Leigh.
Cuando llegó la noche todo se me hacía tan irreal, que si no fuera porque aun me encontraba con mi vestido de novia puesto, no sería capaz de creer que realmente esto estaba sucediendo.
Kaia dormía sobre mi regazo, abrazando un pequeño león de peluche.
Al final termine convenciendo a Anthony de venirnos para mi casa, mi padre no entendía el porqué de ir a un hotel, teniendo una casa perfectamente en condiciones y cerca de la nueva casa para poder dormir tranquilos, después de todo, antes eramos solo mi padre y yo, pero casi no pasábamos tiempo en casa, y Kaia junto con su energía harán volver la luz a esta casa que hace tiempo no tiene esa vibra.
La ducha deja de escucharse, pasan unos minutos antes que Anthony abra la puerta, vistiendo un pantalón pijama azul marino, y desnudo en el torso.
—¿Ya se ha dormido? —me pregunta acercándose a Kaia.
—Si, ha caído rendida, ¿La dejamos aquí y salimos a hablar, no quiero que ella escuche.
—¿Ya te has enfrentado a lo que significa este cambio de vida? —dice moviendo a Kaia desde mis piernas a la cama para luego cubrirla.
—No me da miedo tu estilo de vida, simplemente quiero hablar sobre cómo criaremos a Kaia, porque entiendo que esto no lo hemos hablado, pero ahora es una necesidad hacerlo, se que tu eres su tio desde que nació lo que te hace tener más derechos de forma natural que yo, pero yo he firmado su adopción, pensando en que la biología está por fuera de esto, quiero que realmente ella sea mi hija, pero desde ya te quiero dejar en claro que no buscaré tomar el lugar de tu madre, sino que desde el día uno intentó marcar la diferencia y planeo explicarle que yo seré su mamá, y buscaré cada dia educarla y amarla como una, como la mía me ha enseñado a hacerlo, pero eso no significa tomar el lugar de su mamá que la llevó en su vientre, y se que es demasiado profundo de explicar para una niña de su edad, pero es algo que creo que necesitamos hablar tu y yo, porque sé que te puede afectar verme en un rol que sabes que es destinado a tu hermana.
—Jamas te recriminar por algo de eso, yo he sido quien te ha ofrecido ser la madre de ella, y lo he hecho porque te he observado y se que eres la persona indicada, puedo ver qué miraras por ella tanto como lo haces por tus padres, nada más me importa, puedes tomar todo lo mío y hacer con ello lo que tu quieras, solo me importa que mi sobrina este feliz dentro de una familia.
Lo observo en silencio antes de animarme a darle un abrazo.
Su amor hacia ella es tan fuerte que es capaz de dejar todo por ella, su libertad, su comodidad y todo lo que para una persona como él, con tantos años de lujos tendría sentido, ahora esta aqui conmigo y con ella, en una casa de unas tres habitaciones, con la posibilidad de cuatro si se toma en cuenta la pequeña biblioteca de mi madre, sin choferes, sin mucamas, sin cocineros, solo una vida común, con nada de sobra pero por otro lado tampoco nada de falta, porque lo que si hay seguro es un plato de comida, y el techo que hoy lo cubre es tan inestable como mi estabilidad financiera o al menos antes de que su familia me diera cobijo.
Y sin mediar mucho espacio para pensarlo, ese abrazo terminó en un beso, algo extraño con muchas dudas.
Al menos por mi parte, ya no estoy segura de que si esto forma parte del acuerdo o no, porque amar no forma parte del acuerdo, pero un beso no es amor, ¿o si?
Mis labios seguían el compás de los suyos, un ritmo lento como si tuviéramos todo el tiempo del mundo para captar este momento en milésima de segundos, de lo que probablemente terminaría siendo el resto de nuestras vidas.
Sus manos se colocaron sobre mi cuello y de pronto el beso se volvió más intenso, y si aún mis pensamientos estaban confusos sobre qué estaba pasando, ahora era un completo colapso, porque el escalofrío que recorría mi espalda que formaba un extraño hormigueo, como una sensación de mi cuerpo chocando levemente con el frío, aun cuando lo que menos había era frío.
Una extraña magia estaba ocurriendo.
Nos separamos y como si fuera un acto reflejo miramos detrás de mí para encontrarnos a Kaia dormida aún.
—Creo que pediré algo para cenar, tal vez no vayamos a tener una luna de miel con el gran viaje por Europa, pero mínimamente tendremos una gran pizza y un par de bebidas sobre la mesa, para poder aprovechar y conocernos mejor.
—¿Piensas que me emborracharé y te contaré todos mis secretos? eso no sucederá.
—Dos cosas en primer lugar, nunca dije que planeo emborracharte, en segundo lugar, no creo que tengas muchos secretos que yo no sepa.
—Si no tuviera secretos, esto no sería tan divertido como aparenta serlo.
Sonrio ampliamente antes de tomar su maleta y salir de la habitación.
—Voy a ir a buscar algo de comida porque no confio con que no llegue fria, vuelvo en unos minutos.
Y allí me quede yo esperando, tomo de mi mesa de noche un pequeño librillo que tengo para escribir cuando tenga muchas cosas en la cabeza.
“Dia 1 del resto de mi vida, tengo tanta incertidumbre sobre el tipo de vida que hay detrás de lo que hoy pueda llegar a creer, porque se que parte de todo esto será entender que ya no debo intentar huir de las cosas sino hacerles frente, tal vez no para favorecer a una gran familia como lo son los Williams, pero si por esta familia que hoy nació con el solo objeto de protegernos entre nosotros.*
#609 en Novela romántica
#249 en Chick lit
matrimonio familia amor, matrimonio arreglado poder riquezas
Editado: 23.05.2025