Lena y Rein

Capítulo 8. Reconciliación

Estaba cegada por las luces a mi alrededor, sentía el cuerpo arder, un impulso me movía y una enorme rabia se desbordaba, sentir mis garras afiladas atravesar a quienes se interponían en mi camino se estaba volviendo adictivo de repente, no veía más que siluetas como blancos de mi ira, mi vista nublada y mi olfato teñido de rojo me habían convertido en una máquina de aniquilación.

Los humanos me habían arrebatado a mi hermana, habían lastimado a Brito, mi pensamiento no era más que el de acabar con todos y cada uno de ellos.

Lena y Rein Capítulo 8: Reconciliación

 Sintiendo los párpados pesados, Rein abrió los ojos, con dolor en todo el cuerpo comenzó a gruñir por impulso, llamando la atención de Lena, quien se acercó rápido a ella. En el momento que intentó tocarla, el pelaje de la loba se erizó y comenzó a gruñir dándole la espalda.

-¡Aléjate de mi!- Exclamó furiosa.

Sorprendida, Lena retrocedió, la loba seguía gruñéndole.

-Lo siento, Rein… Me iré entonces- Dijo tomando las vendas y un recipiente con agua, se fue a la cocina donde Brito estaba preparando comida.

 -¿Ya despertó?- Le preguntó el ciervo sosteniéndose en una pata, la otra estaba vendada y la apoyaba apenas en el suelo.

-No tienes que hacer esto, yo puedo hacer la comida, debes descansar junto con Rein- Respondió Lena mientras cambiaba el agua del recipiente y enjuagaba las vendas.

Ambos se quedaron en silencio unos segundos, el sonido del agua corriendo y el fuego en la cacerola eran lo único que sonaba en la cocina, mientras al otro lado del departamento se escuchaba como la loba seguía gruñendo.

-Y… ¿Por qué no estás con ella?- Preguntó el ciervo rompiendo el silencio.

-Porque me odia…- Murmuró Lena comenzando a llorar, recargándose en el lavamanos.

Brito volteó a verla preocupado, acercándose despacio y palmando su cabeza delicadamente.

-Rein no confiaba en las personas hasta que te conoció a ti-

-¡Y yo traté de matarla!- Lo interrumpió quebrando en llanto.

Él se quedó un momento a consolarla, de rato se dirigió a la cama donde estaba Rein, quién gruñía de dolor e intentaba quitarse los vendajes.

-¡Deja de hacer eso! ¡La asustaste, loba tonta!- Le llamó la atención alzando la voz.

Rein parecía fuera de sí misma, se comportaba de una forma más irracional, como si su lado animal estuviera por encima de su ser de siempre, se movió bruscamente y gruñendo de pronto sobre la cama haciendo que Brito se sobresaltara por impulso.

-¡Fuera de aquí!- Le gritó a Lena que los veía desde la cocina -¡Los humanos son detestables! ¡Son los verdaderos monstruos!- Dijo apretando su herida, Lena le había lastimado en la parte superior izquierda del pecho con el cuerno de Brito.

Antes de que Brito pudiera intervenir nuevamente, Lena salió corriendo del departamento.

La loba se dejó caer sobre la cama, se había quitado la venda de brazo y comenzó a lamer las heridas que tenía a su alcance.

-Lena no te atacó… ¡Enloqueciste! ¡Casi matas a todos en la arena y no sólo eso… me atacaste… agradece que mis astas son fuertes, de no haber podido detenerte - Hizo una pausa -Lena me salvó de ti, idiota-

Rein dejó de lamer la herida en su brazo, empezando a recordar lo que había pasado.

-Todo es culpa de los humanos al final, no debí confiar en ellos- Murmuró acomodándose para seguir durmiendo.

-De verdad eres…- Alcanzó a decir el ciervo desistiendo de seguir hablando para ir detrás de la chica pelirrosa.

Lena se encontraba justo afuera, llorando por lo sucedido, desde el momento en que hirió a Rein tenía la esperanza de que las cosas se arreglaran cuando ella despertara, pero su ilusión ahora estaba destruida por la reacción que tuvo la bestia al verla.

-No le prestes atención, estoy seguro de que no lo dijo en serio- Le dijo el ciervo encontrándose con ella en la entrada del departamento.

La joven no respondió, estaba pensativa, el incidente de la noche anterior había revelado con quienes se encontraba y aunque los malhechores no parecían saber dónde estaba exactamente, temía que comenzaran a buscarla.

-Debo irme de aquí… Si me quedo con ustedes correrán peligro-

Brito echó una pequeña carcajada seguida de una sonrisa -No te dejes tanto crédito, niña. Nosotros ya estábamos metidos en problemas desde hace tiempo. Para empezar, Rein no debía estar ahí- Suspiró rascándose la nuca -A esas personas solo les gusta molestarnos sin razón-

-Es verdad… Nos molestan por ser diferentes- Contestó Lena mirando hacia abajo.

Esto último llamó la atención de Brito, sonriendo le picó la mejilla para contagiarle su sonrisa -No somos muy distintos entonces, no tienes por qué irte, de la loba yo me encargo ¿Está bien?-

La chica asintió con la cabeza, respiró profundo y pareció recuperar un poco su ánimo.

-Nunca había visto a una humana con tus características ¿Eres hija de una bestia?-

Lena se quedó pensando, cuando de pronto sintió una punzada en la sien -No puedo recordarlo… me duele cuando intento hacerlo, lo siento- Se disculpó -Lo único que recuerdo es esa habitación horrible y lo que pasé ahí dentro… cuando escuché la voz de Rein, sentí seguirla y de alguna forma pude escapar-

-¿Por eso te afecta tanto que Rein te rechace?-

-No quiero irme… Pero tampoco quiero ser una molestia… después de todo soy humana y ella odia a los humanos-

-Rein no odia a los humanos… les teme- Corrigió el ciervo -Y le doy la razón, hemos tenido muy malas experiencias con las personas por ser quienes somos-

-Entiendo eso… lo siento mucho- Contestó Lena.

-No puedo culparla, ha pasado por muchas cosas, aunque estoy seguro de que tú también, mira el estado en que llegaste a comparación de ahora, incluso Rein ha cambiado, no te rindas tan fácil-.




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