Lejos de la Navidad

Capitulo 7

Evans se había enmendado después de su desastrosa sopa de tomate y había preparado un almuerzo muy apetecible. Se había esmerado, no iba a negarlo, quería impresionar un poco a Nicole. No quería pecar de vanidoso ni de arrogante, pero desde anoche sentía que ambos habían llegado a un punto de intimidad que difícilmente alcanzaban algunas parejas. Con ella podía ser él mismo, como cuando apenas tenía 23 años y estaba empezando a vivir. Era una locura, considerando que se conocían desde hacía menos de 48 horas. Pero era inevitable, sentía la energía de Nicole irradiar sobre él, como si fuera un imán y él un metal. Así fue como la encontró, no estaba en el camino principal, estaba muy lejos, debajo de una colina, casi tapada por la nieve. Evans sintió un especie de tirón en la espalda y se devolvió, caminó hasta que divisó los pantalones fucsia y fue allí cuando la vio, desmayada con un zapato en la mano.

Sirvió el almuerzo y conversaron entre bocados, la conversación nunca parecía aburrir, Nicole le habló sobre que estaba teniendo problemas para terminar su libro, no sabía darle un final.

—Pero… ¿Quieres darle un final feliz o un final triste? —Preguntó él.

Ella sonrió.

—No existen finales triste o felices en historias de Thriller…solo—Nicole se encogió los hombros indiferente— finales.

—¿Cómo calificarías un final donde el villano se sale con la suya?

—Un final memorable.

Evans rio y dijo:

—Creo que depende mucho de cómo se ejecuta

Nicole arqueo una ceja intrigada—Explícate.

Evans se acomodó en el sofá, ya habían terminado de comer y ambos degustaban una deliciosa botella de vino sentados en la sala, cerca del calor de la chimenea.

—Bien, supongamos que hay una protagonista, el malo ya ha eliminado a todos sus amigos, pero ella sigue luchando, aguantando como una campeona, herida pero no derrotada y cuando por fin cree que ya está a salvo, el villano simplemente la mata.

Nicole pareció pensar un momento

—¿Dime si eso sería justo? —Señaló Evans

—Creo que los lectores lo considerarían un final insatisfactorio.

—¡Claro que sería insatisfactorio…! —replicó él con una sonrisa—Prométeme que tu final será por lo menos esperanzador.

—Tal vez lo haga—dijo. Nicole, de pronto se puso seria y bajando la voz, añadió—Aunque en la vida real muchas veces los finales felices ni esperanzadores existen.

***

—¿Deseas bailar?

Nicole dejó la copa de vino vacía y miró la mano extendida de Evans con una sonrisa.

—¿Y la música?

A la pregunta una ligera música se escuchó y Nicole dirigió su mirada hacia una pequeña radio que estaba sobre la barra de la cocina.

—Cortesía de mi madre—dijo Evans—Le gusta mucho la música.

Nicole se levantó lentamente y tomando la mano de Evans, empezó a bailar suavemente con él. Nunca había bailado con nadie, ni siquiera con Alex que su relación más seria. Se sintió como en esas tontas comedias románticas de las que nunca se había atrevido a escribir. Incluso antes de comer y aprovechando un descuido de Evans se había puesto un lindo vestido verde para verse algo más femenina ya que la mención de una supuesta exnovia de Evans la había puesto algo celosa. Bailaron maravillosamente, lento, despacio y mirándose a los ojos, Nicole sintió que tal vez la navidad este año no había sido mala después de todo.

—¿Puedo besarte Nicole?

La pregunta no la tomó por sorpresa, ambos lo deseaban. Nicole había aferrado su pequeñas manos a su espalda y él la había rodeada la cintura con sus grandes manos. Ella solo asintió justo antes de que los labios de él tocaran los suyos. Fue un beso lento que se tornó brusco al momento de sentir sus lenguas, Nicole se aferró a su espalda mientras ambos caían al sofá. El beso se tornó más profundo, más urgente, como si ambos hubieran estado esperando este momento durante una eternidad. Las manos de él descendieron por la curva de su cintura, explorando con una mezcla de cuidado y deseo. Nicole no se quedó atrás; sus dedos ascendieron por su espalda, trazando líneas invisibles sobre su piel, como si intentara memorizar cada músculo bajo su tacto.

La habitación parecía haberse reducido a solo ellos dos, el mundo exterior desvaneciéndose en un murmullo distante. El sofá, con su mullido respaldo, se convirtió en su refugio. Nicole se dejó caer de espaldas, su cabello desordenado formando un halo oscuro sobre los cojines, mientras él la siguió, apoyando su peso en un codo para no aplastarla.

Sus ojos se encontraron por un instante, ambos respirando agitadamente. La mirada de él era una mezcla de devoción y deseo, mientras los labios de Nicole, hinchados por los besos, se curvaron en una ligera sonrisa, como si le diera permiso para seguir explorando.

Con una lentitud que desbordaba ternura, él deslizó su mano por su muslo, ascendiendo por la tela suave de su vestido, apenas rozando su piel. Nicole tembló, no de frío, sino por la intensidad del momento, por el vértigo de saberse completamente deseada.

—Eres perfecta —susurró él, su voz ronca contra su oído, mientras sus dedos jugaban con el borde del vestido, levantándolo lentamente.




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