Legalmente Suya

9.

Leigh.

Anthony se apresura a tomar un trozo de pastel, antes de tomarme de la mano y prácticamente salir corriendo de allí rumbo a la habitación de la pequeña niña la cual nos esperaba impaciente.

Esta nueva faceta de mi prometido me daba algo de ternura, era totalmente opuesta a esta faceta de idiota que tiene.

—Espero y si nos cruzamos a alguien en el camino diremos que este pastel es tuyo y que lo quieres comer en otro lugar porque estás agobiado por la gente.

—¿No es más sencillo explicar que la niña te ha pedido pastel?

—¿Y qué la castiguen por estar despierta y deambulando por la casa? No, además que te cuesta mentir, has fingido frente a cientos de personas quererme y querer esto, que te cuesta mentir por una niña.

—Al final del día me voy a volver experta en mentiras.

—Bienvenida a la familia, este es el reino de los secretos, las mentiras y fingir una realidad paralela, pero eso es algo que descubrirás por tí misma pronto, como es que hacemos aquí para sobrevivir. —presiona un poco mi mano. —Primera regla de esta familia, las apariencias lo son todo, no importa que tan mal estemos, debemos vernos como un bloque, la aspiración para cualquier otra familia, no importa cuanto odies estar aquí, huir jamás será una opción porque terminan por atraparte no importa que tanto intentes correr, mi hermana era un claro ejemplo de eso, la única vez que había logrado huir de aquí termino mal, y ahora su hija corre con esas consecuencias.

Al ver con la rabia que habla entiendo que habla muy en serio.

—¿Por qué dices que ella paga las consecuencias?

—Ella ahora es quien toma el lugar de mi hermana, aún es muy pequeña para entender su rol, pero pronto querrán que empiece a actuar como siempre intentaron someter a mi hermana, esta es la segunda oportunidad de ellos, buscarán que ella sea una muñequita de la sociedad, una de colección, perfecta para crear lazos de poder a través de ella, así como lo han intentado conmigo, pero por la reputación que he construido jamás podrían lograr su cometido.

—¿Y cómo es que caigo yo en ese cuento?

—Es sencillo, tú eres una chica decente digamos, a la que han comprado para que se convierta en mi esposa y así poder tapar mi mala imagen, no han podido comprar un lazo de poder, pero al menos sirve para la fachada de familia correcta.

—Sigo sin entender porque has aceptado esto, salvo que sea por ella. —digo señalando hacia la puerta que se encuentra frente a nosotros, en la que se esconde una pequeña niña.

—Lotería, en un mundo de nubes grises, ella es el sol, así como lo fue mi hermana cuando me abrió los ojos sobre lo que es esta familia en realidad, jamás dejaría su hija en esta cuna de lobos, y ellos la van a dejar de interna en un internado, si no aceptaba casarme con la persona que ellos pondrìan delante de mi, en este caso te tocó a tí, pero para mi realidad no cambiaba de quien se trataba.

Honestamente creo que esto ha sido lo más hermoso que he escuchado de este hombre.

—Te ayudaré si es por ella. —le respondo para sonreirle y abrir la puerta, encontrándome con la pequeña niña sentada junto a la ventana.

—Por fín, traen mi pastel, tengo sueño. —comienza a decir ella corriendo hacia su tío que la carga. —¿Si me leerás un cuento? — la niña me pregunta y yo asiento.

—En realidad, no conozco muchos cuentos, pero aprenderé muchos para poder contarlos. –murmuró ganandome una gran sonrisa por su parte.

—Hoy te puedo contar uno de una princesa. —me responde ella antes de meter uno de sus dedos en el pastel. —Pero mañana me cuentas uno tú.

—Ella no vendrá mañana. —le responde su tío por mí y veo como la pequeña sonrisa que comenzaba a asomarse va desapareciendo.

—Si, vendré mañana. —me apresuro a responder para que la pequeña sonrisa regrese inmediatamente.

Anthony me mira como intentando entender qué estoy haciendo, pero ni siquiera yo sé que estoy haciendo.

Mañana tengo que trabajar temprano y como hoy no he ido mañana tengo doble turno, además tengo que cuidar a mi madre por la tarde noche.

Se ve que entendió que estaba intentando organizar mi día en mi mente porque sonrío antes de decir.

—Creo que tengo una idea pequeña, ella no puede venir, pero puede leerte igual un cuento, como lo hacía tú mamá cuando no podía estar aquí en las noches contigo.

Yo aún seguía sin saber a qué se refería hasta que finalmente se dirigió a mi.

—Puedes grabarte leyendo un cuento o si puedes hazme una videollamada y yo le dejo mi télefono a ella.

—¿Le dejarías a tú sobrina tú teléfono siendo que te puede llamar cualquier persona? —le murmuro.

—Claro, le diré a mis chicas que estoy fuera del país, así no me llaman. —dice con cierto tono de broma, golpeó levemente su hombro ganándome una carcajada por su parte. —Tranquila nadie llamará, desde que te conocí ya las otras mujeres no existen, porque tengo en claro que debo serte fiel así este matrimonio vaya a ser un mero acuerdo de intereses.

—Ella es la que pone finalmente en equilibrio esta ecuación, porque ahora entiendo que nos mueve algo parecido y hasta comienzas a parecerme una buena persona detrás de toda esa arrogancia e idiotez que cargas.

—Olvidaré que me acabas de decir idiota y arrogante solo porque aunque sea me llamaste buena persona.

—Es lo que yo veo que eres, sobre todo lo de arrogante, porque tampoco te voy a insultar frente a la niña.

La miro y veo que su boca está llena de pastel.

—Creo que está entretenida en otra cosa. —murmura su proximidad ya me incomoda un poco porque me hace poner un poco nerviosa.

—Terminarás amandome ¿Lo sabes no es asi? —Lo dice con ese tono de arrogancia, yo todo lo puedo que lo caracteriza.

—Ten cuidado, no vaya a ser que él que termine enamorandose no seas tú por hablador.

—Si vemos esto como una competencia se puede volver divertido, pero terminaremos muy mal. —añade él antes de darle un beso a la pequeña y comenzar a marcharse de la habitación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.