Lejos de la Navidad

Capitulo 5

Estaba oscuro y Nicole no podía dormir. Como la energía se había ido, la calefacción había dejado de funcionar y ambos tuvieron que dormir cerca de la chimenea, aunque la leña solo les alcanzaría por esta noche. El pequeño cuerpo de Nicole pronto sucumbió al frío y Evans al darse cuenta la abrazó por la espalda.

—Lamento si esto invade un poco tu privacidad—dijo—pero no soporto ver a alguien temblar por el frío.

—No hay problema.

—¿No puedes dormir?

—No. Debe ser el cambio de horario.

Nicole se acurró más a pecho y poco le importó el abrazo intimo que estaban compartiendo, su frio cuerpo no conocía la vergüenza. Unos quince minutos después, Nicole aun no podía dormir, aunque estaba cómoda y se sentía a salvo su mente era un reloj con cuerdas que se negaba a apagarse.

—Evans—Murmuró— Ya que somos algo desconocidos que solo comparte un abrazo incomodo…te importaría—titubeo—te importaría compartir algo que nunca le hayas dicho a nadie más.

Nicole esperó, sin embargo, no podía ver la expresión de Evans para saber si la pregunta no le había incomodado.

—No tienes que…

— A veces pienso —interrumpió— que realmente no soy un buen pintor, cuando demoro demasiado tiempo sin pintar, cuando en mi cabeza no se forma ninguna imagen y el lienzo permanece en blanco, todo eso me hace preguntarme si no estoy forzándome a hacer algo para lo que realmente no soy bueno... Ni siquiera he logrado hacer una exposición en un museo de categoría.

—Creo que todos hemos pensado alguna vez que no somos buenos en algo, cuando en realidad somos increíbles…se llama el síndrome del impostor.

—No puedes decir que sea mi caso, no has visto mis pinturas. —señaló.

—Tienes razón—dijo—Pero no sé porque creo que haces pinturas increíbles Evans Baxter.

Sintió el brazo de Evans apretarse más a su cintura y la sonrisa de Nicole floreció

—Evans—murmuró ella luego de algunos minutos—en realidad no tuve la idea rentar la cabaña en medio de la nada porque vi esa película de Cameron Diaz y Kate Winslet—Nicole sentía que le debía la misma sinceridad que Evans había mostrado con ella, así que iba a revelarme una verdad que nunca le había dicho a nadie y de la algunas veces se avergonzaba—Solo vine a esta cabaña porque odio las fiestas navideñas.

—¿Odias las fiestas navideñas?

Nicole podía escuchar el escepticismo en su voz.

—Sí, ya sé… se oye algo infantil—rio incomoda— pero así es, odio la navidad, y las fiestas decembrinas, los regalos y los estúpidos villancicos.

Nicole esperó, pero como siempre Evans no la juzgó, no le preguntó el porqué de su rencor navideño así que ella como regalo decidió decírselo.

—Fui abandonada en un orfanato cuando nací— comenzó— Las monjas dijeron que estuve a punto de morir congelada porque me abandonaron en Nochebuena y ese día nevó horrible. Estuve en el orfanato hasta los 8 años, cada Navidad era más triste que la anterior porque siempre teníamos que trabajar el doble en esa época, ya que todo tenía que estar impecable para las visitas y el director del orfanato. Adoptaba a un niño cada año, mientras yo me quedaba atrás—Nunca le había contado esta historia a nadie, nadie la conocía, ni siquiera su mejor amiga. Nicole era demasiado reservada con su pasado—Pero una Navidad fue distinta, una hermosa pareja de ángeles me adoptó, fue increíble.

—Que alivio—susurró Evans a su espalda.

—Se llamaban Sonia y Hugo, eran magníficos e hicieron que amara la navidad—continuó—lastimosamente cuando tenía 14 años, justamente en nochebuena, Hugo salía del trabajo muy tarde, era doctor, tuvo un microsueño al volante y se estrelló contra un poste de luz. Murió al instante. Sonia y yo quedamos devastadas.

—Lo siento mucho Nicole.

—Sonia nunca pudo recuperarse, con el tiempo se volvió alcohólica y tuvo una sobredosis de pastillas para dormir mezcladas con alcohol. Acababa de cumplir 18 y me quedé sola nuevamente, sola nuevamente en navidad.

—Yo…

—Te preguntarás porque te estoy contando la trágica historia de mi vida esta noche—interrumpió ella de inmediato—Ni yo mismo lo sé, tal vez sea por el vino, por el hecho de que estoy en otro continente y quizás no nos volveremos a ver, el caso es que quería que lo supieras, el hecho de que la navidad no es una buena fecha para mí.

—No puedo culparte por no querer la navidad, es difícil amar dicha festividad cuando tienes recuerdos tan amargos.

—¿No me juzgas?

—Para nada.

Nicole se sintió aliviada y sus ojos poco a poco terminaron cerrándose, rodeada por la calidez que hacía años no sentía, se durmió con una sonrisa en el rostro.

***

Evans observó el rostro dormido de Nicole y su corazón se estrujó. Nunca había imaginado que detrás de esa bella sonrisa y esos ojos serenos se escondiera tanto dolor. Otra persona podría estar resentida con la vida, pero Nicole solo estaba resentida con la Navidad. No encontraba infantil algo como eso, cuando asocias el dolor a una época específica es lógico que te resientas y sientas temor cuando llegue dicha época. De repente sintió unas ganas inmensas de dibujar, de dibujarla a ella. Más específicamente, caminó a su habitación y tomó su lápiz y su bloc. Cuando volvió, se sentó a su lado, cerca de la chimenea, y comenzó a dibujarla.




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