-¿Por qué no puedes parecerte más a Suho? Es el hijo que nunca he tenido. Chanyeol Park reprimió un gemido y apretó el respaldo de una de las sillas para invitados del despacho de su padre.
-Tienes un hijo, papá. Yo.
-Últimamente Suho parece más hijo mío que tú.
Chanyeol odiaba aquella conversación, que tenía lugar al menos una vez al mes desde hacía dos años, desde que Jungsoo Park había decidido jubilarse en un futuro cercano. La elección del sucesor se reducía a dos opciones: Suho, el yerno, o Chanyeol, el hijo que no cumplía las expectativas paternas.
-Dime -replicó Chanyeol-. ¿Ha sido Suho el que ha duplicado el valor neto de la compañía en sólo cuatro años? ¿Fue él el que consiguió el proyecto Winterbrook o el trato con West Washington? -hizo una pausa efectista-. No, espera. Fue tu otro hijo el que se deja la piel por esta compañía. ¿Cómo se llama?
Chanyeol era asesor y vicepresidente ejecutivo de Park Comercial Properties, pero había subido desde abajo, donde empezó cuando estaba todavía en el instituto y donde entró con un puesto fijo cuando se licenció en Derecho. Poseía talento y ambición para continuar lo que había empezado su padre treinta años atrás y mejorarlo. Lo que no tenía era un esposo, que por alguna extraña razón que sólo su padre conocía parecía ser importante en aquel terreno.
La mera idea de casarse lo ponía nervioso. Sabía que podía haber matrimonios felices, el de sus padres así lo probaba. Pero sabía también que esa felicidad podía desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.
-Suho no está preparado para dirigir esta empresa -dijo-. Es muy conservador, tiene que pensar tres veces cada decisión y la mitad de las veces la toma mal.
¿No lo has observado pedir de comer? «Tomaré el salmón, no espere, ¿cómo está el bistec? O quizá deba pedir una ensalada. ¿Alguien ha probado el chuletón?» Me extraña que no se haya muerto de hambre.
-No te extrañe -declaró su padre-. Tiene una esposa en casa que le prepara la cena todas las noches.
-¿Y por qué una esposa y tres hijos lo cualifican para dirigir la compañía?
-Está asentado. Ha tomado decisiones en su vida y tiene responsabilidades, tu hermana y mis nietos. No tengo que temer que se fugue a las Fiji con el próximo sobrecargo que conozca.
-Se llaman auxiliares de vuelo. ¿Y quién dice que no pueda tomarme vacaciones de vez en cuando?
Su padre hizo una mueca.
-Llamaste el martes por la tarde para decir que no vendrías a trabajar el lunes por la mañana.
-Me confundió el cambio horario. Su padre suspiró.
-Sé que tienes que disfrutar también, hijo, pero en la vida hay que tomar opciones y no puedes seguir siempre soltero.
Chanyeol soltó un gruñido de frustración. ¿Por qué siempre tenían que volver a la misma discusión? Él no evitaba el matrimonio, simplemente no había encontrado al hombre ideal. Y él, que no conducía el mismo coche más de un año seguido, ¿cómo iba a elegir un compañero para los siguientes cincuenta años?
-No todo el mundo tiene lo que tuviste mamá y tú -murmuró.
Pensar en su madre le produjo una punzada de dolor a pesar de los años transcurridos. Seojoo Park había muerto cuando él tenía doce años y su hermana diez. Después de su muerte, Jungsoo se enterró en el trabajo y convirtió su pequeña compañía inmobiliaria en una de las empresas de construcción y desarrollo de más éxito. En el proceso, dejó que sus dos hijos sufrieran solos y básicamente también se criaran solos.
Soora se había escondido detrás de las responsabilidades de llevar la casa y aprender a ser la sustituta perfecta de su madre. A los veinte años, se casó con su novio del instituto, Suho Kim. Él entró a trabajar en el negocio familiar, ella se unió a un club de jardinería y juntos crearon tres niños perfectos.
A Chanyeol la muerte de su madre le produjo la reacción contraria. Apenas podía soportar estar en casa, así que buscó consuelo en los amigos primero y en los chicos guapos más tarde. Con los años los chicos se habían convertido en hiombres y, aunque siempre había asumido que un día encontraría un esposo, los hombres con los que salía no parecían apropiados para ese papel.
-¿Qué quieres que haga? -preguntó
¿Casarme con alguien al que no quiera sólo para poder decir que estoy casado?
-Me has presentado a seis o siete novios tuyos y cualquiera de ellos habría sido un buen esposo. Tienes que madurar y decidir qué es importante para ti... si tu futuro o el próximo hombre guapo que se te cruce en el camino -su padre se cruzó de brazos-. Yo me jubilo en abril y o pones orden en tu vida privada o tendrás que aceptar órdenes de Suho.
Chanyeol apretó la mandíbula y pensó que quizá debería olvidarse del negocio familiar. Era un buen abogado y en los últimos años había tenido ofertas de trabajo de los mejores bufetes de la ciudad. ¿Por qué no empezar de cero?
Se retiró a su despacho y, cuando estuvo sentado en su mesa, gimió con suavidad. ¿Cómo iba a pensar en marcharse? Llevaba aquella compañía en la sangre, había ayudado a construirla y un día debería ser suya por derecho.
Miró los mensajes que su secretaria le había dejado en la mesa, pero su mente seguía ocupada con el ultimátum de su padre. Para Jungsoo Park era muy fácil. Sólo tenía que buscar una mujer, enamorarse, casarse y vivir feliz con ella. Pero el amor nunca había sido fácil para él, no sabía por qué.