Lemniscata

OH ROMEO, ROMERO ¿ERES TU MI ROMEO?

día siguiente al entierro de Raúl, asistí junto a Lena a clases. Mis amigos me preguntaron que tal me encontraba, pues Lena había contado la mentirijilla de que me había sentido indispuesta por la noche por lo que había decidido quedarme un día en casa. El viernes transcurrió rápidamente entre las clases, la academia y la sesión de cine que habíamos programado Lena, Tina y yo en mi casa; quien se había quedado a dormir en esta para ayudarme al día siguiente a prepararme para la cita con Kevin. A la 1:00 de la mañana las tres aun nos encontrábamos despiertas en la habitación hablando sobre chicos y chicas, mientras jugábamos al UNO, un juego que no pasó de moda a pesar de los años.

- Y te lanzó un +4.

- Tina, creí que éramos amigas. Esto es una gran traición por tu parte.

- Lo siento Lena, pero esto es un juego y suelo ser muy competitiva así que vete cogiendo esas 4 cartas sin hacer trampitas.- Estuvimos jugando hasta que el reloj dio las 1:45, momento en el cual decidimos que era mejor dormir si mañana no quería despertarme con ojeras. 

El sábado se presentó un poco nublado, por lo que las opciones que mis amigas habían elegido para mi cita quedaron anuladas. Mientras yo me fui a duchar y a continuación a peinarme, recogiendo mi pelo en una trenza rusa, mis amigas estuvieron revisando mi armario en busca de lo que ponerme. Cuando salí del baño envuelta en una toalla, mis amigas ya se habían decidido por un conjunto. Este estaba compuesto por un pantalón de vestir negro, una blusa de manga corta de color rojo con detalles en el cuello de color negro y una rebeca de color negro con botones dorados que creaban el coonjunto perfecto. Me vestí en el baño, dado que temía que Tina viera mi cicatriz en el costado e hiciera preguntas al respecto. Luego, también aproveché para maquillarme un poco: un poco de brillo de labios rojo sabor cereza y un poco de eyeliner de color negro en los ojos que hacía resaltar estes. Una vez arreglada salí del baño y me dirigí a mis amigas quienes estaban sentadas en la cama esperando a que acabase de arreglarme.

- ¿Ya estás lista para la cita?

- Si, lo estoy Tina.

- Pues ya era hora, Kevin debe estar al caer- Tenía razón. Eran ya las 12:00 y había quedado con Kevin a las 12:15.  Antes de bajar al salón me calcé con unos zapatos de salón de tacón bajo de color rojo y mi bolso de mano de color dorado con piedras en color rojo que iban a conjunto con el resto de la ropa. 

A las 12:15, sonó en punto el timbre de la casa. Me dirigí a la puerta despidiéndome de mis amigas. Al abrir la puerta vi a Kevin enfundado en unos vaqueros oscuros, una camisa blanca y una americana azul negra. Estaba realmente muy guapo. Había que admitirlo. Los dos nos quedamos mirándonos sin realizar ningún movimiento, hasta que a mi buena amiga Lena se le ocurrió decir

- He oído una puerta abrirse pero no cerrarse, así que me imagino que seguís aquí. Dejad de comeros con la mirada y poned pies en polvorosa que vais a llegar tarde.- Ese comentario consiguió sacarnos una sonrisa y romper la incomodidad del momento. Al final ambos salimos por la puerta cogidos de la mano rumbo a la ópera para ver el ballet de Romeo y Julieta. Tuvimos que coger el autobús solar para llegar al centro de la ciudad y llegar a tiempo a la ópera. Una vez que llegamos nos sentamos en nuestros respectivos asientos. Me encantaba la historia de Romeo y Julieta y su amor prohibido y todo su esfuerzo por terminar juntos a pesar de que sus familias eran enemigas y verlo representado a través del ballet hizo que me gustara más. Al terminar la obra y salir de la ópera vi que tenía mis mejillas mojadas, intenté ocultarlas pero Kevin se percató de ello.

- ¿Estás bien?

- Si, lo siento, es que esta obra siempre consigue hacerme llorar. Es muy triste que a pesar de todo el esfuerzo que ponen por su amor acaben muriendo ambos por culpa de una guerra entre sus familias- Mis lágrimas seguían recorriendo mis mejillas sin poder parar. Eran lágrimas causadas no sólo por la obra, sino por el hecho de que yo acabaría como Julieta, muerta, y Kevin como Romeo sufriendo y quizás sintiendo que el también se muere. Pero yo también quería mi historia de amor, merecía mi historia de amor al igual que los demás. Merecía ser amada aunque fuese por un pequeño período de tiempo.

- Está bien Aria, no tienes por qué disculparte- Me dijo Kevin secándome una lágrima y luego abrazándome- Además me gusta esta Aria, por un momento cuando te conocí, creí que serías una chica ruda por la forma en que me respondiste y te defendiste, pero ahora veo que detrás de todo esto- me señaló el cuerpo entero- hay una chica con sentimientos que espero que tenga tanta hambre como yo.

- Eres un idiota ¿Lo sabes?

- Eso suelen decirme- Juntos nos dirigimos a un pequeño restaurante con vistas a las montañas del Purgatorio, Infierno y Paraíso, quienes se les había dado ese nombre en honor a la obra "La Divina Comedia" de Dante. Nos sentamos en una mesa para dos y al rato el camarero nos preguntó que queríamos tomar

- Para mí una sopa de verduras y de 2º el entrecot con ensalada y para beber zumo de naranja natural



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En el texto hay: romance juvenil, secretos, drama

Editado: 07.09.2019

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