Owen yacía tirado en el la maleza, enrojecida por la sangre derramada en el campo de batalla, el olor a pólvora mezclada con humedad daban una densidad especial en el aire, y la visibilidad con el humo de los cañones y las balas no dejaba ver completamente las grandes montañas que cubrían a las carabelas que a lo lejos abandonaban la costa, las armas tiradas en el campo daban la impresión de que en algún momento las armas sobraron y que aquellos que las portaban ya no estaban en este plano, Krein corría hacia el sur cuando las tropas de Hanover ya tenían dominado el territorio y solo se encargaban de rematar a los jacobitas que estaban tirados en el piso agonizando. Las nubes grises cubrieron el cielo y la lluvia comenzó a caer, el olor a tierra mojada cubrió en parte el hedor a muerte, Evander miro a Krein corriendo hacia su dirección y a Owen muerto sosteniendo el medallón en forma de estrella encerrada sobre su pecho, aquel que Evander le había regalado antes de morir. En ese momento la lluvia formaba pequeños charcos en el pasto mal trecho y las burbujas de aire simulaban que el agua estaba hirviendo, la sangre se mezclaba y la tormenta se acercaba cada vez más, los truenos comenzaron y Evander apoyado por su elemento mágico obtenía del aire húmedo que traía la tormenta el poder que necesitaba para seguir peleando contra Hanover, Krein tomo el colgante de Evander del pecho de Owen y junto a Evander se ocultó tras el único árbol que estaba erguido en el campo de batalla. En ese momento Evander y Krein sabían que morirían, pues Owen era sin duda el más fuerte de los tres, él ya había pasado el velo y de una u otra forma podría ayudar desde el otro lado después de mirar a la cara a la santa muerte. Krein se puso el colgante en el cuello y toco el árbol de roble, en el cual se estaban escondiendo, la tormenta se hacía cada vez más grande y a lo lejos divisaron rayos que caían en el campo como espantando a las tropas enemigas, Evander miro a Krein y le dijo.
— No lo lograremos. Tengo hipotermia y mi herida en las costillas es grabe.
— No me rendiré tan fácilmente. — dijo Krein con voz firme.
— Necesito que hagas un hechizo y que conjures el medallón. — dijo Evander con tono de dolor.
— No creo que lo necesitemos, quizás Hanover no nos vea.
— Trasum Datrae ruptus cristum, narvae depro iptus criptus.
— ¿Qué haces? — dijo Krein.
— No te preocupes, quizás la madre naturaleza nos ayude.
— dijo misteriosamente Evander y el medallón destello una luz brillante y azulada.
De pronto ninguno de los dos podía ver, sintieron que algo atravesó su cuerpo, con la sensación de una explosión de energía, los pies y los dedos se sentían acalambrados y les faltaba el aire, sintieron que su cuerpo ya no les respondía, quizás ese había sido su fin y en su pequeño coma, vieron partes importantes de su vida. Krein despertó primero y se percató que un rayo impacto de lleno en el único árbol que estaba ahí, Krein recibió el impacto directo al brazo derecho apoyado en el árbol, pero, milagrosamente fue absorbido por el medallón. En cambio, Evander sufrió quemaduras graves y su cuerpo raramente se estaba curando. Krein no entendía que pasaba, nunca vio tal efecto en la piel de una persona, Evander despertó y debió dar explicaciones.
— ¿No lo entiendo? — dijo Krein con tono dubitativo.
— Lo siento — dijo Evander, con las quemaduras de su piel restaurándose.
— ¿Cómo es Posible?, no conozco hechizo tan poderoso.
— menciono Krein.
— No te preocupes, quizás en la única manera de que sobrevivamos, necesito que me entregues mi medallón, es el objeto que mantiene mi maldición activada. — dijo Evander con la garganta intacta.
Permanecieron escondidos mientras Evander hacia sangrar sus dedos, pues era de vital importancia que los de Hanover creyeran que los tres ya estaban muertos, fue en ese momento cuando Evander confeso su verdad.
— Bebe de mi sangre. Se que no es lo mejor que has probado, pero te protegerá de una muerte segura, cuando le di mi medallón a Owen ya era demasiado tarde, el medallón activa la maldición cuando lo usas por más tiempo, en mi caso ya es permanente. Owen ya estaba muerto. Una bala atravesó su corazón.
— ¿De qué Hablas? no entiendo — dijo Krein. ¿Por qué tomar tu asquerosa sangre me salvaría?
Evander esbozo una sonrisa mientras las dolorosas quemaduras de sus piernas se sanaban.
— No quiero obligarte, solo bebe y te explicare.
— No lo haré — dijo Krein. Con su tono sabelotodo.
— Okey, pues morirás. — dijo Evander con un tono grave.
— Aun no entiendo cómo es posible.
— Esther, Mi mujer me maldijo con la inmortalidad, sabes que es una bruja poderosa y cambio un alma por un alma, para poder protegerme en esta guerra. Aún tenemos tiempo, bebe mi sangre y también te podré ayudar. Owen acaba de morir y podríamos usar su muerte como un puente espiritual, Esther me enseño el conjuro, solo debes beber y confiar en mí.
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Editado: 27.09.2019