New Orleans, 1837.
Andrew comenzó su camino en búsqueda de Harris, sin duda dar la vuelta al mundo o cruzar el océano no sería impedimento para un lobo inmortal buscando su presa, quizás el depredador nunca se enteró de que también podría ser la victima de sus actos, quizás un lobo inmortal solo se apoyó en su diario para no volverse loco en búsqueda de la venganza perfecta.
Andrew Jones.
24 de junio de 1839.
Si, hoy entendí que esto podría transformarse en un viaje sin retorno, aquí encerrado en una prisión, esperando que un monstruo no me corte el cuello, con las manos ensangrentadas, sosteniendo una pluma que ya no tiene mucha tinta, sobre las hojas de mi viejo diario, solo escribo en esta oportunidad para que mi historia no desaparezca y que en algún momento, algún niño, hombre o anciano lea mi historia y sepa que hoy, al final del dia podría estar muerto.
Hace unos años deje a Safira en New Orleans, persiguiendo el sueño de vengar el asesinato a sangre fría de mi mujer, creí que todo sería fácil teniendo en cuenta que solo buscaba a un sacerdote asesino de demonios que desapareció de la vista de todos en 1749, Safira menciono que Harris era escurridizo, que no dejaba más rastros tras de él, que los cuerpos sin vida de sus presas, tenía la convicción de que me ayudaría, pero nunca pensé que sus instintos más bajos traicionarían mi confianza, salí de New Orleans en barco, vestido como un campesino más, mi mochila, algunos dólares y mi amada piedra de luna, conjurada por Safira para no cambiar de forma en luna llena, dia a dia pensaba torturándome en la forma cruel en la que Darío Anderson le quito la vida a Ellen, sueño tras sueño despertando a altas horas de la noche, con un sentimiento de vacío y el cuerpo sudando helado, dias después de salir de Luisiana navegando llegue a las costas de Veracruz en México, ciudad que el 22 de abril de 1519 los soldados fundaron como Villa Rica de la Vera Cruz, un asentamiento de chozas de palma que se convirtió en el primer ayuntamiento de América continental, quería encontrar de entre los mexicanos la mejor forma de llegar hasta Harris, los mexicanos siempre han tenido fama de católicos devotos y religiosos empedernidos, pues quizás las creencias de Harris me ayudarían a encontrar lo que buscaba.
Al llegar a Veracruz no tuve el problema básico del idioma, pues en parís había aprendido a lidiar dia tras dia con los inmigrantes y los turistas, a demas, en el conservatorio teníamos clase de español y latín, por lo que llegar a un país desconocido no fue tan malo, recuerdo la imagen de estar bajando del barco, ya mareado por el viaje y dos niños jugando a la pinta en el muelle, maletas por montones y personas con carretillas ayudando a sus familiares, por suerte yo solo tenía una mochila, pesada por la esperanza de una venganza que podría no llevarse a cabo, mi única esperanza en ese momento era encontrar a Harris, el único problema es que Safira nunca dio informacion de la apariencia de un cura cazador de demonios, quizás era pequeño, quizás era grande, quien sabe, lo único que yo quería era encontrarlo a cualquier precio.
Camine por las calle de Veracruz mucho tiempo, tuve suerte de desembarcar temprano, me dio tiempo para buscar donde quedarme, me pasee por calles principales con muchas brujas intentado encontrar clientes a los cuales sacarle dinero, pero por suerte no caí preso en ninguno de sus conjuros, incluso me preguntaba internamente cual de todas esas supuestas brujas sabían que yo era un hombre lobo, seguí caminando hasta que mi cuerpo pidió comida, pase dos años alimentándome de gallinas de campo, tenía que probar algo nuevo y entre a un taberna, debo confesar que no habían muchas cosas para comer, pero, hay fue cuando mi destino, un vaso con whisky dije y que sea escoces, fue cuando desde una de las mesas de la taberna un grupo de hombres y ancianos rieron, dando la impresión de estar burlándose de mí, tome el vaso y me acerque a la mesa.
— Hola. — dije con una voz amigable.
Me di cuenta que nadie me respondió y que el aire se había hecho espeso, una polilla que volaba frente a mi movía sus alas en cámara lenta y el sonido a mi alrededor se detuvo, cada pequeño gesto de los hombres en sus caras viejas esa notablemente molesto, pude darme cuenta de que todo a mi alrededor dejo de pertenecer al tiempo y que una de las brujas que me ofreció leer mi mano en la mañana de ese dia estaba parada en la puerta de entrada de la taberna mirándome fijamente con ojos que parecían de un felino, hay supe que una verdadera bruja sabia de mi existencia y que quizás era la única que en ese momento podría ayudarme. La mire a la cara y en un momento el tiempo volvió a su curso normal, pague el trago y salimos de la taberna, caminamos durante horas y ella nunca dijo una palabra, espere tener la confianza para lograr decirle que es lo que buscaba, pero, ella nunca me dejo decirle nada, a lo lejos pude divisar construcciones arcaicas típicas de la zona y un lema de revolución que se repetía constantemente en volantes y escritos por toda la ciudad, sabía que para ganarme el respeto de todos debía acostumbrarme a sus leyes, tradiciones y por sobre todo a su manera de ver el mundo, Alicha era callada, pero, al fin de cuentas no contuvo las ganas inmensurables de pregúntame por aquel hombre al que buscaba tan fervientemente, lo raro para mi es que ella no hablaba del padre Harris, sino del mismísimo demonio que había peleado con ella en 1837 a la edad de 24 años en Legendhill, ciudad cercana a las costas de Salem en Massachussets al norte de Boston, el cual derroto junto a su hermano Valentín Anderson, en una batalla que la llevo a fin de cuentas a separarse de su familia de brujas Bennet, dejando a su hija Kendra de 5 años solo con la protección de un hechizo de inmortalidad gracias a la muerte de su padre, pero, sin la protección física de una madre presente, ella se vio con la obligación de migrar a México.
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Editado: 27.09.2019