Lejos de reconocer

Capítulo 20: Grabación

Carlos

Pauso un momento todos mis sentidos mientras pienso en Vero, ella llegó aquí con sus ojos hinchados y el rímel que los decoraba estaba chorreado por sus mejillas. Parecía que estuviera audicionando para un papel en esas películas de terror que tanto le gustan.

La molestia que sentí desapareció cuando me dijo con quién era su cita, no era más que una cena familiar y por lo que me contó no fue nada agradable.

Conozco a la familia de Vero desde hace unos años, cuando nos hicimos amigos en la Universidad, y puedo dar fe que la relación de sus padres siempre ha parecido un mal chiste. En ocasiones he conversado y compartido con don Ulises y me sorprende la manera en que se ha perdido a sí mismo, es decir, es capaz de desafiar todo a su alrededor por mantener a alguien que no lo quiere a su lado.

Suena descabellado, pero entonces recuerdo aquellas veces que me ha pasado lo mismo y trato de entenderlo. Si tienes sed y cualquiera te ofrece agua parecerá que salva tu mundo, ese es el problema de buscar amor a través de los vacíos que se llevan en el alma.

Pienso en todas las veces que cedí ante lo que realmente quería por complacer a Amanda, en cada oportunidad que me callé para no parecer exagerado por su comportamiento, era capaz de hacer cualquier cosa con tal de que no se fuera de mi lado. Al final nada de eso mereció la pena porque fue muy fácil para ella desprenderse de mí, mientras que en mi caso fue todo lo contrario.

Solo ruego porque don Ulises sea capaz de pensar en sí mismo tan siquiera una vez. Miro la hora en la laptop mientras espero a Vero, pues, fue a arreglarse para que comencemos a grabar. Yo ya tengo todo listo, las fotos y videos que me ayudarán a construir la historia para dramatizarla y hacer que luzca lo más conmovedora posible.

Porque el talento importa.

Pero la historia triste gana.

Así que un video de Isabela donde se cuente un poco su historia será suficiente para ganarnos a la audiencia, ya que, este concurso será transmitido por televisión e internet.

—¿Ya van a comenzar a grabar? —Felipe quita los audífonos de sus orejas y los sostiene con las manos.

—Espero por Vero.

—Lista —escucho la puerta abrirse, ella está más linda que antes de ir a la cena con su familia. Nadie sospecharía que estuvo llorando.

Unas gotas de saliva caen de mis labios y se deslizan por el mentón.

Disimula Carlos. Me limpio con la manga de la camisa.

—Ok, comencemos —me levanto de la silla y toco por el hombro a Felipe.

—¿Ya? —se levanta.

Nos sentamos en un sofá frente a la cámara, muevo algunos cables y bombillas asegurándome que la iluminación esté perfecta.

Felipe cuenta con sus dedos —comiencen —dice al finalizar de contar.

—Mi nombre es Carlos Pereira y ella es Verónica Goncalves —el aire sale rápidamente por mi nariz y la risa le sigue.

—¡Carlos! —Vero me grita —¡trata de mantenerte serio por favor!

Continúo riéndome —ok, lo intentaré.

Felipe nos hace una nueva señal —mi nombre es Parlos Careira y ella es Gerónica Voncalges —la risa que expulso es más escandalosa que la anterior.

Vero se está riendo y también Felipe —¿Qué dijiste?

—Disculpa se me enredó la lengua —aprieto los labios haciendo un esfuerzo por controlar la risa.

—Vamos de nuevo —dice Felipe.

—Mi nombre es Carlos Pereira y ella es Verónica Goncalves —aprieto el estómago para frenar la risa.

—Yo tengo 26 años y él tiene… —Vero estalla en carcajadas —lo siento —pone la mano en su boca.

Yo la observo con cara de sorpresa —¿Quién debe mantenerse seria ahora?

Unas cuantas horas después…

A los tres nos ha invadido un ataque de risa que no podemos controlar, grabar este video sin cometer errores y manteniéndonos serios es todo un desafío. Cualquier cosa por tonta que sea y aun si no es graciosa nos hace reír como si fuera el mejor chiste del mundo.

Son las dos de la mañana y hemos grabado más de la mitad parte por parte, pero aún falta grabar.

Enderezo mi posición y carraspeo mi garganta —nos postulamos en el concurso para salvar al orfanato Sonrisas, nosotros somos voluntarios —tomo aire con rapidez —Vero y yo nos esforzamos por conseguir patrocinadores y cualquier medio de financiación que nos ayude, pero no es suficiente —una idea viene a mi mente —y más cuando el sugar daddy de mi compañera murió el mes pasado heredándole toda la fortuna a su esposa y dejándola a ella en la cochina calle.

Mi risa es de otro nivel igual que la de Felipe, ella me observa riéndose de la misma forma.

—¡Carlos, por favor ya! —se agarra la barriga. Me encanta hacerla reír —me duelen los músculos del abdomen de tanto reírme.

Felipe comienza a grabar y esta vez me concentro en terminar la grabación.

—Por eso tomamos la decisión de participar en este concurso, no por nosotros sino por nuestros amados niños.

Ella da una ligera sonrisa y continúa —anhelamos ganar y daremos todo en la pista de baile para lograrlo.

—¡Y corte! —Felipe pasa la mano cortando el aire.

—¡Al fin! —Vero se levanta del sofá y estira sus brazos —¡estoy agotada!

Bostezo —yo también, pero ahora tengo que transferir los archivos de la cámara a la laptop para comenzar a editar el video.

—Hasta mañana —camina hasta la puerta y sale de la habitación.

—¡Descansa! —no sé si me alcanzó a escuchar.

Hemos durado casi cinco horas grabando y siento que no fue suficiente, el tiempo que paso con ella se esfuma demasiado rápido. Cuando está lejos de mí solo pienso en el momento en que estemos juntos de nuevo. Disfruto hacerla reír, ver su sonrisa y sus ojos observándome detenidamente es algo que me fascina.

La incomodidad que existía parece haberse esfumado, sin embargo, cuando llegó de la cena intenté hablarle del beso en la casa del árbol y volvió a evadirme.



#12482 en Novela romántica
#7190 en Otros
#1153 en Humor

En el texto hay: romance, comedia y amor, romance drama comedia

Editado: 10.12.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.