Baekhyun saltó de la camioneta al suelo.
-Te veo mañana por la mañana –dijo -ven temprano, tengo que llevar dinero al taller antes de ir al trabajo. Tienen mi coche retenido y, cuanto más tiempo pasa allí, más averías le encuentran.
-¿Por qué no te quedas tú la camioneta? -preguntó Sehun.
-Porque si te hago venir hasta aquí a recogerme y luego tenemos que ir a Wicker Park por las herramientas, tengo que salir de casa a las seis y puedo evitar desayunar con Chanyeol.
-¿Ya lo estás evitando? ¿Significa eso que tu plan no marcha bien?
-Le encanta todo lo que hago -repuso Baekhyun con frustración-. Hace dos noches preparé una cazuela de pescado horrible y anoche hamburguesas de tofu espantosas, pero él siempre sonríe y me felicita por la comida. O tiene un estómago de acero o me sigue la corriente.
O es un hombre amable que no quiere herir tus sentimientos. ¿Cuál es el menú de hoy?
Baekhyun sonrió.
-Esta noche toca risotto mal cocido que sabrá como la pasta para el papel pintado. Creo que es hora de pasar a la segunda fase del plan. La decoración. Estoy pensando en un tema magenta mezclado con muchos lazos y fruncidos. Una mezcla de casa de muñecas victoriana y burdel francés. Cuando acabe con su casa, él acabará conmigo para siempre.
-Y eso es lo que quieres, ¿verdad? Baekhyun asintió.
-Sí -murmuró.
Pensó en el beso que habían compartido unas noches atrás, cerró la puerta de la camioneta y dijo adiós a Sehun con la mano.
Se sentó en los escalones de la entrada y miró la calle con árboles a los lados. Después de cuatro noches en casa de Chanyeol, empezaba a estar agotado. Era muy cansado esforzarse por no bajar la guardia, por mantener las distancias y resistirse a sus encantos.
Suspiró con suavidad. Tenía que admitir que Chanyeol no se había mostrado ansioso por repetir la experiencia del beso, y no por falta de ocasiones. Era indudable que no había disfrutado tanto como él.
Un escalofrío recorrió su cuerpo y se frotó los brazos a través del abrigo.
¿Cuánto tiempo podía seguir mirándolo todas las noches a través de la mesa, imaginándolo luego dormido en su cama mientras él yacía despierto? No había pasado ni una semana y ya estaba a punto de derrumbarse bajo la presión del deseo.
-Puede que sea hora de buscarse un abogado -murmuró. Si encontraba el modo de anular el contrato, no tendría que preocuparse de los próximos tres meses, podría marcharse en cuanto el acuerdo le resultara imposible de cumplir, lo que podía ser muy pronto si él decidía volver a besarlo...
-O quizá no -susurró.
Había otra opción. Habían acordado pasar tres meses juntos; podía olvidar su cautela y vivir una aventura apasionada con él. Entregarse a una experiencia que tal vez no tuviera nunca con otro hombre. Y luego alejarse sin remordimientos y con muchos buenos recuerdos.
-¿Baekhyun? ¿Qué haces sentado aquí fuera?
El joven se volvió y vio salir a Chanyeol por la puerta. Bajó y se sentó a su lado, rozándolo con el hombro.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí? -preguntó.
-No mucho. Acaba de dejarme Sehun.
-¿Ha sido un día duro?
Baekhyun se encogió de hombros.
-Mucha limpieza de otoño -estiró los brazos ante sí-. Siempre me entristece ver que llega el invierno. En todas las demás estaciones del año hay algo que esperar. En primavera hay que planificar y plantar, en verano ver crecer las cosas y en otoño alcanzan su madurez. Y luego se congela y se acaba todo durante seis meses.
-Te estaba esperando -dijo Chanyeol.
Se movió al escalón superior, colocó la espalda de él entre sus piernas y le frotó los hombros con gentileza. Baekhyun cerró los ojos y reprimió un gemido.
-¿Baekhyun?
-¿Sí?
-Creo que he cometido un error.
-No, así está bien -murmuró él-. Un poco a la izquierda. Ahí, justo ahí.
-Ha llamado tu madre.
El joven se puso tenso y se volvió a mirarlo.
-¿Mi madre? -se levantó de un salto-. ¿Por qué...? No sabe que estoy... -bajó los escalones hasta la acera.
-Es culpa mía -admitió él; bajó también hasta quedar frente a él y le pasó las manos por los brazos-. Supongo que desviarías el teléfono de tu casa al mío y, cuando me ha preguntado quién era, se lo he dicho.
Baekhyun sintió un nudo en el estómago.
-¿Qué le has dicho?
-Le he dicho que era Chanyeol Park, tu prometido -repuso él-. No sabía qué les habías contado a tus padres.
Baekhyun gimió y volvió a sentarse en los escalones, con las manos en las sienes. Ya tenía bastantes problemas para manejar aquella situación sin tener que lidiar además con su madre. Yoona Byun era inmisericorde en lo referente a los temas amorosos de su hijo. En la graduación del instituto, se había mostrado tan desesperada por que Baekhyun tuviera una cita, que había llegado a pagar a un chico para que la invitara.