Hoy es la gala de graduación del instituto, Casandra "la chica popular del instituto acepto ir conmigo", dice que tengo algo especial en la mirada y que sería un gusto poder compartir esa noche de baile y emociones conmigo, claro, ninguno de nosotros podriamos saber lo que estaba a punto de suceder y como terminaría ese dia, quizás nunca debí haberla invitado, ahora no estaría pasando nada de esto.
Darío Anderson.
Massachusetts es algo tranquilo, después de mucho tiempo creo que mis padres están aceptando que no soy igual que los demas, siempre han sido un poco celosos con las demás personas, tanto que a veces me dejan sin palabras, en dos semanas más terminare el instituto, sé que mis padres de una u otro forma estarán felices, pero, que podrian decirme si les cuento que no sé qué quiero de mi vida, soy un rebelde, un desordenado, nunca seguí un patrón de conducta de excelencia, y obviamente no estoy capacitado para entrar en Harvard y la verdad, por una vez en la vida no quiero defraudar a alguien.
Casandra es una chica hermosa, sé que quizás tendría posibilidades con ella, pero, siempre encuentra la manera de estar con otras personas y la verdad esta vez en el baile será mi única oportunidad y la final.
Ya las clases son solo de entretenimiento, los ramos más importantes ya pasaron, el salón cada vez se queda más vacío por la cantidad de estudiantes, la verdad a estas alturas del año intentar decir que el instituto es normal es lo más raro que se podría decir, soy de los pocos que por mi mal comportamiento frente a la sociedad tengo castigos que me obligan a estar aquí y lo único que me saca de esta pesadilla diaria es la opción de pensar en alguien más, hace dos días no me pude controlar, el imbécil de Roger intento propasarse con Casandra, cuando me enteré sentí que el corazón se me saldría del pecho, sentí cada centímetro cubico de sangre pasando por mis venas y quemando mi cuerpo por dentro, el calor interno de mi ser no podía ser controlado y no recuerdo lo que paso, solo sé que casandra me tomo el brazo con fuerza y desperté sobre el cuerpo inconsciente y ensangrentado de Roger en el pasillo principal del instituto, con mis manos destrozadas y un montón de estudiantes pálidos mirándome fijamente y con ganas de escapar de mí, sentía que lograba escuchar los rápidos latidos de sus corazones o quizás era el mío, que estaba revolucionado por la una sed de sangre que nunca había sentido.
Recuerdo ver a Roger con la cara ensangrentada y con evidente hinchazón por los golpes, golpes que solo mis nudillos podrian haberle propinado, sabía que estaba mal, pero muy dentro de mí, sabía que nunca fue mi intención haberlo herido.
Después de dias en la sala de castigos logre quedar libre, estuve a punto de quedar expulsado y por supuesto de no ir al baile, ya solo quedaban dos dias y mis padres debieron asistir muchas veces en la semana a hablar con el director, la verdad fui un real caos ese dia, espero que no se vuelva a repetir, ahora todos me tienen miedo, siento que ni siquiera me puedo acercar a mis amigos, porque me miran como a un bicho raro, no los culpo, lo que hice estuvo realmente mal, pero no fue mi intención, mañana con suerte podré hablar con Cassandra, sé que es una chica ocupada y la verdad encontrarla es un poco difícil, además, no tengo la ayuda de nadie más que de mi hermano menor, que por suerte estará invitado igualmente al baile por una de mis compañeras, ese dia estaremos todos en la fiesta, ya que por mi mal comportamiento obligaron a mis padres a ayudar a decorar el lugar, la verdad creo que ya ni siquiera me quieren ver, pero sé que aun así me aman por lo que soy.
Así pasaron los dias, Darío como todo un caballero vestido de traje fue en búsqueda de Cassandra a su casa, al llegar un gran hombre lo miró con una cara desafiante, al padre de Cassandra le encantaba bromear con los amigos de su hija, tato así, que al salir de su casa los dias que Cassandra salía él siempre al abrir la puerta llegaba con su querida escopeta, la que por cierto nunca estaba cargada y solo era para asustar a los pretendientes. Darío ese dia parecía alguien totalmente distinto, un apuesto joven de cabellos cobrizos, con una melena que les llegaba a los hombros, ojos negros y una nariz respingada que nada tenía que envidiarles a los famosos de la época, labios gruesos y un metro ochenta de alto, sus actitudes de deportista, por lo demas, le brindaban cierta ventaja competitiva versus a los demas pretendientes de Cassandra, para él el físico lo era todo.
Aquel dia un limusina llego a la puerta de Cassandra, al salir el padre como siempre junto a su escopeta miro a Darío nervioso al preguntar por su hija, esta vez decidido no ser tan cruel y decidido decirle a Darío que esperara dentro de la casa, puyes Cassandra había tenido un percance con el vestido y lo estaban solucionando, en un momento desde la escalera un ruido de inseguridad y risas se escuchó, era Cassandra y su madre, la que la empujaba para que se apurara, mientras Cassandra con la cara sonrojada miraba a Darío con una sonrisa nerviosa, se saludaron y como toda una pareja destinada al amor salieron por la puerta principal a disfrutar de lo que el destino les tenía preparado.
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Editado: 27.09.2019