New Orleans.
Febrero de 1837.
Desperté una vez más, con el sonido de una gota de lluvia que golpeaba el techo de madera de mi cuarto, el sol estaba cubierto por las nubes, la temperatura una vez más eriza mi piel, entre sueño mi cuerpo adolorido y rasguñado me da la impresión de estar en peligro, morir no me preocupa, quizás sea la forma más fácil de escapar de mi maldición.
Este es mi refugio, rodeada de árboles de abeto y aquel roble blanco escondido entre el bosque y cerca del rio que baña la oscuridad de la noche, vivo escondido y en soledad, porque conozco el amor y la amargura, soy preso de la luna, soy aquel que en la noche en medio del bosque escucha un susurro y al obedecer a su maldición ataca sin control de sí mismo, soy el primer hombre lobo y esta es mi historia.
Nací en 1811, en la que en ese tiempo era llamada la ciudad de Nouvelle-Orléans, la que fue fundada por los franceses en 1718, mis padres creyeron que un buen nombre para mí era Andrew Jones, soy de piel clara y de pelo crespo, nací quizás más grande de lo que normalmente es acepado para un bebe, ojos grandes y de un café pálido, que cambia cuando muestro mi verdadera esencia.
Durante muchos años viví en los Estados Unidos, di lo mejor de mí en el instituto y en el conservatorio de música, nunca pensé que el amor podría trasformar mi vida tan abruptamente.
Soy pianista y la conocí un 24 de junio, la miré desde que entró a la oficina del director, incluso cuando se fue por el pasillo, ella por lo demás no se percató de mi existencia, alta, ojos grandes, cabellera larga y rubia, piel clara y una sonrisa perfecta.
Innumerables veces la vi en el conservatorio, hasta que lo hice, hablé con ella y mi mundo se amplió, descubrí que la bondad y la maldad estaban a un solo chispear de dedos y que todo pende de un hilo, tu eres el responsable de manejar tu futuro, lo malo es que lo descubrí muy tarde.
Actualmente vivo cerca del New Orleans Botanical Garden, un hermoso parque rodeado de naturaleza, soy socio de los fundadores de la ciudad, y encargado de los eventos sociales en las calles y laberintos de la ciudad, esta ciudad, la más embrujada del mundo.
Como les decía, en 1835 la conocí, a los veintidós años cumplidos, su nombre era "Ellen Lazan", la mujer que cambio mi vida para siempre, ella la dueña de un secreto místico, hija de Marie Lazán, conocida como la Reina Vudú.
Marie Lazán no solo se dedicaba al vudú, tenía técnicas ancestrales de conjuros y rituales de tiempo inmemoriales, ella tenía en su poder un poderoso grimorio conocido como el Necronomicón, tenía el poder sobre la vida y la muerte y yo estaba locamente enamorado de su hija, ¿se lo imaginan?, una vida destinada a estar de frente con lo paranormal.
Sin duda Ellen tenía secretos y ustedes están a punto de descubrirlos, hoy me dedico a entrenar, para dominar mis dones impuestos injustamente por el amor de una madre que protegía a su hija, ahora mi única meta es la venganza, pues, mi sed de justicia es más grande que mi orgullo.
Hoy después de años de entrenamiento junto a mi mentora me siento definitivamente más fuerte, controlado y enfocado en mi destino, aquel hombre débil enamorado de la mujer de sus sueños se desvaneció, aunque el amor siempre ha estado hay escondido bajo el sufrimiento y la apariencia de un guerrero, la sed de venganza que me atormenta día a día cada vez es más fuerte y no descansare hasta encontrar al responsable de arrebatarme hasta la última esperanza de verla nuevamente.
Juro que los encontrare, uno por uno y caerán, como me prometí aquel día en el sótano de esa antigua casa, juro que los buscaré, aunque sea lo último que haga.
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Editado: 27.09.2019