Lena y Rein

Capítulo 18. La Guerra y las bestias.

“Según distintas fuentes de información, la bodega abandonada era el punto donde versiones dicen esta peligrosa bestia buscaba ocultarse, luego de tomar como rehén al joven que habitaba la vivienda lo obligó a indicarle el camino hacia el sitio donde fueron encontrados por la policía luego de una denuncia anónima”

—¡Mentiras! ¡Todas y cada una! —Exclamó Brito empujando a Daniel hacia la oscuridad de un callejón — ¿¡Fuiste tú quién llamó a la policía y se inventó todo eso!?

—¡No! Yo no hice tal cosa, en cuanto vi a Bruno me separé del grupo y busqué ayudarles a escapar.

—Esa versión los deja bien librados del asunto, lo mejor será que se vayan. Nosotros recuperaremos a Lena— Les dijo Rein.

—Rein, de verdad lo lamento, no fue mi intención que todo esto pasara, ahora me siento mal por haberlos involucrado y por haber dejado sola a la señorita Lena —Se disculpó Bruno.

—Parece que esto ya era un plan contra nosotros, creo que algo similar habría sucedido aún sin haberte ayudado, era algo que estaba preparado para cuando llegáramos a esta ciudad —Concluyó Brito —Si ese es el caso, debemos tener cuidado de ahora en adelante pues parece que alguien nos sigue la pista.

Aunque Bruno insistió en seguir ayudándolos, Brito le pidió a él y a Daniel huir por su cuenta, separándose en dos grupos tomaron cada uno su camino.

 

Capítulo 18. La Guerra y las bestias.

 

—No comprendo… ¿Por qué me dice Ela? Mi nombre es —

—Ela, ese es tu nombre, eres mi nieta, a quién he estado buscando todo este tiempo, bienvenida a casa— La interrumpió el anciano.

—¿Me estaba buscando? —Empezó a preguntarse sintiendo una presión en su cabeza —¿Mi nombre es Ela? ¿Por qué no logro recordar nada sobre usted? —Dijo como sufriendo por el dolor que le provocaba intentar indagar en sus recuerdos.

—No te lastimes, hija, ya estás a salvo -Le dijo él -Esas bestias ya no podrán hacerte daño, nunca te separarás de mi ahora, siempre estaremos juntos —Dijo acercándose a ella e intentando tocar su mejilla.

—¡No! ¡No sé quién es usted! -Retrocedió la chica.

—¡Rein! ¿Dónde está Rein? -Gritó asustada- ¡Necesito regresar con mis amigos ¡Liebchen! ¿Dónde está mi cachorro? —

—¿Tu cachorro? ¿Te refieres a ese pequeño monstruo? -Preguntó el anciano como a punto de burlarse- Ahora veo que tu memoria esta dañada, ese hombre bestia te ha metido ideas extrañas.

—¡Rein es una chica! ¡Y no me tenía secuestrada, me salvó! —Dijo alzando la voz a modo de reclamo.

—Esos monstruos no son más que el resultado de un accidente que nunca debió ocurrir, no dejaré que te identifiques con ellos, yo, Lord Balthazar soy el primero que está de acuerdo en que esos seres deben ser censados y controlados, de ninguna manera deben mezclarse con las personas —Le dijo molesto quitándole de un tirón su sombrero.

—¿Dónde está Liebchen? —Insistió Lena recuperando su gorro y poniéndoselo de nuevo -Voy a regresar con Rein -Odio a los humanos y su manera tan absurda de pensar —.

—¿Odias a los humanos? Qué frase tan propia de un monstruo— Se escuchó una voz burlona acercándose a ellos, un hombre de traje jugando con una cuchilla elaborada con un colmillo se acercó colocándose a un lado del anciano.

Los ojos de Lena se abrieron ante la sorpresa, su cuerpo tembló al reconocerlo, era el mismo hombre que le había disparado a Brito y la había lastimado antes.

—¡Abuelo! ¡Ese hombre … ese hombre es malvado!  -Le gritó señalándolo.

Lord Balthazar alzó la mano y el hombre de traje besó su anillo, causando una gran confusión en Lena.

—Mi niña, como ves, tu mente no está del todo bien, es probable que tu memoria esté desorientada, este hombre es mi más leal ayudante y también te buscaba, fue ese lobo quién hizo todo el daño —

—No… -Se dijo insegura a sí misma- No fue así como pasaron las cosas… Ese hombre… Sus secuaces me… No… Rein fue quien me salvó —

—Hace casi 50 años comenzó una guerra -Empezó a narrar el anciano- Nadie sabe el motivo por el que inició, pero todos sabemos cómo acabó, la gran explosión—

Lena se quedó atenta, manteniéndose recargada contra la pared como un intento por alejarse de ellos.

—La gran explosión fue un estallido de energía mágica sin control, que afectó a las personas convirtiéndolas en lo que son ahora -Añadió golpeando su bastón en el suelo causando un eco en la habitación- En monstruos violentos sin sentimientos que deben ser vigilados—

—¡No es verdad! -Exclamó Lena- Rein, Brito… Bruno… -Murmuró recordando a sus compañeros- Todos ellos son cálidos, sus corazones son nobles, todos tienen miedo de las personas —Dijo en voz baja.

—¡Las bestias tememos a las personas! — Gritó molesta.

—¡Cállate! -Se acercó el hombre de traje a abofetearla- ¡No vale la pena hablar con esta mujer, bien estaba encerrada en esa habitación sirviendo de algo en vez de estar hablando tonterías! —Dijo para luego callarse de golpe.

—¡Usted me tenía secuestrada! ¡Fue usted! - Apenas alcanzó a decirlo cuando sintió que fue golpeada nuevamente, el impacto la hizo perder el equilibrio dejando su vista borrosa y sus sentidos desorientados.

—La chica resultó ser una maldita, un caso perdido -Murmuró el hombre de traje- Me gustaba más cuando era solo una niña asustada que se escondía en un rincón—

—Cállate Garret, ahora será más difícil lidiar con ella -Se lamentó el anciano- No me queda más opción que mostrarle el peor lado de esos monstruos para convencerla de desistir en querer identificarse con ellos—

—Rein… Liebchen… -Susurró la joven luchando por no desmayarse- Dijiste que ibas a regresar… por favor regresa por mí.

El anciano avanzó unos pasos de Lena que estaba tendida en el suelo, analizando las cosas que estaban pasando.




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