Le había dado a Leon todas las palabras que me quedaban por dar, todas las palabras que esperaba que le apoyaran. Las únicas palabras que quedaban eran. "Te quiero". Pero temía que si esas palabras salían de mis labios, mi corazón sería prisionero de él para siempre. Así que no dije nada.
(No hay nada más que decir. Lo que significa que tengo que irme
· MC- Siento haber llorado sobre ti. Debería ir...
Pero incluso cuando me aparté de su mirada lambiscona, me cogió por el hombro, y volví a caer contra las sábanas.
(Leon?)
Yo jadeaba, como si hubiera corrido kilómetros, y él me miraba fijamente, con su mirada desamparada y rota.
· LEON- MC... no te vayas.
(Oh, dios...)
· LEON- Dijiste... que te quedarías conmigo...
Deseaba más que nada en el mundo quedarme con él, pero sacudí la cabeza rápidamente, apretando los labios antes de que las palabras se liberaran. Sentí que las lágrimas se derramaban por mis mejillas, pero Leon se inclinó hacia mí y las besó antes de que cayeran sobre las sábanas. Su mano grande y áspera se enredó en mi pelo, acariciándolo suavemente, y luego me rodeó con sus brazos, aferrándose a mí mientras sus labios rozaban mi oreja.
· LEON- MC... Te necesito.
Su voz profunda me imploraba, dulce y apenada, y me costó todo lo que tenía dentro de mí no echarle los brazos encima. No fue hasta ese momento que me di cuenta de lo mucho que había deseado oírle decir eso, aunque fuera una sola vez.
(Te necesito, León... Ni siquiera sé cómo voy a vivir sin ti)
Me besó el cuello, con fervor y necesidad, como si pudiera sacarme las palabras de alguna manera.
· LEON- MC... Te quiero.
(Leon... Leon, yo tambien te quiero...)
Si bajaba la guardia un solo segundo, todo iba a salir a la luz, y me mordí el labio desesperadamente, tratando de contenerlo. Su mirada oscura parecía estar observando mi alma y viendo las respuestas que allí se escondían, y tiró de mi labio inferior, como si los animara a liberarse.
· LEON- Si no puedo tener tu amor, prefiero morir, porque una vida sin tu amor no es vida.
(¡Leon...!)
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LEON- ¿Cuál es tu frase favorita de este?
MC- Hay muchas líneas realmente buenas, así que es difícil elegir, pero... aquí, me gusta esta. Si no puedo tener tu amor, prefiero morir, porque una vida sin tu amor no es vida en absoluto.
LEON- Una vida sin tu amor no es una vida en absoluto, huh?
MC- Sí. Es que... me hace preguntarme cómo se sentiría, enamorarse tan profundamente de alguien.
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Era la frase que una vez le había dicho que era una de mis favoritas.
(No puedo creer que me digas eso ahora. No es justo!)
Su mirada era tan conflictiva como mi corazón, y mi corazón se rompía en pedazos mientras nos mirábamos. Entonces sus labios encontraron los míos, su beso embriagador y desesperado, y gemí sin poder evitarlo, mis ojos se cerraron. No podía respirar, no podía pensar... lo único que podía hacer era sentir. Y lo que sentí fue deseo, y pasión, todo mezclado con dolor. Era demasiado. Cerré las manos en puños, golpeando débilmente su amplio pecho, y él se apartó, mirándome fijamente.
· MC- Eso no es justo, Leon!
Me miró fijamente en silencio, con su mirada impenitente, y se me escapó otra lágrima.
· MC- ¡Mañana tenemos que despedirnos para siempre! ¡No podremos volver a vernos! No me digas esas cosas!
· LEON- Porque?
(Ya sabes la respuesta a eso, maldita sea)
Pero incluso la forma en que no cedía, la forma en que me forzaba y respondía... todo formaba parte de por qué lo amaba tan desesperadamente. Había intentado aferrarme al sentido común y a la razón, pero todo se desmoronaba ante sus palabras y su mirada. No había nada a lo que aferrarse, ahora... nada más que la parte cruda y vulnerable de mí que lo anhelaba desesperadamente.
· MC- Si pongo ese sentimiento en palabras, como tú lo hiciste... nunca podré amar a nadie más que a ti.
Eran sólo palabras, pero eran palabras que tenían poder. Mientras no las dijera en voz alta, el tiempo podría curar las heridas de mi corazón, podría limar las asperezas hasta que incluso los propios sentimientos desaparecieran. Pero si ponía esos sentimientos en palabras -si los decía en voz alta, si dejaba que nos unieran-, esos lazos se mantendrían para siempre. Leon cogió mis manos entre las suyas, entrelazando nuestros dedos, y me empujó contra la cama, inmovilizándome allí.
· LEON- Si decirlas significa que nunca amarás a nadie más que a mí...
Buscó mi mirada, y yo busqué la suya, temblorosa e hiperconsciente de cada punto en el que su cuerpo cálido y musculoso presionaba contra el mío. Respiró profundamente y, de repente, me quedé mirando los ojos de una bestia... los ojos de un depredador que me consumió con una mirada.
· LEÓN- Dígalo.
Me oí jadear, pero estaba perdida en él, y el sonido me pareció extrañamente lejano. La bestia despojó todo lo que había construido a mi alrededor, hasta que sólo quedó el intenso y agridulce amor que sentía por él.
(No puedo huir, ya no. Y... no quiero huir. No quiero esconderme de lo que siento. Aunque decirlo en voz alta signifique que nunca amaré a nadie más que a ti... ya no me importa, porque no quiero ni necesito nada más que tu amor)