Legato Paradox Tomo I El Reino de Trieste

Primera Parte; Génosis Cap 6

Reino de Trieste

Uniéndose a los refuerzos que arribaron a la arena, Sagitta, bajo la identidad del soldado romano Trieste, salió a la caza de los gladiadores rebeldes. Luego de varios días de persecución los soldados romanos lograron interceptarlos dando comienzo a una batalla sin cuartel. Sagitta, quien había comenzado a disfrutar la vida de un soldado romano, no titubeó en combatir contra los gladiadores sorprendiendo a los guardias con sus habilidades. Tan impresionante era la gesta, del ahora llamado Trieste, que el centurión a cargo de la unidad le ordenó servir bajo su mando.

Así fue que Acre, el joven huérfano que se convirtió en la estrella del El Circo de Séptimo y luego conquistó las arenas de El Pabellón de Antígono bajo el nombre de Sagitta, se forjó un nuevo destino como soldado romano bajo la identidad de Trieste. Participando en innumerables batallas el joven impresionaba a sus superiores quienes lo recompensaban con títulos y gratificaciones. Escalando, posición tras posición, el joven soldado, se hizo merecedor del título de General con la encomienda de asistir al prefecto romano en Judea.

Con el tiempo su fama y sus legiones aumentaron y por esto ante la mayor amenaza del reino de Judea, el General Trieste fue designado a encabezar esa lucha. Él, muy orgulloso por ser elegido para tan importante encomienda, no imaginaba a qué se enfrentaría y preparándose para lo peor, comenzó su expedición. Para sorpresa del gran General la amenaza del reino no era un enorme ejército invasor; sino un grupo de cristianos que profesaban su fe por doquier. El General Trieste comenzó el exterminio de este grupo que no puso resistencia. Los cristianos sólo se ponían de rodillas y encomendaban su alma al Supremo Creador, permitiendo su rápida ejecución. El sangriento General, no disfrutó de esta masacre; pues, en esta ocasión sus enemigos no eran bárbaros ni soldados que atentaban contra su vida; sino unos indefensos e ilusos creyentes. De esta manera el General continuó su marcha en busca de un ejército digno con quien combatir, optando así por dejar atrás a todo cristiano que hallara a su paso. Día tras día, el General y sus hombres se sorprendían ante las acciones de estos grupos cristianos quienes les ofrecían, sin menosprecio, víveres y otras exigencias, aun sabiendo que eran ellos los enviados a exterminarlos.

Llegó el día en que todo cambiaría para el General, acercándose a una costa observó a lo lejos un grupo de soldados romanos enfrascados en una batalla, el General no titubeó en emprender el ataque para ayudar a sus compatriotas, pues, llevaba largo tiempo esperando una colisión. Al alcanzar la zona de combate, Trieste y sus hombres se percataron de que lo que habían visto a lo lejos no era una batalla; sino el exterminio de un vasto grupo de cristianos que habían organizado una flota de barcos para huir del constante ataque de sus perseguidores. El General miraba con asombro el abuso y la injusta masacre y observando fijamente a sus hombres, se inclinó y con la sangre aún caliente de los cuerpos inertes, comenzó con furia a dibujar una cruz sobre su armadura. Mientras se levantaba y seguía mirando ese genocidio ordenó a sus hombres que se aprestaran a defender a los cristianos.  Ellos que admiraban y respetaban; pero sobre todo, temían al General, no dudaron en seguir sus instrucciones y aniquilaron al ejército romano resultando así una batalla que cambiaría sus vidas y la de los cristianos para siempre.

Luego de ese enfrentamiento el General Trieste, consciente de que había traicionado al César y a otros monarcas de la misma calaña, ordenó a sus hombres reunir al grupo de cristianos que habían dejado atrás y zarpar junto a éstos en su flota de barcos. Después de mucho navegar llegaron a Snaeland, una isla poco frecuentada que se caracteriza por su suelo rocoso y volcánico que se encuentra en la dorsal mesoatlántica. Aquí se establecieron, formaron una comuna que, aunque discrepaban entre ellos, anhelaban la paz. Surgieron nuevas familias y años más tarde, algunas inspiradas por el legado del General, dieron el nombre de Reino de Trieste al territorio.




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