Legalmente Suya

8.

Leigh.

La noche dentro de todo después de esa pequeña “conversación” continuó con tranquilidad, yo me acerque a mi padre y pasé gran parte de la noche junto a él, mientras veía a lo lejos como mi “prometido” hablaba animadamente con varias personas, y copa tras copa que pasaba por sus manos era vaciada segundos después

Se mostraba muy alegre especialmente con mujeres, yo solo lo observaba a la distancia, prestando atención como es que mi futuro esposo se movía en un círculo de personas.

—Bien, reúnanse todos por aquí. —el Williams mayor nos comenzó a llamar.

Me acerqué junto a mi padre.

—Leigh, querida pasa por aquí, y Anthony tu también.

Ambos nos acercamos en silencio.

—Bueno, finalmente llegó uno de los días más esperados para mí como abuelo de este jovencito, verlo encaminar su vida tomando la decisión de quién será su compañera de vida de ahora en adelante, y siendo tan jóvenes quiero que entiendan que este camino puede estar llenos de adversidades, pero ustedes deben centrarse en proteger ese vínculo que tienen, porque frente a las adversidades es cuanto más juntos deben estar.

Yo solo me concentraba en sonreír, e ignorar esas palabras porque cada una de ellas eran como pequeñas dagas para ese sueño de niña que yo tenía sobre el matrimonio, y más viendo a la persona que se encontraba en mi lado, que solo tenía la vista en varias mujeres e iba de una a otra.

Un verdadero idiota, pero si el desea jugar así, así sera.

Hasta se me hace extraño ver como el Williams mayor se acerca a nosotros con una cinta roja y dos alianzas, para ponerla en mi dedo y luego en la de su nieto.

No es algo que acostumbre a ver, salvo en alguna tradición turca o algo por el estilo.

La madre de Anthony da un paso al frente tomando unas tijeras de una bandeja y se acerca a nosotros para cortar el lazo.

—Bienvenida a la familia. —murmura la señora antes de darme un beso en la mejilla.

Me da un escalofrío, miró mi mano encontrándome con esa alianza con la cinta cortada y comienzo a enfrentarme a la verdad, oficialmente estoy comprometida a matrimonio con un Williams, oficialmente le estoy vendiendo mi alma al diablo por mi madre, porque si de algo estoy segura es que ese pequeño mujeriego no me hará la vida para nada sencilla, ya me está declarando la guerra y ni siquiera hemos pisado el altar, estando casados todo será cuestión de ley de supervivencia.

Mi padre se acerca a abrazarme muy fuerte, tanto que me hace creer cuáles son mis intenciones reales con todo esto, pero dudo que sea así, porque de ser así él mismo estaría cancelando todo este show.

Anthony de pronto toma mi mano y comienza a caminar de nuevo hacia afuera.

—Creo que ya esto quedó claro que será así. —murmura luego de unos segundos de silencio. —Te estoy notando muy callada, ¿Qué sorpresa es esa? pensé que estarías mas animada con esto.

—¿Más animada con la posibilidad de casarme contigo? Claro que no, tal vez no lo entiendas porque no ves más allá de tus propios objetivos, pero tú estás lejos de ser mi perfecto esposo, y se que es muy pronto para decirlo, pero veo que tú y yo terminaremos en pie de guerra en breve, porque ninguno de los dos queremos esto, pero sin embargo, aquí estamos y yo no pienso renunciar así que es lo que hay.

—¿Qué es lo que te motiva a casarte conmigo? Dímelo de una vez, porque es una gran duda que tengo, ya al verte con toda esa gente observe que lo tuyo no es el poder, porque si fuera así solo hubieras intentado conectar, pero todo lo contrario sucedió, eres como un animalito intentando escapar de ellas. —Me acerco a él poniendo mis manos detrás mio.

—¿Qué otro interés crees que podría llegar a tener? Te daré una pista, no sueño con que mueras de amor por mi, pero si es por amor todo esto.

—Lo tengo en claro al ver a tú mamá, lo haces por ella, no puedo negarlo que es un gesto muy lindo de tu parte, pero este matrimonio por esa razón no lo soportaras, porque yo no soy una persona que sea de los gestos del corazón y todas esas cosas, a mi me mueven otras cosas.

Le sonrío de lado.

—Pues no te debería preocupar en lo absoluto si yo aguanto o no este matrimonio, porque mi propósito es solo mío y en nada te afecta a ti.

—Serás legalmente mía, como no podría afectarme algo con respecto a tí.

—¿Legalmente tuya ¿Acaso es algo nuevo que te has inventado? Parece ser que tú seras la persona que más desafiara mi paciencia.

—En realidad es la verdad, mi apellido será el que utilizarás en cuanto nos casemos, lo que te define como mi propiedad.

Estaba por responderle algo cuando de pronto algo llamó mi atención, una pequeña niña paso corriendo por el final del pasillo y asomaba su cabeza detrás de una pared.

—¿Quién es esa niña? —le pregunto a Anthony.

Y este inmediatamente se gira, y camina hacia ella.

—Kaia, deberías estar durmiendo, sabes que estas no son horas para tí.

—Pero yo quería comer pastel papi Anty. —dice ella dándole un abrazo a su pierna. —No le digas al abuelo que bajé, o se enojará conmigo.

Anthony la carga, y mira en mi dirección.

—Ven acompáñame.

Lo sigo sin decir nada, este hace un gran recorrido antes de llegar a una habitación totalmente rosa.

—Kaia te presento a Leigh.

—¿Es ella? —le pregunta mirándome con cierto brillo en los ojos. —El abuelo me dijo que era muy bonita, pero es más que eso, es una princesa.

Sus palabras me dan ternura, ella es una pequeña niña con una larga cabellera color rubio, ojos verdes, digna muñequita, estaba vestida con de conejita blanca y una capucha con sus orejitas.

—Leigh te presento a Kaia, ella es mi sobrina, tiene cinco años es la más pequeña de la familia.

—¿Te puedo llamar mamá? —me pregunta ella. —Se que me dirás que no lo eres, pero yo tenía una y ya no la tengo más, pero quiero tener una mamá así como papi Anty es mi tío y mi papá.




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