Leigh.
Mi día siguió entre molestias, solo para al fin del día después de haber trabajado diez horas y medias encontrarme con la odiosa sonrisa de mi encargado quien me entrega un sobre perfectamente cerrado antes de decirme.
—Ha sido un gusto trabajar contigo es lo que siempre me dicen que debo decir, aunque en realidad no ha sido así.
Lo miro extrañada arrebatando el sobre de su mano y abriéndolo para encontrarme una carta y un cheque.
Comienzo a leer rápidamente la carta solo para confirmar que tengo mi despido firmado desde hace casi una semana.
—¿Tiene fecha del lunes? ¿Me han despedido el lunes y recién hoy sabado soy notificada de esto?
Gethiel sonríe ampliamente hasta de decir cualquier palabra.
—Con todos los días que nos debías por faltas, lo minimo era que tengas que cumplir esta semana, así al menos pagas algo de lo que has generado con tanta incertidumbre sobre si aparecían o no a trabajar.
—Tengo una madre enferma, y ¿me hacen venir una semana a trabajar siendo que no me la pagan, como si mi tiempo no fuera nada?, tal vez para ustedes mi tiempo es la cosa más inutil que tenían, pero para mi madre cada minuto que le dedico es especial, pero claro que van a saber ustedes de eso, si nos tienen en este lugar asqueroso, donde si no es por dos o tres personas que te tienden la mano, uno termina el día sin querer regresar, a las chicas nos visten como si además de vender comida tengamos que vender nuestra carne, y ni hablar de los ridículos horarios, que si no fueran por los treinta minutos contados a reloj seria explotación.
Ni hablar de cuando uno quiere pedir un día libre, te lo cobran con intereses toda la semana anterior y la próxima, así que claramente me voy de este lugar y ni sueñen que los voy a poner en mis referencias, porque yo no los pierdo a ustedes, ustedes me pierden a mi, a ver con la necesidad de quien más van a jugar.
Tomo mis cosas y me marché de allí dando un portazo.
Que me importa que me hayan despedido, después de todo teniendo mi liquidación al menos pagar algunos gastos mientras busco otro trabajo para disminuir el peso de mi padre.
Cuando salgo por la puerta de servicio me encuentro a Anthony y suspiro cuando veo a la pequeña sentada en una silla en el asiento trasero del auto.
Me trago todo mi odio hacia la humanidad y sonrío ampliamente.
—Hola prometido. —digo para luego acercarme al auto. —Hola princesa.
—Hola mami. —me saluda ella muy sonriente. —Vamos a ir a comprar cosas mágicas.
—Iremos a comprar algunas cosas para cocinar, quiere cocinar contigo un pastel. —me mira un segundo. —Tienes mala cara ¿qué te sucedió? —me pregunta y niego. —Dime o entraré a averiguar.
—Me han despedido, eso es todo. —murmuró. —No quiero que mi padre se entere así que no lo comentes porque no quiero que haya ni la menos chance de que él sepa.
—¿En Serio estás mal por haber perdido este trabajo? No es como si te vayas a morir de hambre si no trabajas.
—Oh cierto, olvidaba que estaba hablando con una persona que en su vida se ha tenido que preocupar por el dinero, pero mi papá y yo estamos atravesando muchos problemas económicos y tal vez ahora no tenga la preocupación de la cuenta hospitalaria, pero eso será hasta que nos casemos, pero también existe una hipoteca sobre mi casa, y muchos gastos más porque por priorizar a mi mamá muchas cosas se fueron desestabilizando.
Saca del bolsillo de su traje su billetera y empieza a revolver antes de sacar una tarjeta.
—Es mi extensión del banco, está pensaba dársela hasta que nos casemos pero puedes usarla si lo deseas y lo necesitas, tengo otras cosas más para darte porque literalmente todo lo mío lo voy a compartir contigo.
—Eso no me facilita en nada la vida, porque solo siento que estás minimizando mis problemas, no para todo se tiene una solución que se resuelve con una tarjeta, a mi desde pequeña me han inculcado que las cosas con trabajo se consiguen, y estoy bien con eso, no me pesa trabajar.
—¿Por qué buscas complicarte tanto la vida? eso es algo que sencillamente no lo entiendo, porque tienes la solución a tus problemas delante de tí, pero aún así prefieres tomar un camino largo y más pesado solo por ¿orgullo?
—Esto no se trata de orgullo, sino de que no necesito que me compres una vida resuelta, porque donde acepte cada cosa que me propongas como salida fácil terminare siendo una muñequita de mostrador, y la verdad que valoro mucho cada una de mis decisiones y acciones como para hacerlas polvos, no me importa cuanto me tarde en conseguir las cosas.
—Podemos hacer un trato extra, mira yo me encargo de ayudarte con los gastos de tu casa, y tu puedes cuidar de la princesa, ella esta encantada en pasar tiempo contigo, y la verdad yo prefiero que ella no este tanto tiempo en casa, y su nana es buena cuidandola pero no deja de ser una persona que fue contratada por mis padres, quien piensan enviarla a un internado si fallo en esto.
Lo miro unos segundos antes de dirigir mi mirada a la pequeña que juega con una muñeca dentro del auto.
—No podría cobrarte por cuidar de ella, simplemente no, porque tú has estado anoche conmigo cuidando de mi mamá por tu propia voluntad y cobrarte por algo así sería algo totalmente injusto, se que los dos no tenemos el mismo nivel de vida, pero yo aspiro a convertirte en tu apoyo así como tú anoche me dejaste en claro que serías el mio, no te estoy pidiendo nada más.
—Es que no me entiendes, yo no intento tener algo justo con esto, pero no puedo verte matarte por algo que yo simplemente puedo ofrecerte, talvez suena estupido pero el dinero siempre ha sido lo mejor que he tenido, y en cambio tú tienes muchas otras cosas como tú personalidad encantadora de niños, todo en tí irradia felicidad, por más que toda tu vida no este en su mejor momento, y siento yo por mi parte poder ofrecerte algo tan básico como el dinero, pero no es nada comparado a todo lo que tú me das.
#501 en Novela romántica
#209 en Chick lit
matrimonio familia amor, matrimonio arreglado poder riquezas
Editado: 05.04.2025