Legión de caidos

UN ENCUENTRO CON CONSECUENCIAS:

La historia siempre se ha contado sola, no necesita de un narrador, pero ésta nunca les contó de aquellos a quienes esconde, a quienes el tiempo considera sus amigos, a quienes la tristeza y la soledad persiguen, a quienes esta historia pertenece, les hablo de inmortales, llamados con un propósito, he aquí el relato de cada uno. Mi nombre es Nephram Bansword, nací en el año de 1530 un 15 de enero, durante un época de corrupción y vicio, aún recuerdo cuando era joven, mi vida era acomodada, noble, de una familia poderosa. Mi hogar era un lugar lleno amplios jardines llenos de flores tan bellas como el atardecer, habitaciones tan grandes como salones y espejos por doquier, donde hasta el más humilde caía ante la necesidad de ver su reflejo, así como todas las cosas que un joven como yo, podría haber deseado, pero lo que más amaba era la buena lectura. Y aunque la fealdad y la belleza eran un enigma para mí, sabía que mi amigo el espejo estaría allí para satisfacer la pequeña pizca de vanidad en mi.

 

La sirvienta que me crió me contaba cómo era el otro continente, donde los leones y otros animales son sus vecinos, era asombroso lo grande que el mundo es y cómo cambia tu perspectiva, y más si eres el espectador de algo que nunca has visto y solo te lo cuentan. Quizás para mí lo más difícil era tener que soportar el tipo de vida al que debía adaptarme, como alguien que es hijo de gente poderosa siempre había que tolerar las aburridas platicas de mi padre sobre fortuna o reputación y como convertirse en mejor lame botas del rey, que sus contrincantes.

 

A medida que pasaban los días mi deseo de conocer cada lugar posible fue creciendo, recuerdo que leía relatos sobre el nuevo mundo, y muchas otras cosas que hacían a mi mente volar. Así que decidí escaparme y conocer el mundo real fuera de mi jaula.

Al día siguiente tome un caballo y partí, rumbo a la provincia más cercana, recuerdo que ese viaje cambio mi perspectiva más a fondo, cuando vi a Lord Harrister arrebatándole lo poco que tenía a una pobre mujer y sus hijos, fue en ese momento que empece a odiar a la clase alta de la sociedad y a su peculiar forma de tratar a quienes eran menos afortunados o mejor dicho, quienes eran su fuente de ingreso para satisfacer su inmundicia y su egoísmo.

Para mi buena suerte había llevado algo de dinero en mi alforja y me acerca a ese vulgar noble para llegar a un trato. Para asombro el respondió:

--- No hago tratos con niños, vuelve a casa y dile a tu padre que te enseñe a no entrometerte en lo que no te incumbe.

Me rehusé y trate de defender a aquella mujer, la reacción no se hizo esperar, y saco su espada , amenazando con atravesarme la garganta. El frió recorrió mi cuerpo cuando me di cuenta que este  trataba de matarme, tenía una espada, y eso era una desventaja para mí.

Aquella mujer aun sin tener nada que ofrecer le rogó que me dejara ir, su reacción hacia ella hizo que perdiera la vida. Antes que me diese cuenta escuche el grito de su hija y vi el cuerpo de su madre en el suelo.

Tome un palo  y le di en la cabeza tantas veces que lo deje en shock, y ahí estaba, tirado frente a mi, sin poder defenderse, sin hacer nada, quería matarlo, pero mi conciencia me decía que si lo hacía sería igual a él. Me levante y me acerque a aquella mujer para ver si podía salvarla, pero era demasiado tarde, la sangre que había perdido era mucha y no había nada que hacer.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis mejillas como si mi dolor tratara de escaparse por mis ojos, y en mi mente pensé que inútil soy, tengo tanto dinero, pero no puedo salvar una vida. Fue entonces que me hice la pregunta:

--- ¿Para qué sirve todo esto sino puedo ayudar a nadie?

En medio de mis pensamientos escuche un gemido de dolor agudo, como si alguien estuviese muriendo, al mismo tiempo que sufría un intenso dolor, rápidamente voltee y vi a  Harrister desangrándose en el suelo con una espada clavada en el pecho y al hijo de aquella mujer de apenas 12 años empujando de ella, hasta que la mitad de esta se clavó en su cuerpo. Trate de quitarlo de encima para evitar que siguiera rematando a ese hombre, pero su cólera era tanta que no pude moverlo, sino hasta que dejo de respirar. Mire con profunda preocupación al niño; había matado a un noble y eso ameritaba la horca, pensé una y otra vez tratando de buscar la forma de ayudarle, pero no encontraba la respuesta a mi pregunta. Al final el solo se levantó del suelo con sangre en las manos y lágrimas en sus ojos mirándome, como si quisiera decirme:

--- Porque no me detuviste, porque no hiciste nada. Ahora estoy perdido, mataran a mi hermana y a mí.

Dio media vuelta y con su pequeña hermana entre brazos se fue alejando en dirección al bosque hasta que desaparecieron.

Tome mi caballo y gire en dirección a la provincia para averiguar quiénes eran esos niños, quizás algún borracho me daría alguna información por un poco de dinero. Al llegar a aquel pequeño pueblo pude ver a dos guardias cuidando la entrada y pidiendo una moneda de cobre por cada persona que quisiera entrar, era extraño ver que un guardia llevara ese tipo de espada ceñida a su cintura, por lo que deduje que no eran ingleses; sino más bien franceses tratando de conseguir dinero fácil.



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En el texto hay: fantasia, traicion, sobrenatural

Editado: 30.07.2018

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