Baekhyun se secó las lágrimas de las mejillas con impaciencia y se puso en pie.
-No es nada. Esta mañana olvidé cerrar la puerta de mi cuarto y Thurgood ha entrado aquí. Parece que le gustan las plantas tanto como a mí.
Cuando él llegó a casa un rato atrás, se encontró con una escena de una película de terror... por lo menos para él. Sus plantas yacían en el suelo, arrancadas con violencia de las macetas, con las raíces al descubierto y tierra por todas partes. Al principio intentó salvarlas, recogiendo la tierra con las manos, pero luego la emoción pudo con él y se sentó a llorar en el suelo.
-Las ha mordido todas excepto a Regina -Baekhyun se inclinó y tomó el tallo de la planta. Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente, tenía esta planta desde los once años.
Chanyeol se la quitó de la mano.
-¿No se puede hacer nada? -preguntó.
-Sí, puedo replantarlas o tomar esquejes y esperar a que echen raíces.
-¿Entonces por qué lloras?
Baekhyun se cubrió el rostro con las manos y sollozó.
-No lo sé -y era verdad. Sabía que cada día que pasaba se le hacía más difícil ignorar sus sentimientos por Chanyeol, que se había comido sus cenas horribles y tolerado su gusto decorativo cuestionable, que había hecho lo posible por ayudarlo a vencer sus malos humores. Lo conocía mejor que ningún otro hombre del mundo y aun así no podía permitirse amarlo.
Reprimió un sollozo y dejó caer las manos a los costados. Chanyeol se arrodilló delante de él y le miró la cara con la frente arrugada por la preocupación.
-Lo siento, no sabía que Thurgood haría algo así, yo nunca he tenido plantas. Le gusta escarbar fuera y quizá tenía que haber supuesto que lo haría.
Baekhyun le miró la boca y sólo pudo pensar en lo mucho que deseaba que lo besara de nuevo. Todo parecía siempre mucho mejor cuando estaba en sus brazos. Tragó saliva con fuerza y se agarró las manos.
-Tenía que hacer cerrado la puerta.
-Dime lo que debo hacer -musitó él.
Le acarició las pantorrillas con gentileza y Baekhyun cerró los ojos e intentó recordar su determinación y erigir las barreras que lo habían protegido de sus deseos.
-No tienes que hacer nada -contestó con voz débil.
-Quiero hacerlo, dime lo que quieres que haga.
Él gimió interiormente, sabedor de que su respuesta no tendría nada que ver con las plantas. ¿Por qué lo combatía tanto? Por una vez en su vida tenía ocasión de conocer la auténtica pasión, de estar con un hombre que encarnaba su fantasía sexual por excelencia. Y no podía decidirse a hacer el primer movimiento, a poner sus necesidades y deseos por encima del código de conducta estricto que le había inculcado su madre. Quería que volviera a besarlo y no parara en mucho rato. Y tampoco le importaría que acabaran arrancándose la ropa y haciendo el amor.
-¿Baekhyun?
Él parpadeó y se sorprendió mirando fijamente la boca de él.
-¿Qué?
Chanyeol se enderezó y le tendió la mano.
-Vamos -tiró de él por el pasillo en dirección a su dormitorio-. Tienes que alejarte de ahí -se sentó con él en el borde de la cama-. Ahora dime lo que puedo hacer para salvar tus plantas.
-Pue... puedes ponerlas en agua -murmuró él-. O envolverlas en toallas de papel mojadas. Yo traeré tierra para replantarlas.
-¿Por qué no te acuestas y te relajas mientras me ocupo de eso? Puedo traerte tierra del jardín del vecino.
-No es la tierra que necesito.
-¿Hay más de un tipo de tierra? -preguntó él. Baekhyun asintió.
La del jardín tiene muchos microbios y enfermedades de hongos. Y no transpira bien y… Chanyeol le puso un dedo en los labios.
-Nada de tierra del jardín -dijo-. Vuelvo enseguida.
De pronto, se sentía cansado, como si el deseo y la indecisión hubieran agotado sus últimas reservas de energía. Se acurrucó en la cama y cerró los ojos. ¿Por qué había firmado aquel contrato? Porque esperaba que un día él volviera a él como un caballero de brillante armadura, agitando el contrato en la mano y declarándole amor eterno. Y aunque la fantasía parecía ahora una tontería, una parte de su corazón aún quería que fuera verdad, quería el final de cuento de hadas.
Cerró los ojos para apartar aquella idea ridícula de su mente. Había hecho un plan encaminado a proteger su corazón de los encantos de Chanyeol, pero cuando lo hizo, no esperaba que fuera tan difícil cumplirlo.
-Si esto sigue así, tendrán que ingresarme en una institución mental antes de los tres meses -susurró.
Oyó a Chanyeol moverse por el pasillo y pensó levantarse a ayudarlo, pero su cama era muy cómoda y todavía no estaba preparado para verlo y fingir que no sentía nada. Permaneció inmóvil, con los ojos cerrados, esforzándose por reconstruir las barreras que usaba para protegerse.
-He limpiado ese desastre.
La voz de él era suave y tan cercana, que sentía el cosquilleo de su aliento en la mejilla. Baekhyun abrió los ojos despacio y lo descubrió arrodillado al lado de la cama.