Altamar, 1746.
Subimos a las carabelas, el viento soplando desde el este, sabemos que habrá una tormenta, y las mareas pueden ser peligrosas, los barcos son grandes, con maderas antiguas construidas por carpinteros de la zona y sabemos que salir arrancando no fue lo más heroico, pero, nuestras vidas son más importantes que defender los ideales de personas que no tienen sentido, los que no tienen ni tendrán la capacidad de ponerse en el lugar de otros, arriesgando de una u otra forma la vida de cientos de personas, en una guerra por las tierras y el poder.
Es nuestro primer dia de viaje, nuestro capitán nos prohibió subir cerca de la proa, los Brennan tienen ganada la autorización por ser amigos de la familia del capitán, literalmente los Krein creen que nosotros los Clutterbuck somos los últimos en la cadena alimenticia y que no tenemos derechos a nada, mi nombre es Dalia Clutterbuck, tengo 35 años de edad y soy sin duda la mejor bruja de mi linaje.
Esther es arrogante, siento mucho que su marido y el mío debieran ir a la guerra, pero, Evander Brennan y el hermano del capitán "Robert Krein" nunca fueron amigos de mi marido, Owen Clutterbuck, sin duda para mi la perdida de Owen ha roto parte de mi corazón, ha desfragmentado parte de mi alma, él fue el que hizo que mi magia se debilitara, hasta el límite de no tener la capacidad de mirar al otro plano, he intentado buscar en los libros de la familia la forma de recuperar mi magia, esta es la única manera de dejar de mirar las tablas putrefactas del barco donde viajamos, el olor a húmedo y el agua entrando por las escotillas, enclaustrados en lo que parece un viaje que no tiene fin, mi familia y yo aun lloramos la partida de mi esposo, pero sabemos que algún dia nos volveremos a encontrar, tal como lo decía incansablemente todos los dias, Owen el amor de mi vida, la persona que logro llenar todos mis dias por completo, la que de un instante a otro fue arrebatado por una guerra de territorios y reinados, juro que lo recuperaré, aunque eso sea lo último que haga.
Dalia abrió la puerta de su alcoba mojada por el agua que entraba por la escotilla que daba al final del pasillo junto a la escalera, subir a la superficie de la carabela era peligroso, Esther había hechizado la salida y Dalia no tenía el control total de sus poderes y un error podía ser fatal, al salir sonó una campana dando la alerta de que una de las tripulantes salió de su alcoba, Esther no demoro en llegar hasta el lugar, Dalia pálida y con el temor de represalias pidió agua, como si eso hubiese sido lo que quería desde el principio, su pelo largo de color negro hacía resaltar el marrón de sus ojos mal delineados, con el maquillaje entre borrado miro a Esther y le pregunto cuanto faltaba para que llegaran a destino, Esther la miro con soberbia, quizás ni siquiera nosotros sabíamos realmente que Esther nunca fue lo que se pensaba de ella.
Dalia entro a su habitación, con la garganta apretada y un vaso con agua en su mano derecha, cerro la puesta y tomo la escoba que estaba apoyada en la parte de atrás de la puerta que recién había cerrado y la dejo junto a la cama apuntando al norte, miro su escritorio y en el acto siguiente se sentó a los pies de su cama, que por supuesto solo era una almohadilla con una manta, miro el vaso y en él las partículas que la componían, levanto su mano izquierda y la puso sobre el vaso, tapando la salida del agua, en ese momento Dalia tuvo una idea, la que quizás podría ayudar a que el viaje que se pretendía de tres meses apurara su arribo, Dalia conjuró una invocación a los elementales del agua y manipuló lo último de energía que le quedaba en su cuerpo.
Justo antes de terminar la invocación una fuerte puntada le atravesó el corazón y poso el vaso sobre su escritorio, sintió que la parte de su alma que estaba rota desapareció totalmente, ella lo sabía, Owen el amor de su vida había muerto en manos de uno de los salvajes de Hanover, cayó al piso esperando que alguien hubiese visto la luz resplandeciente que invadió su alcoba y se escuchó un estruendo por los espejos al romperse, de estos se materializo una figura de un hermoso lobo que erguía su cuello como si aullara, aquí es cuando la primera referencia a los lobos tomo sentido, Dalia comprendido que la muerte de su esposo conjuro un amuleto protector difícil de encontrar y único en su tipo.
Esther tomaba el té cuando se percató de la procedencia de un acto mágico, la regente de los Brennan siempre tuvo ese don, geolocalizar la magia como si fuese un mapa, corrió hasta la habitación de Dalia y abrió la puerta, allí yacía Dalia con el cuerpo ensangrentado con los ojos blancos en trance, sobre ella la figura de un lobo azul hermoso, que miraba con su cuello erguido hacia el norte, lugar desde el que las carabelas procedían, Esther intento acercarse pero el campo de fuerza del lobo era impenetrable, la magia que conjuró tal tótem fue la más poderosa de las magias, la energía más limpia y pura de todas, no la magia Brennan, si no, la magia del Amor.
Esther sabía que intentar despertar a dalia podría ser peligroso, hace un momento estaba tomando el té con el capitán y él le había informado que solo quedaba un mes de viaje, Esther un poco sorprendida miro el vaso que ella hace un momento le había entregado a dalia y en su interior un cristal en forma de delfín se había gestado, pues en ese momento entendió que Dalia ayudo a que los elementales del agua apuraran la nave y que todos estuvieran ahora un poco más cerca de su destino. Esther cerró la puerta y dejo que Dalia terminara con su trance, sabía que a fin de cuentas espiritualmente ella estaría en otro lado y que su cuerpo necesitaba ser cuidado y no expuesto a otras personas, quizás Esther si podía entrar en trance personalmente, pero esta vez el trance cruzo las fronteras de la magia y el océano, Dalia estaba a punto de despertar.
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Editado: 27.09.2019