Lejos de la Navidad

Capitulo 6

—¿Segura que no quieres que llevemos sopa de tomate?

Nicole apretó los labios y negó con la cabeza, divertida. Ambos habían ido al pueblo más cercano, que quedaba a una hora de la cabaña, para abastecer la despensa. Había una especie de complicidad entre ellos que emocionaba a Nicole. El recelo y la desconfianza que habían existido al principio, cuando se conocieron, habían desaparecido. Otro hombre, uno más inseguro y superficial, habría huido en la dirección opuesta al compartirle sus miedos y sentimientos. En cambio, él, con aspecto de hombre duro y gigantesco, con callos en las manos por pintar, le había ofrecido un consuelo que nunca imaginó posible viniendo de otro ser humano.

Era…reconfortante.

—Oh mira…—Nicole detuvo el carrito de mercado cuando Evans se detuvo a sus espaldas. —¿No es este uno de tus libros? —Preguntó él sosteniendo un libro grande con las iniciales de N.A. Smith en la portada.

Nicole se acercó boquiabierta y se lo arrebato de las manos.

—¿Cómo has sabido que es mío?

Evans alzó sus hombros avergonzados

—Puede que te haya buscado en línea—admitió.

Nicole se regocijó un poco al saber ese dato. Miró la portada de su libro y le entró algo de nostalgia.

—Sabes…este fue el primer libro que escribí.

—¿En serio?

Nicole asistió con la cabeza. Pasando sus delicados dedos por la portada, sonrió.

—No quedo ni siquiera en el top 20 de los más vendidos del New York Time, aun así, con el dinero que gané pudo alquilar un mejor piso en los Ángeles. Estaba tan feliz.

Sintió la mirada de Evans sobre ella y se sintió de pronto cohibida. Le dio la espalda y puso de nuevo el libro en el estante.

—¿Qué estás haciendo?

Nicole arrugo el entrecejo ante su pregunta—¿Qué quieres decir?

—Obviamente, vamos a comprar el libro—dijo él tomando de nuevo el libro del estante.

Nicole enrojeció y trato de quitarle el libro de las manos a Evans, pero este al ser dos cabezas más grande que ella, fue imposible.

—Voy a comprarlo y ya está—sentenció.

Nicole resopló con molestia.

—No es justo, yo ni siquiera he visto tus pinturas…

En un abrir y cerrar de ojos, Evans se puso en frente de ella.

—¿Quieres ver mis pinturas?

Parecía una pregunta inocente, pero el tono y la manera en la que hizo la pregunta sugería mucho más…

—¿Pintas desnudos?

Los ojos de Nicole se abrieron desmesuradamente cuando se dio cuenta de que había hecho la pregunta en voz alta.

Evans sonrió ligeramente como su supiera que se le había escapado esa pregunta.

—No. No pintó desnudos Nicole, pero contigo podría hacer una excepción.

Nicole enmudeció ¿Estaban coqueteando? Se preguntó de pronto cohibida, es decir, sí parecía ser el caso, pero Nicole tenía un problema, no sabía cómo coquetear, sobre pensaba las cosas demasiado y nunca tenía una respuesta ingeniosa o sugerente para dar pie al coqueteo y lastimosamente este parecía ser el caso.

—Es decir…yo…bueno.

La sonrisa de Evans se hizo más grande y solo arrojó el libro al carrito de compras y siguió por el pasillo del mini super. Nicole se sintió tonta, no sabía si había hecho esa pregunta para distraerla o si la decía en verdad. Respiró hondo y siguió por el pasillo a Evans fingiendo que tomaba una marca de cereales y reparaba en su tabla nutricional. Estaba tan ensimismada en fingir que leía que no se fijó en que una anciana le picaba bruscamente el hombro.

—¿Eres la que se está quedando en la cabaña que está al final del camino?

Nicole entrecerró los ojos desconfiada. La anciana parecía estar en sus 70 y llevaba un grueso abrigo blanco con unos guantes fucsia.

—Sí…

—Lo ves Margaret—La anciana se dirigió a otra señora que también estaba entrada en años, a la que Nicole ni siquiera había visto, estaba vestida con una suéter con un estampado de renos—Te dije que si era ella.

—¿Eres la novia de Evans? —Preguntó la anciana con el abrigo grande

Nicole enrojeció.

—Yo…

—Por supuesto que es su novia—Replicó la otra anciana dándole un golpe en el hombro—Ninguna mujer estaría a solas con un hombre en una cabaña en estas fechas.

Oh…mi Dios.

—¡Qué bueno que cambió de novia! la otra era demasiado flacucha con esos lentes horribles y ese aire de Paris Hilton que se daba cuando salía a trotar por los alrededores.

La mente de Nicole empezó a llenarse de preguntas.

—¿La otra novia?

—Señoras…

La voz oscura y con acento de Evans vino desde atrás

—Oh Evans…Pensábamos que este año no vendrías.

—Sí, tu madre dijo que te quedarías en Londres.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.