Era el día después de que MC y Leon compartieran por fin sus corazones. El sol deslumbraba en lo alto, y sus rayos dorados iluminaban a dos figuras que estaban juntas en los jardines.
NOKTO- ...¿Qué quieres esta vez? No he vuelto hasta el amanecer y necesito dormir.
LEON- No te preocupes, esto no tomará mucho tiempo. Sólo te he llamado para darte las gracias. Nokto... gracias por ayudarme como lo hiciste.
NOKTO- Ugh, no soporto cuando te pones formal conmigo. Espero que no pienses que lo hice por la bondad de mi corazón o algo así.
LEON- En realidad no. Entonces, ¿qué quieres a cambio?
NOKTO- Voy a tomarme un tiempo para pensarlo. Después de todo, ahora eres el hombre en el trono, así que hay un montón de maneras en las que podría hacer uso de eso.
LEÓN- ¡Ajá! En ese caso, espero con impaciencia tu respuesta.
La risa de Leon resonó en los jardines, pero cuando volvió a apagarse, su mirada se dirigió hacia el palacio.
LEON- Será mejor que me vaya. MC está esperando.
NOKTO- Daaw, eres tan codependiente. *De todos modos, nos vemos.
Nokto se dio la vuelta y empezó a alejarse, sus lánguidos movimientos insinuaban lo que había estado haciendo la noche anterior.
LEON- Nokto.
NOKTO- ¿Hmm?
LEON- Sé que no eres de los que hacen las cosas por la bondad de su corazón, pero... tampoco creo que seas de los que hacen algo que no les mueva el corazón, al menos un poco.
Nokto se quedó quieto, todavía de espaldas a Leon, y el silencio se extendió entre ellos durante un momento.
NOKTO- Si tan sólo lo supieras con certeza, ¿eh?
Nokto ni siquiera se molestó en mirar hacia atrás mientras levantaba la mano en un gesto despreocupado y seguía caminando hacia el palacio. Por un breve momento, una sonrisa se dibujó en sus labios, pero por suerte para él, no había nadie que la viera. El Tiempo de la Belleza descansaba en su cúpula de cristal, con un pétalo aún aferrado tenazmente, su color brillante y vibrante. A su lado estaba la proclamación del rey, lista para que yo escribiera el nombre del próximo rey. La cogí y, mientras la contemplaba, mi mente se llenó de recuerdos de todos los días que había pasado allí, en palacio.
(Pero todo empezó cuando te conocí, ¿verdad, Leon? Antes incluso de venir aquí)
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LEON- Si de verdad quieres armar jaleo, te llevo yo. ¿Qué te parece?
MC- ¡Ahh!
Leon fue quien recogió todos mis libros caídos y me los devolvió con una sonrisa. Ya entonces era más grande que la vida, y conocerle había hecho girar las ruedas del destino y cambiado mi vida para siempre. Fue como si me hubiera arrastrado de cabeza a la historia más cautivadora que jamás había leído... y me hubiera convertido en uno de los protagonistas.
(Siempre me recordaste a un héroe de cuento, y adoraba eso de ti. Quería ser como tú. Pero...)
Se había esforzado tanto por ser ese héroe para todos los demás... por ser fuerte, valiente y noble para los que le rodeaban. Lo había ocultado todo... su dolor, su debilidad, su desesperación... y había seguido sonriendo y repartiendo esperanza allá donde iba. Y antes de saber lo que estaba pasando, me había enamorado de él con locura, desesperadamente. Pero el amor que ardía en mi corazón no era el tipo de amor que siempre había anhelado, el amor sobre el que había leído en los libros. Siempre había imaginado que el amor era brillante, dulce y alegre, pero el amor verdadero era mucho más complicado que eso.
(He llorado tanto, y he herido y me han herido a cambio. Pero aun así, conocer a Leon... es como si siempre hubiera estado predestinado. Y estoy tan agradecida por él que no me importa si el destino no vuelve a agraciarme con otra cosa nunca más)
Cogí la pluma y escribí con cuidado «Leon Dompteur», luego firmé la proclamación del rey y la dejé en el suelo.
LEON- MC.
El corazón me dio un vuelco en cuanto oí la voz de Leon, y me giré para verle caminar hacia mí. Se detuvo a mi lado, con la mirada fija en el Tiempo de la Belleza, escondido dentro de su cúpula de cristal. Ambos permanecimos en silencio un momento, y luego murmuró en voz baja.
LEÓN- «¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa, con cualquier otro nombre olería igual de dulce».
(Leon...)
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LEON- Como he dicho, aún no lo he leído todo, pero... me gusta mucho esta línea de aquí.
MC- ¿Cuál?
LEON- «¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa, con cualquier otro nombre olería igual de dulce».
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Aún recuerdo su sonrisa cuando me dijo lo mucho que le gustaba esa frase.
(En aquel momento no lo entendí, pero ahora sé por qué te gusta tanto esa frase. Durante todo este tiempo, has estado pidiendo a gritos que alguien encontrara tu verdadero yo.)
LEON- Desde que renuncié al niño que era, he vivido mi vida pensando que matar a mi verdadero yo era lo correcto. Pensé que era mi deber, y la soledad... pensé que significaba fortaleza. Pero estaba equivocado, ¿no?
Levanté la vista hacia él, y vi algo amable en su mirada... algo que parecía aceptación.
LEON- Aceptar quien eres, y ser capaz de abrir tu corazón a la gente que quieres... eso es lo que nos hace fuertes. Es tan simple, pero... nunca lo sé. Tú me enseñaste eso, MC.
Leon me pasó el brazo por el hombro, acercándome, y luego se inclinó y apretó su frente contra la mía.
LEON- ...Muchas gracias.
Aquellas sencillas palabras parecían temblar en el aire, cargadas con el peso de todo aquello con lo que Leon había luchado a lo largo de los años.
MC- De nada. Y... yo también tengo muchas cosas que agradecerte.
Su sonrisa me cautivó, y su mirada me cautivó, y entonces ambos estábamos moviéndonos, nuestros labios encontrándose en un suave beso. Nos apartamos y, sin pensarlo, volví a echar un vistazo a Beauty's Time. En ese preciso instante, el último pétalo se soltó y flotó hasta el fondo de la cúpula, como anunciando que su deber aquí había terminado.