta decisión, solo se que esta es mi mejor opción, por más que sienta que me estoy vendiendo no me importa.

Llegó nuevamente a la puerta de esa oficina y tocó la puerta, en la recepción ya no hay nadie, entiendo que no son horas para que alguien siga trabajando.

El doctor Williams es quien me abre la puerta, y junto a él se encuentra su padre y un joven, que ya con solo verme me pone cara de malhumorado.

Es es el más joven de los tres así que entiendo que se trata de mi futuro esposo, yo fuerzo una sonrisa repitiendo una y otra vez que esto es por ella.

—Buenas noches. —saludo intentando parecer animada con esto, por mas que ni bien he visto al hombre entiendo que esto sera una pesadilla.

Con solo verlo uno puede deducir el tipo de hombre que es, un maldito mujeriego.

Apuesto, puede que con inteligencia pero con falta de responsabilidad, ya viendo lo desprolijo que tiene su traje color azul marino.

—¿Ella es a quien creyeron apropiada para mí? —comienza a hablar el de ahora en más mujeriego. —Yo encuentro en una sola noche diez mujeres mejores que ella.

Es tan idiota que cada vez que abre la boca, mas me comprueba lo idiota que es, parece no entender que para que acepte casarme con el, se me fue ofrecido como un producto de gondola en oferta, y no ha sido el producto mas exclusivo que presume ser.

—No veo que es lo que tú tienes para presumir más que dinero, como para que me hables así. —Me animo a decir captando su mirada de molestia una vez más.

—¿Quien te ha dado permiso de hablar? —dice avanzando frente a mí.

—¿Permiso?¿Acaso eres mi amo como y yo tu esclava como para tener que pedirte permiso para hablar?

—El dueño de tu vida entera seré en cuanto nos casemos. —habla con arrogancia. —Así que aprende a pedirme permiso incluso para llevar maquillaje.

Esta vez soy yo quien me acerco a él quedando frente a frente.

—A tí jamás te pediré permiso para nada, no serás mi dueño, solo eres la mejor oferta.

—Mejor dicho, quien te sacara de pobre, por lo que me debes la vida entera.

Su arrogancia hace que quiera golpearle la cara, pero la poca cordura que me queda y el ver a los dos hombres que prácticamente me han elegido por ser hija de mi madre.

Su mirada despectiva en ningun momento cambia, es como si realmente odiara mi presencia aqui, pero no me importa, yo aqui me quedare por mas que tenga ganas de salir corriendo, necesito lo que ellos me ofrecen, por mas que el premio final sea tener que aguantar estar casada con una persona tan arrogante, idiota y para nada me quiera facilitar las cosas, al menos no me hara dudar a la hora de pedir el divorcio, porque si de algo estoy segura es que no aguanta una vida junto a una persona así.

—Es bueno que ya se conozcan. —interviene el mayor de los Williams, luego de que el menor de ellos y yo solo nos quedaramos viendonos con cara de querer matarnos.

La guerra en secreto nos estábamos declarando.




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