No todos los ángeles caen por un bien. Ya lo he mencionado antes. Lucifer es uno de ellos, quizás el primero del que se tiene registro. El ángel que se convirtió en el rey del infierno, una historia ya conocida por todos.
Pero en esta ocasión hablaremos del primero de sus dos hijos, el príncipe del Averno y futuro sucesor al trono. En sus primeros siglos de vida, tuvo que enfrentarse a la expansión de la población de hombres lobo y brujas, lo cual complicaba su trabajo. A pesar de todo, estas criaturas seguían defendiendo a los humanos, esos frágiles monstruos, de los demonios que deambulaban bajo sus órdenes.
Al ver la clara desventaja que tenían contra sus enemigos, decidió forjar unas criaturas a partir de la oscuridad y su propia sangre. Estas serían dotadas de inmortalidad, velocidad y fuerza sobrehumana, convirtiéndose en armas perfectas.
Al principio, pareció la mejor idea. Sin embargo, hasta la oscuridad tiene sus límites. Cuando la luz del sol relucía en todo su esplendor, estas criaturas se calcinaban vivas. Aquello representaba una desventaja significativa, pero, aun así, su propagación comenzó a acelerarse, casi tan rápido como la sangre de sus víctimas al caer en sus fauces.
Se ocultan en las sombras, susurrando promesas y acechando desde la penumbra. Si alguna vez te cruzas con uno de ellos, recuerda: un pinchazo directo a su corazón de piedra será tu salvación.
Pág. 4
#4991 en Otros
#1390 en Relatos cortos
#4124 en Fantasía
#846 en Magia
magia criaturas misterio, historia corta y giros inesperados, relatos cortos cuentos
Editado: 16.01.2025