Legnas: la profecía I

16. Traidor

Alexander: 


—Tenías razón, Sharon. Jazlyn no es quien dice ser; tiene una bash.


—¿Qué? —pregunta asombrada deteniendo su marcha.


Estamos saliendo del SENCO en dirección a nuestro auto. Hace media hora se terminó la fiesta y solo hasta ahora logramos liberarnos.


—Vio la mía y me lo dijo. Tiene una y eso es imposible a no ser que sea un Legna. Tenemos que averiguarlo, Sharon, en este punto, Jazlyn nos debe muchas explicaciones. 


—Tienes razón. Todo respecto a ella es un misterio, creo que nos ha estado engañando todo este tiempo.


Sonrío amargamente. Debí haberlo supuesto... las palabras: humanos y mentiras, van unidas de la mano. No debí olvidar lo que pasó con Amy, no debí dejarme seducir ante su belleza y su rostro de niña buena.


—La vi salir hace unos minutos como alma que llevaba el diablo, pero iba con Hostring y no me pude acercar —comento al mismo tiempo que llegamos al auto y abro la puerta—. Y esa es otra cosa, creo que ellos dos se conocen.


—¿Qué? ¿Por qué?


—No lo sé, es solo una sensación, pero juraría que cuando la invité a bailar quería mandarme al quinto infierno y que el apretón de manos del lobo, hizo que cambiara de opinión. Además, él llegó un segundo después de que ella mencionara la bash... es como si quisiera salvarla del apuro... Tal vez solo sean ideas mías, pero a estas alturas, ya no dudo nada.


—Es una acusación grave, Alex. —Pongo el auto en marcha consciente de que tiene razón y entro a la carretera—. Hostring es uno de los hombres lobos más respetados que hay y goza de una reputación excelente dentro de la Sociedad Sobrenatural. Es difícil imaginárselo como un traidor.


—Lo sé, por eso no aseguro nada. Regresando al tema principal, me dijiste que llevaste a la hermana de Jazlyn a su casa, entonces sabes donde viven. Hagámosles una visita.


—Tranquilo, Alex, creo que mejor lo dejamos para mañana. Ya es tarde y tenemos un informe que rendir.


Supongo que tiene razón así que, resignado a seguir con mis interrogantes una noche más, volvemos a casa, aun así, hay algo que no consigo sacar de mi cabeza... Si Jazlyn es un Legna, ¿por qué montar todo este teatro para entrar a la Logia? Si es un Legna, es su derecho ser miembro.


—Mañana sin falta vamos a su casa —le digo a mi hermana y ella asiente.


Llegamos a casa y luego de informarle lo ocurrido a nuestra madre, voy directo a mi habitación. Me doy un baño relajante y par de horas después de cenar, caigo en la cama agotado, sintiendo cómo, poco a poco, el sueño va tomando el control.


Abro los ojos al sentir el dulce aroma a manzana que revoluciona mi estómago y me sorprendo al verme sentado en un prado, con la espalda apoyada a un árbol y la cabeza de Jazlyn en mis piernas. Error, la de Maira, que sonríe feliz mientras lee un libro.


Genial, otro sueño.


Miro a mi alrededor, nunca he estado en este lugar. Hasta ahora, el centro médico de Morf, la habitación de Maira, el mercadillo y el campo de batalla, han sido los únicos escenarios de mis pesadillas.


—Capitán, ya es la hora —anuncia un soldado que acaba de llegar. 


¿La hora? ¿La hora de qué? 


Lirba se levanta y, cogiendo una manzana de una de las ramas más bajas, le da un mordisco.


Vuelvo a mirar al recién llegado y algo no me cuadra. El uniforme que usa es verde como el del ejército de Torton; el del ejército de Morf es rojo. ¿Qué hace un soldado de Torton hablando con Lirba Asim?


Sin decir una palabra, el soldado desaparece y Lirba comienza a caminar no sin antes pedirle a Maira que lo espere. Ella asiente con la cabeza entusiasmada, como si no hubiese nada raro en que dos personas en guerra se encuentren.


Andamos durante varios minutos por el manzanero en un silencio absoluto hasta que llegamos a un claro. En el centro hay tres personas vestidas de verde: dos soldados y un Capitán, al cual creo que conozco. ¿Dónde lo he visto antes? Nos acercamos, el Capitán tiende su mano y Lirba acepta gustoso. 


—Me alegro de que haya podido venir, Capitán Asim. 


—Lo mismo digo, Rasiver. 


¿Rasiver? Ese nombre me suena, ¿pero de dónde?


—En tres noches se celebrará el cumpleaños del príncipe —dice Asim—. El rey y su familia harán un recorrido por la ciudad. Habrá guardias, aún así, creo que es la mejor oportunidad que tenemos para derrocar al rey. Debido a que los constantes ataques de tus tropas tienen ocupados a los soldados del Ejército Rojo, la protección que tendrá la familia real no será tan grande, así que podemos aprovechar la situación. El rey debe morir.


¿Qué demonios está diciendo? ¿Matar al rey? ¿Es un traidor? Esto sí que no me lo esperaba. Todos aquí piensan que es un héroe, pero resulta que está confabulado con el enemigo para matar al rey. 


No puedo creer que el protagonista de mis sueños sea un traidor; no puedo creer que yo sea un traidor. Aunque ahora que lo pienso, en varias ocasiones he sentido que Lirba Asim no es la persona que aparenta. Su forma de luchar, su comportamiento en el campo de batalla es demasiado sangriento.




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