Lejos de reconocer

Capítulo 48: Paternidad

Frunzo el ceño y pestañeo varias veces mientras ella me observa con sus ojos llorosos. Veo al niño envuelto en sus mantitas y mi corazón se acelera cuando un trueno estrepitoso se alcanza a escuchar, entonces miro por el balcón como los destellos resplandecen en el cielo por unos segundos dando paso a gotas de agua que comienzan a caer con fuerza.

—¿Qué dijiste? —me cruzo de brazos.

—Lo que oíste —baja la mirada hacia el niño y luego la alza de nuevo —es tu hijo, se llama Andrés.

Respiro profundo y alzo las manos a la altura de los hombros mientras las muevo hacia delante y atrás —ya va —hago una pausa —vamos a calmarnos. ¿Hace cuánto comenzaste a consumir drogas?

Empieza a llorar y pasa una mano por sus ojos —¡no estoy consumiendo nada! —respira agitada y sus labios tiemblan —¡Andrés es tu hijo!

Tengo ganas de tomarla del brazo y echarla fuera de mi departamento, pero está muy alterada y además no quiero hacer un espectáculo en el edificio.

Bufo agitando los labios y riéndome mientras pongo la mano en la frente —ok, por favor siéntate —ella vuelve a su puesto y yo al mío —abro los ojos y alzo las cejas preparándome para hablar —no sé qué decir más que —respiro profundo —explícame, ¿Por qué dices que es mi hijo? —junto las manos en un aplauso silencioso.

Coloca al niño en el sofá y lo separa del borde usando los cojines —cuando me fui a Nueva York —hace una pausa —al mes comencé a sufrir de náuseas, mareos y demás síntomas —aprieta los labios —me hice una prueba de embarazo y resulta que estaba esperando un hijo —me observa fijamente a los ojos —un hijo tuyo.

Me rio —supongamos que lo que dices es verdad.

Golpea sus muslos con las manos —¡es verdad!

—Cálmate —muevo las manos como un policía de tránsito que le da paso a un auto —está bien, es verdad —si claro como no —¿Por qué no me lo dijiste cuando lo supiste?

Se recuesta al sofá —después de haberte dejado no era tan fácil decírtelo —se encoge de hombros —además conocí a alguien que se haría cargo del niño.

Aprieto mi nariz —¿entonces estabas embarazada de mí y no quisiste decirme por qué había otro hombre que le daría el apellido a mi hijo?

Hace un gemido de llanto —si lo dices así suena horrible —murmuro y asiento.

—¿Y qué pasó con ese hombre? —muevo las manos —¿y con tu carrera de fotógrafa?

—Digamos que fracasé en ambas cosas —llora —y ahora, solo ahora me doy cuenta de lo estúpida que fui al alejarme de ti —pasa la mano por su nariz y se limpia —así que en resumen esa es toda la historia.

—¿Y por qué acudiste a mí? —hago un puño con mi mano derecha y apoyo mi mejilla.

—No tenía otro lugar a donde ir —dice que no con la cabeza y continúa llorando —por eso vine a tu apartamento.

Murmuro —¿Y tus padres?

Da una sonrisa de boca cerrada mientras limpia sus ojos —ellos no quieren a una hija que sea madre soltera y —suspira —una fracasada.

Pongo las manos en los muslos, miro hacia el techo y bufo —esto es mucho para digerirlo —asiento —puedes quedarte aquí hoy —me encojo de hombros —mañana, cuando las cosas estén más claras, hablaremos sobre esto.

—¿De verdad puedo quedarme? —sonríe y seca sus lágrimas.

Asiento y estiro los labios —sí —señalo la otra habitación —puedes quedarte allí, estarás cómoda.

—¡Gracias! —se levanta del sofá y se lanza sobre mí para darme un beso.

La freno con mis manos y alejo mi cabeza de ella —tranquila, no hay necesidad de muestras de afecto.

Los truenos y destellos se manifiestan cada vez con más fuerza, haciendo que una brisa fría ingrese por el balcón y recorra todo el departamento. Amanda toma al bebé y yo no puedo evitar observarlo con curiosidad mientras la ayudo con el bolso del niño y otra mochila que traía colgada en su espalda.

Caminando hasta la habitación abro la puerta, coloco los bolsos a un lado de la cama y ella se sienta con el niño en brazos y dándome las gracias una vez más. Yo solo asiento porque todo esto es de locos, incluso siento que me está comenzando una jaqueca.

Salgo de la habitación evitando hacer ruidos fuertes. Voy hasta mi cuarto y pasando el seguro me recuesto a la madera de la puerta y respiro profundo.

¿Qué acaba de pasar?

Cuando dije que quería que este mes me sorprendiera no pensé que el universo se lo tomaría tan en serio, siento como si una bomba atómica acabase de explotar destruyendo absolutamente todo. Sé que actué igual que un tonto al creer que ese bebe es mi hijo, y soy un idiota por dejar que se quedara, pero no podía echarla a la calle a estas horas de la noche y menos cuando el cielo se está cayendo a pedazos.

Quizás me subestima y piensa que me tragaré el cuento de que ese niño es mi hijo, es solo que como estaba tan alterada no quise confrontarla tan agresivamente. Lo mejor será enfrentarla con la verdad, así que hablaré con Camilo y le diga para que mañana mismo nos haga una prueba de ADN.

Saco mi celular del bolsillo y busco su contacto. El sonido de marcado se repite tres veces hasta que atiendo.

—Hola hermano, ¿Cómo estás? ¿Qué se te ofrece?

Tomo aire —estoy bien —eso creo —necesito pedirte un favor.

—Si claro, dime.

—¿A qué hora puedes realizar una prueba de ADN mañana?

—¿A eso de las once de la mañana estoy en la clínica —hace una pausa —pero, ¿Quién se va a hacer una prueba de ADN?

—Es un cuento muy largo hermano —suelto una risilla —de contártelo en este momento no me creerías.

Escucho que mastica chicle —entiendo, mañana me cuentas —escucho la voz de una chica en el fondo, parece ser Estela —ahorita, estoy ocupado.

—¿Estás con Estela?

—Si te digo con quién estoy, no me creerías —se ríe —mañana hablamos, te espero en la clínica.

Cuelga la llamada antes que pueda decirle algo más. Lanzo el celular sobre la cama y luego me tiro en ella. Bostezo y observo el techo mientras sujeto con ambas manos mi cabeza y analizo la situación. Hay un 99,9% de probabilidades de que Amanda me esté mintiendo, las circunstancias no la favorecen mucho, está sola y es evidente que necesita un padre para su hijo y como yo tengo cara de tonto, me quiere dar ese honor a mí.



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En el texto hay: romance, comedia y amor, romance drama comedia

Editado: 10.12.2023

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