Creo que nací así, un poco más retraído de lo normal y afanado hasta la médula con fantasías de conspiraciones y misterios ocultos, desde pequeño desafié la autoridad y Sali de los estándares de las creencias populistas de los líderes de opinión, definitivamente yo no era lo que ellos esperaran que yo fuera, simplemente yo cree mi propio sistema de creencias y avance, a los 16 años mis padres entraron a la Orden, yo sabía de su existencia, pero, solo el hecho de nombrarla me traía problemas, siempre estuve destinado a entrar a esta por mucho que detestara que mi madre y padre legaran a casa con las vestimentas manchadas con sangre y olor a oxido, tres años de mi vida fueron el suplicio perfecto para determinar que mi vida humana ya no Valia la pena, hasta que la conocí, bella y excéntrica pelirroja de hermosos ojos y un carácter fuerte, sin duda haberla conocido cambio mi vida y al fin de cuentas fue la razón por lo entre a la Orden, Katrina Bathory era la hija mayor del herrero, a mis 18 años yo ya conocía a Katrina y siempre la estaba observando, ella era una maestra en la herrería, tanto así que ella era una de las fabricante de los puñales que mi padre utilizaba en sus ritos y nunca supo, con el tiempo mi padre me instruyo en cosas que necesitaría saber para la orden y menciono una infinidad de veces que la familia de la herrería poseía algo que la orden buscaba, fui el objeto que mi padre y su grupo de fretarnos uso para llegar a Katrina, a los 19 años después de mucha peleas mis padres decidieron que ya era hora de que entrara a la orden, obvio yo no quería, en realidad nunca quise entrar, pero ellos, querían aprovechar la escasa comunicación que tenía con Katrina y que ella después de un tiempo se pudiese enamorar de mí, mi nombre es John Erikson y esta es mi historia oculta.
Por dos años estuve enamorado de Katrina, y a nuestros 19 años hablamos por primera vez, yo ya la seguía en sus locuras mucho tiempo antes, pero el rechazo a la instrucción de la Orden no me dejaba acercarme antes para hablar con ella, sabía que mi padre y otros como el buscaban algo que le pertenecía a la familia de Katrina, pero mi intención inicial nunca fue utilizarla para llegar a ese fin, como les contaba mis padres ya estaban claros del futuro que querían para mí y a estas alturas la verdad no tenía como escapar de ello, un dia hable con Katrina y la invite a salir, la verdad ella nunca le dio importancia a lo nuestro hasta que un dia le propuse directamente pololeo, me miro y me cerró la puerta en la cara, volví al dia siguiente y después de mucho hablar con ella, ella aceto a salir conmigo a almorzar, esa semana recuerdo claramente que el dia viernes tenía mi primera consagración, y que por razones de la Orden la primera semana antes de consagrarse a la orden todo los dias de la semana debíamos realizar vigilias nocturnas dentro del templo, todo los dias Katrina me decía que quería salir, yo sin saber que responder todos los dias inventaba una excusa distinta, lo ideal es que fuera creíble, nadie le dice a su pretendiente que está en una Orden secreta en su primera semana saliendo juntos, ella no entendía por qué todos los dias la dejaba con las ganas, hasta que llego el dia viernes, ese dia tuve que retirarme antes de lo normal, debía estudiar unos textos que utilizaría en el ritual de consagración ese dia por la noche, sabía que desde esa tarde mi vida cambiaria para siempre y estaba seguro que desde ese dia podría entender a mis padres con sus gustos raros y su ropa ensangrentada a menudo, llego el dia, nuevamente le mentí a Katrina, cada vez que hacía eso me dolía el pecho, de solo pensar en una mentira, ese dia entre en la orden, en un momento pensé que había llegado demasiado tarde ya que no había nadie, espere un momento hasta que un hombre muy grande y pálido salió desde la puerta frente a la entrada principal al salón, desde ahí el ritual de consagración se llevó a cabo, por fin entendí que la orden secreta del fénix, solo tenía un principio fundamental, el que con mucho gusto les podría mensionar más adelante, mi padre era el guardián de la Flama, y parte del ritual de consagración conllevaba la maldición de ser un vampiro, por lo que el maestro nos asesinaba después de tomar su sangre y dar la nuestra a cambio, una vez dentro de la orden las desobediencias eran castigadas con la destrucción del alma, por lo que quemar el cuerpo era una táctica o técnica desarrollada exclusivamente a los traidores o desertores, tuve la suerte de no tener que hacer el daño a mi familia de desaparecer de la faz de la tierra como si lo tuvieron que hacer algunos amigos de la orden, aunque nunca supimos nuestros verdaderos nombres, recuerdo que después de un tiempo de haber entrado a la Orden el maestro nos daba la posibilidad de arreglar asuntos pendientes, sabía que de una u otra forma debía contactarme con Katrina, pero, en mi cuerpo ya sentía la necesidad de sangre humana para sobrevivir, teníamos ventajas que los demas vampiros no, gracias a que la flama del fénix aún estaba encendida y custodiada por el actual guardián, nuestros cuerpos de vampiros no se destruyen bajo el sol, pues no tenemos necesidad de cubrirnos o usar anillos después de la transformación completa a vampiros, somos los únicos vampiros que podemos caminar entre los humanos a pleno dia, eso nos hace aún más peligrosos y poderosos de lo normal, somos capaces de controlar la mente, incluso hay algunas razas que pueden interferir en los sueños de los demas, en mi caso solo puedo interferir en los recuerdos de las personas, y lo único que me lo puede impedir es el uso de algunas yerbas medicinales o de bloqueo que las brujas utilizan, en resumen somos inmortales y poderosos, pero, con algunas condiciones.
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Editado: 27.09.2019