Leonora H

CAPITULO 4

El tema de la peineta no salió de la casa de los Ferguson, Alicia estaba sorprendida de que no le comentara el incidente a su jefa la señora Catalina, siguió trabajando para ella, por el contrario, la señora Ferguson siguió mandando hacerse vestidos como si nada hubiera pasado, no comprendía por qué, pero mejor sería no averiguar, esa semana la señora Catalina les dio a sus empleadas unas cuantas monedas más por época navideña, Alicia los guardaría para la cena de navidad.

Ese mismo día en casa de los Tankerville había un gran alboroto, Felipe el hijo mayor regresaba de su internado en escocia, Maggie le dio un gran abrazo de bienvenida, por fin su compañero de juegos y de pláticas llegaba a pasar dos semanas, los dos hermanos eran muy cercanos nunca habían ido a la escuela, siempre habían tenido maestros particulares hasta hacía unos meses cuando Felipe cumplió doce años y lo matricularon en uno de los colegios privados más importantes de escocia el George Heriot, Maggie también ingresaría a esa escuela, pero a nivel superior para cursar su carrera profesional en unos cuantos años más.  Margarita estaba tan contenta de tener a su hijo que mando servir los platillos favoritos del jovencito, los cuatro sentados a la mesa platicaban de los recientes acontecimientos, Felipe les dijo a sus padres que iba muy bien en la escuela, que sus calificaciones eran excelentes, y que había hecho amistad con varios chicos, Margarita estaba encantada, veía que su niño ahora era todo un jovencito, casi se le salían las lágrimas.

-Tienes que hacer tu mejor esfuerzo hijo, - comentó su padre – por que algún día te harás cargo de todos mis negocios.

-A sí lo haré padre.

-Hermano, mi madre te mandó hacer un traje muy bonito para la fiesta navideña de la condesa Clayton está en tu recamara.

-Ya lo veré más tarde.

-Aquí es la vida tan monótona que de lo único que se habla es de la fiesta de la condesa.

-Mi escuela no es para nada monótona, siempre pasa algo, - dijo Felipe muy contento, se le notaba que le gustaba mucho su internado y el convivir con los niños.

Cuando terminó la cena Felipe fue a buscar un libro a la biblioteca porque había adquirido la costumbre de leer antes de dormir, Maggie fue a buscarlo.

- ¿Tienes muchos amigos en tu escuela?

-Si muchos, – notó que su hermana se ponía triste, - pero tú también tendrás muchas cuando vayas a estudiar.

-Yo solo tengo una amiga.

-A si y ¿quién es? – preguntó mientras cogía un libro y le daba una ojeada.

-Su nombre es Leonora. – Su hermano tratando de deshacerse de su hermana no quiso saber más y le cambio la plática diciéndole que quería irse a dormir que estaba muy cansado.

-Hasta mañana Felipe que descanses.

Al día siguiente Alicia fue enviada a llevar los vestidos de la señora Tankerville, Leonora que ya había terminado de tirar la basura de la tienda, fue con su madre a hacer la entrega, madre e hija se midieron los vestidos, eran hermosos, el de Margarita era de ceda en color crema su color favorito, pero Alicia le había agregado unas conchitas de mar como adorno, era algo atrevido y nuevo el meriñaque era tan grande que apenas podría entrar por la puerta, Margarita quedó encantada, mientras que el vestido de Maggie era  de color morado uva, lleno de holanes también con mucho volumen, pero hasta los tobillos como era usual en las niñas.  Maggie rápido se lo quitó e invitó a Leonora a ir a ver el árbol de navidad, las dos niñas bajaron los escalones, el árbol era tan grande que casi llegaba al segundo piso, estaba adornado con esferas plateadas, doradas, azules y rosas, tenía figuras de ángeles, palomas, copos de nieve, y otra cantidad de figurillas, un tren estaba enroscado alrededor del tronco, las nochebuenas y muérdagos con moños dorados estaban por doquier adornando la sala y recibidor de los Tankerville.

-Que hermoso árbol, nunca había visto uno igual – las luces del árbol iluminaban más el rostro de las niñas, tomó un ángel de porcelana entre sus manos, era la figura de una mujer con vestido largo al estilo griego, con unos largos cabellos y unas alas grandes que brillaban con las luces del árbol.  Felipe que pasaba por ahí le llamó la atención la niña que estaba junto a su hermana,  se acercó a ella, pero estaba tan ensimismada viendo el árbol y el ángel que no se dio cuenta de su presencia, Felipe vio a una niña con unos enormes ojos negros con largas pestañas, sus labios eran grandes bien formados, de piel trigueña, sus cabellos largos lacios recogidos por una coleta de caballos le llegaban casi a la cintura, el jovencito ni se fijó en lo andrajoso de su vestido ni en sus roídos zapatos, solo se fijó en esos ojos grandes y alargados, enmarcados con unas cejas gruesas negras, y sus largas pestañas, él nunca había visto unos ojos como los de esa niña.

-Felipe, Felipe – Maggie tuvo que llamarlo dos veces para que saliera de su letargo, Felipe pestañó dos veces y dijo…

-Eh sí.

-Ella es mi amiga Leonora. – El niño como todo un caballerito le tomó su mano y se inclinó, fue solo un segundo que él le estrecho su mano, pero para él fue como un siglo en el que se le erizó la piel.

-Felipe Tankerville – Pudo pronunciar.

-Leonora Hayden. – Leonora que no tenía la misma educación solo le sonrió, ella no tenía ni idea de la impresión que le había causado al joven de la casa, ella solo miraba la imagen del ángel.



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En el texto hay: romance, desierto, piramides

Editado: 14.06.2022

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