Leonora H

CAPITULO 7

El colegio George Heriot estaba situado a las afueras de Edimburgo, era una gran edificación dividido en secciones, con largos salones de clase, la biblioteca que era de gran tamaño contenía una gran coloccion de libros, los dormitorios de los jóvenes y de las jóvenes, en el centro una especie de torre en donde estaban las oficinas y salones para los maestros, tenía a su alrededor grandes extensiones de jardines en la parte de enfrente y un bosque en la parte de atrás, amplios pasillos dividían los salones, las jóvenes podían caminar libremente con sus vestidos anchos, para finales de mil ochocientos no eran muchas las jóvenes que se matriculaban para cursar los estudios superiores.

Dos jóvenes sencillamente vestidas entraban por la puerta principal y fueron directo a las oficinas donde tenían que darse de alta, un profesor de aproximadamente cincuenta años las recibió, les pidió que se sentaran y comenzó a leer sus documentos.

-Veamos, usted es la señorita Hamilton ganadora de la beca de los trabajadores del congreso – Julia asintió con la cabeza, - Y usted la señorita Hayden protegida del señor Ferguson.

-Así es señor.

-Bien, por lo que veo, las dos terminaron sus estudios con un muy buen promedio, en especial usted señorita Hamilton, tiene muy buenas recomendaciones, pero debo de decirle que tiene que mantener su buen promedio para que no pierda su beca.

-Me esforzaré mucho señor.

-Ya lo creo que sí, bueno no tengo más que darles la bienvenida, y una cosa más. – Las dos jóvenes lo miraron atentas.

-Ustedes son señoritas, soy total partidario de que las mujeres tienen que tener el mismo derecho que los hombres, no me hagan quedar mal. – Las jóvenes se sonrieron.

-No lo haremos. – Contestó Julia.

La señora Dinora era la encargada del dormitorio de las señoritas, condujo a las dos jóvenes a sus habitaciones, eran amplias con una cama, un closet, una mesita donde podían hacer sus tareas o estudiar y un sillón, pero lo mejor de las habitaciones era un gran ventanal con vista al bosque, para Leonora era más que suficiente ya que ella siempre había dormido en una cama ubicada en la cocina, pero fue Julia la que estaba realmente impresionada ya que siempre había dormido en un salón grande con unas diez camas a lo largo y en ocasiones tuvo que compartir la cama con alguna compañerita, de manera que tener su propia habitación ya era más que suficiente, dio un salto en la cama y dijo…

-Mi propia habitación. – La vida le había regalado esa oportunidad y no la iba a desperdiciar.

Ya era tarde cuando alguien tocó a la puerta de Leonora, hacia un rato que la lámpara de gas se había apagado, y tenía una vela encendida, abrió la puerta y pudo reconoció en la persona que estaba junto a su puerta la delgada y lánguida figura de su amiga Maggie.

- ¿Cuándo llegaste? –preguntó entusiasmada mientras la joven pasaba a la habitación.

-Hace un par de horas, pero me estaba instalando.

-Bueno yo solo acomodé un par de vestidos en el closet y terminé de instalarme. – Las dos jóvenes sonrieron.

-Si me será un poco difícil acostúmbrame.

-A todas nos costará, unas porque se les hará un poco estrecho el lugar y otras por que se le hará un poco amplio. – Comentó Leonora recordando la enorme habitación de Maggie.

-Bueno sí, pero vamos a estar bien, ahora me voy, mañana hay que levantarse temprano.

Las tres jóvenes apenas si pudieron dormir, sentían un poco de ansiedad por sus nuevas vidas, y antes de que el sol saliera ellas ya estaban despiertas dando vueltas en la cama, a las seis y media de la mañana se levantaron se comenzaron a alistar, salieron a diferente hora del dormitorio ya que no se vieron, como cada una tenía diferentes clases, tomaron sus caminos.

Leonora había decidido tomar la carrera de redacción, quería en un futuro, conseguir un empleo en un periódico o en una revista como su padre, y fue corriendo a su salón de clases pero cuál fue su disgusto al encontrar sentada en una de las bancas a Clara Ferguson, Clara también se sorprendió sabía que su andrajosa prima estaba en el colegio, la miró de pies a cabeza como era su costumbre desde niña, vestida igual que ella con el uniforme a cuadros gris y rojos, no se veía la diferencia de clases entre ella y su prima, no dijo nada solo le levantó una ceja, ya pensaría en algo para humillarla.  A las diez de la mañana los jóvenes tenían que ir al salón comedor para tomar el desayuno, Leonora caminaba por los jardines buscando a sus amigas, no quería comer sola, a lo lejos vio a Julia le gritó y esta fue a reunirse con ella.

-Qué bueno que me encontraste te andaba buscando. – Le dijo Julia.

- ¿No has visto a Maggie?

-Sí, la vi por allá pero no le hable, yo no le tengo tanta confianza.

-Ven vamos por ella. – La encontraron y decidieron ir a tomar el desayuno, pero antes de entrar al salón se les atravesaron tres jóvenes era Clara junto con otras dos chicas se notaban aristócratas, una de ellas su amiga Lucia Richards.

-No puedo creer que en este colegio tan prestigiado dejen entrar a cualquier gentuza, – Clara clavaba su mirada en Leonora, - de haber sabido que las cosas han cambiado tanto en este lugar jamás habría entrado aquí. – Maggie y Julia se indignaron por las palabras de la joven, pero Leonora la conocía muy bien.



#2011 en Novela romántica
#715 en Otros
#140 en Novela histórica

En el texto hay: romance, desierto, piramides

Editado: 14.06.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.