Lena y Rein

Capítulo 19. La Bestia Natural

Las bestias eran monstruos que alguna vez fueron humanos, personas inocentes que habían sido alcanzadas por la gran explosión de energía que terminó con la guerra sin sentido, se había enseñado por todos los medios cuan peligrosos eran, incluso se habían hecho redadas y se les había cazado para separarlos de las personas ordinarias.

Las bestias no tenían familia, no eran más que seres despreciables para la civilización que estaban expuestos a ser esclavizados por los bandidos, huyendo y ocultándose para evitar ser exterminados por la especie a la que alguna vez pertenecieron.

Sin embargo, aunque se decía a toda costa lo malos que eran, estaban siendo utilizados como armas por las personas que se mostraban buenas ante las miradas de la sociedad, la existencia de las bestias no había hecho más que sacar a la luz comportamientos detestables en los verdaderos monstruos, los humanos.

Capítulo 19. La Bestia Natural

—Mi… brazo -Dijo en suspenso el hombre mientras veía su extremidad en cámara lenta volar lejos de su cuerpo.

El anciano presionaba una y otra vez el aparato, sin conseguir aturdir a Rein, que estaba invadida por el enojo.

— ¡Es una bestia natural! -Exclamó guardando el aparato y apuntando su mano hacia ella mientras recitaba una especie de hechizo.

“Todo lo que está escondido bajo tu apariencia ha quedado al descubierto, manifiéstate ahora y muestra los secretos que ocultas, yo, el mediador te lo ordeno” Gritó.

Rein se lanzó a atacarlo una vez que escuchó su intervención, el hechizo la alcanzó de lleno, envolviéndola en una sombra que cambió de su forma ordinaria a una mucho más grande.

Lena tomó a Liebchen, descubriendo que aún respiraba se apresuró a tomarlo en sus brazos y apretarlo contra su pecho.

— ¡Déjala en paz! -Gritó desesperada intentando acercarse a la sombra donde estaba atrapada la loba.

Brito reaccionó y aún aturdido se apresuró a estirar a la joven hacia atrás, una explosión de energía los lanzó unos metros.

— ¡Brito! -Se escuchó la voz de Bruno acercándose a ellos, Daniel estaba montado encima, se habían retrasado por la presencia de la policía y el sonido había aturdido al bisonte de la misma manera que a ellos.

— ¡Llévense a Lena y al crio! -Les ordenó empujando a la joven que se negó a subir al bisonte y sólo extendió los brazos para entregarle el cachorro a Daniel.

—Por favor… consigue ayuda para Liebchen… Está muy malherido -Le pidió –Apresúrense y váyanse cuanto antes!

-Como diga, señorita Lena -Respondió Bruno preparándose para salir corriendo a toda velocidad.

Lord Balthazar no se había movido un centímetro, Garret estaba en el suelo sin vida mientras una figura monstruosa se mantenía posada encima de él.

Un par de alas se extendieron disipando el polvo que se había levantado tras la explosión, mostrando a un ser de pelaje negro y grandes alas de gárgola.

—Esas alas -Murmuró el anciano bastante sorprendido -Reconozco esas alas -Añadió.

Rein rugió con agonía, como si estar en esa forma le doliera muchísimo, desesperada rasguñó el cuerpo de Garret hasta casi despedazarlo, mirando fijamente al anciano se impulsó sobre sus piernas para atacarlo.

El anciano apenas logró esquivar su ataque, ayudándose de magia se movió rápidamente evitando los rasguños y mordidas de la temible bestia.

—Esto son las bestias, mi querida Ela -Se dirigió a la joven mientras peleaba con Rein.

— ¿Esto es lo que quieres ser? -Le gritó mientras continuaba evadiendo los ataques de la loba desenfrenada en ira.

Lena estaba sin palabras, sus ojos estaban completamente abiertos de asombro y miedo de lo que observaba, Brito tampoco daba crédito de lo que estaba pasando.

— ¿Esa es Rein? -Preguntó el ciervo perplejo.

“¡Que la luz se materialice y aprisione la aflicción!” Gritó el anciano.

Recitando un nuevo hechizo, Lord Balthazar encadenó con energía a la bestia, desapareciendo de su alcance tomó la muestra de sangre que Garret le había tomado a Lena.

—Si no me doy prisa, este monstruo terminará sacándome de mis casillas –Pensó.

Los rugidos de Rein se hicieron más profundos, su dolor se transmitía y su desesperación por liberarse se palpaba en el ambiente.

— ¡Basta Rein, por favor! -Exclamó Lena quebrando en llanto.

El anciano levitó alejándose del monstruo, mientras el exterior de la casa se llenaba de policías y medios de comunicación.

—Debemos irnos, Ela -Dijo extendiendo la mano -Si te quedas aquí ese monstruo va a matarte.

La bestia seguía forzando las cadenas de energía empezando a romperlas.

—Lena, yo me encargo de la loba -Le dijo Brito -El tipo que te hizo daño ya no existe, tu abuelo… -Miró de reojo a Rein que seguía fuera de sí misma -Tu abuelo tiene razón, ve con los humanos.

—Quien lastimó al cachorro y quien te hizo daño fue Garret, no permitiré que nada te pase, Ela, vámonos de aquí -Insistió el anciano extendiendo la mano hacia la joven.

Rein rompió las cadenas y extendió las alas, destruyendo todo lo que había en la habitación, en su frustración comenzó a golpearse contra las paredes y salió por la ventana haciendo que Lena perdiera el interés en su abuelo.

— ¡Necesito ir con Rein! -Exclamó dándose la vuelta para dirigirse a Brito.

— ¡Por favor, tenemos que seguirla! -Le pidió al ciervo.

Brito se transformó para que la chica se montara en su espalda, sin decirle nada al anciano salieron a toda velocidad de la casa.

La policía entró, encontrando a Lord Balthazar en medio de la habitación destruida.

—Las bestias perdieron el control, mataron a mi guardaespaldas y se han llevado a mi nieta -Dijo sin ninguna expresión.

A una buena distancia, Brito corría a toda velocidad para intentar ubicar a la bestia, Lena iba en silencio, atenta a las señales de destrucción que había a su alrededor, postes, arbustos e incluso autos dañados los dirigieron al bosque, a las afueras de la ciudad.




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